5 de Mayo de 2024 •

17:11

Columbus
77°
nubes dispersas
64% humidity
wind: 12m/s W
H 80 • L 74
77°
Sun
75°
Mon
73°
Tue
82°
Wed
72°
Thu
Weather from OpenWeatherMap
TW IG FB

10 de agosto 2021

Leandro Beier

MI AMOR POR VOS SE VE TAN GRANDE

Tiempo de lectura: 4 minutos

Escribir algo casi imposible. Voy a armar más un contexto afectivo. Y delinear algunas sensaciones. Para empezar, entre muchas otras cosas, Messi es una lección de mi hermano. Quiero decir, Juan Manuel, mi hermano 12 años menor, me transmitió el amor por Lío hace mucho. Yo todavía lo veía con desconfianza, raro, sin entender del todo. Tenemos 24 y 36. Para Juan ver a Messi en la Liga Española fue habitual. Y ahí hay un primer dato: Leo es un jugador del mundo globalizado en una escala que para una generación es normal. Antes que la de River, Juan tuvo una camiseta del Barça.

En nuestro caso ese amor se abrazó además con la época dorada del indie que, pongámosle, va de 2004 con la salida de “Navidad de Reserva” de El Mató a un Policía Motorizado hasta 2015 con la salida de “Jungla de Metal 2” de Bestia Bebé. Canciones, discos, sellos y ciclos, consagrados a la antiépica y la intimidad. El indie celebraba a los perdedores, los amores rotos, los pequeños triunfos, las derrotas, la amistad. Los temas chiquitos y sensibles. Una banda de sonido sin héroes –el club de los que no quieren club- tiraba Valentín y los Volcanes para una época donde, creíamos, las cosas iban más o menos bien. Y ese sonido también era un punto de fuga del discurso estatal cristalizado en lo nacional y popular, y reivindicado por el sujeto histórico del momento (“las juventudes militantes”), que sostenían la inocencia anacrónica de una ética del sacrificio. El indie constituía una zona para la interioridad en un momento de quizá excesivo, impostado y necesario, todo junto, compromiso público. Claro que las cosas se cruzan y no sé si había algo semejante a “sujeto histórico”. Pero la onda general fue por ahí. O la vivimos así.

Muchos llegamos a anhelar con su renuncia a la selección. “Que viva feliz en Barcelona con Anto y sus hijos”, pensamos. Sacarle la mochila. Queríamos que descanse de las exigencias, las críticas, las comparaciones

Compartir:

Messi no arrastraba “folclore”. Messi no parecía un tipo pretensioso. Por la pelota me juzgarán. No venía a redimir a los fantasmas caídos de la historia. Y eso se traducía en su cuerpo, su mirada al piso, o sus condenas porque… “no canta el himno”. Messi se nos aparecía como el chico con más ganas de hacer lo que le gusta que de cumplir una misión.  Así sus silencios, su “apatía” de estar en la suya, sin que lo jodan, lo convertían, paradójicamente, en referente de una generación. Belleza y timidez, magia y pudor. Ese carácter enamoró a mi hermano, con su sensibilidad taurina: simple y apegado a las cosas, y dueño de un mundo interior maravilloso. Messi como un par, como un amigo lleno de magia que te regala futbol HOY. Messi y la pelota, acá, ahora, sin necesidad de ese extra, ese “resto inasimilable”, mitológico, nacional, tribunero y con tono de periodista deportivo rancio. Sin la poesía de Apo. Sin el barrilete cósmico.

El 2014 cierra esa vuelta del universo con el subcampeonato del mundo. Entre la alegría y la tristeza todos fuimos los chicos abrazando a Leo. Lo quiero mucho a ese muchacho se hizo un himno. Y después de la antiépica y nuestra versión de Messi vino la depresión. Entre la Copa América de Chile y la de Estados Unidos, el mundial de Rusia, la copa América Brasil 19, todo se puso cuesta arriba; y, por supuesto, el telón de fondo macrista. El fracaso del gobierno amarillo dejó la depresión sin épica. Antes del covid, ya estábamos en esa pandemia que Fisher anunciaba en su blog. Todos rotos, como nuestro corazón en cada una de esas finales. Claro que los destellos de felicidad también estaban ahí. Los tres goles a Ecuador en eliminatorias 2017, sólo por decir algo, alimentaban el amor infinito y nuestra actitud defensiva. Saltábamos por Leo donde fuera y con quien fuera.

A la par Messi  empezaba a mostrar que el amor también es paciencia y persistencia. Seguía viniendo, y viniendo, y viniendo. Muchos llegamos a anhelar con su renuncia a la selección. “Que viva feliz en Barcelona con Anto y sus hijos”, pensamos. Sacarle la mochila. Queríamos que descanse de las exigencias, las críticas, las comparaciones. No podíamos entender cómo, porqué, para qué. Pero Leo insistía. Y creo que en ese punto, esa entrega y el paso del tiempo lo abrieron a todos. Porque en un punto insistir tanto ya no se explicaba, era una locura y un acto de amor.  Cada partido un acto de amor. Santi Motorizado tiró otra vez en 2017 nuestro mantra: Sueño el triunfo de alguien que lo merece. Alguien que lo merece.

Así sus silencios, su “apatía” de estar en la suya, sin que lo jodan, lo convertían, paradójicamente, en referente de una generación. Belleza y timidez, magia y pudor

Compartir:

Todavía no logro dimensionar la copa de este año. Se siente como bocanada de aire fresco, como el sol de la primavera en la cara. Como los días felices. En el caos de todo, en el ruido y el desánimo generalizado, Leo y la copa, Leo y la selección, Leo y el minuto 98 cuando pide el tiempo, Leo y el minuto 98.30 donde cae al piso llorando como niño agarrándose la cara, abrazado por todos. Leo y el gol de Fideo, Leo llamando a Anto. Leo llorando es el chico común y feliz con lo que hace. Leo llorando también es un genio fuera del tiempo. En su no relato le hicimos el relato. A mi hermano Juan le escribí por whatsap ayer: ganamos la copa, somos un poco más felices, ¿no? -Más vale boludo. Con esa sensación todavía camino. Diez centímetros en el aire. 

PD: El domingo 8 Leonel dió una conferencia de prensa en Barcelona sellando su partida. Con Antonella y sus hijos. Antonella le acercó un pañuelo al atril. Leo lloró, estaba visiblemente angustiado, triste. Miren sus ojos. Creo que en este momento odio el Barsa.  Abracé el televisor y “Ex club” le escribí a Juan. Y sí, no puedo dejar de pensar. Si Messi no es feliz, qué nos queda el resto.

Bancate este proyecto¡Ayudanos con tu aporte!

SUSCRIBIRME