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20 de julio 2023

Lucía Aisicoff

LA GENTE PIDE CASTA

Tiempo de lectura: 3 minutos

¿Cómo lograr que me voten los indecisos? Es la pregunta obligada de todo candidato en cualquier elección, aunque la respuesta cambia según quién lo dice y en qué contexto. Hasta ahora lo que indican las elecciones provinciales de 2023 es que los indecisos se inclinaron por políticos tradicionales en lugar de apostar a recién llegados o alternativas disruptivas. Es cierto que lo provincial no tiene -o no necesariamente tiene- un correlato en lo nacional, pero ningún candidato presidencial debería ignorar el mensaje que se repite: entre el show y la casta, nos quedamos con la casta.

El radical Maximiliano Pullaro aplastó en la interna del domingo a Carolina Losada, que se vendía como lo nuevo y contaba con la banca de todo el macrismo aliado a Patricia Bullrich. Santa Fe se sumó a la lista de las 17 provincias que ya tuvieron elecciones (en algunas se disputó la gobernación, en otras hubo primarias, en una legislativas) y vieron triunfar a la política sobre el discurso antipolítico. Ése es por ahora el verdadero hilo rojo entre los distintos procesos provinciales. Los batacazos opositores en San Luis, San Juan y Chaco obligaron a la Rosada a soltar la teoría que se repitió durante meses sobre los triunfos de los oficialismos.

Es cierto que lo provincial no tiene -o no necesariamente tiene- un correlato en lo nacional, pero ningún candidato presidencial debería ignorar el mensaje que se repite: entre el show y la casta, nos quedamos con la casta

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A los hijos reconocidos y bastardos de Milei les fue pésimo en todos lados. Y la gente rechazó esta vez los experimentos mediáticos, por más que contaran con apoyo de políticos conocidos. Los libertarios dicen que Milei no traslada sus votos a opciones provinciales sin carisma y Bullrich se despega de la que hasta hace cuatro días llamaba su heroína. Para cada resultado hay una justificación, aunque en cada justificación hay muchas dudas. Losada fue la embajadora del si no es todo es nada y pedía un voto al sentido común que pregona mano dura. ¿Perdió ella o perdió también el discurso con el que insistió en su campaña?

La otra cara de Santa Fe es la derrota fatal del peronismo. En Nación culparon a Perotti y también recordaron que la campaña estuvo provincializada, aunque hicieron menos énfasis en la mala elección que hizo Agustín Rossi con todos los candidatos que puso. Como plomero del Titanic, Massa no se preocupa por Santa Fe y tampoco lo inquieta demasiado pensar en cómo ganar el voto de los indecisos. Se guarda esa intriga para octubre y ahora se concentra en fidelizar al núcleo duro de Cristina. Sigue al pie de la letra su propio mantra: kirchnerista para las primarias, peronista para las generales y massista para el ballotage. Vale la duda que plantea Jorge Asís cuando dice que no se están aprovechando sus atributos en el inicio de la campaña: “Consolidar el ‘voto duro’ es menos eficaz que conquistar el ‘voto duda’. Conducir al peronismo hacia el centro viable sin dejarse conducir por las claves del fracaso”. Si la apuesta de Massa es conquistar al “voto duda” después de las PASO, corre el riesgo de sufrir un golpe fuerte en la primera etapa que lo deje mareado para la pelea de verdad.

Massa sigue al pie de la letra su propio mantra: kirchnerista para las primarias, peronista para las generales y massista para el ballotage. Vale la duda que plantea Jorge Asís cuando dice que no se están aprovechando sus atributos en el inicio de la campaña

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Aún sin carácter premonitorio, Santa Fe fue un envión para Larreta, que volvió a correr una carrera en la que ya muchos lo daban perdedor. También fue un llamado de atención para los armadores de Bullrich que desde hace rato se reparten ministerios y subestiman a un rival que hasta ahora ganó todas las elecciones que jugó, cuando ella no ganó ninguna. Larreta está convencido de que los argentinos no quieren discursos crispados ni discutir de política, quieren trabajar, mirar la tele, que los dejen tranquilos. Por eso desde hace años se aferra a la teoría de que la gran mayoría silenciosa se inclinará por él. Le pasa lo mismo que a Massa: piensan que podrán sumar el voto de los indecisos para la elección general, ambos creen tener con qué. El problema de Larreta es hoy: necesita movilizar al voto silencioso en agosto, porque para él pensar en octubre es demasiado tarde.

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