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LA DANZA DE LA FORTUNA

Tiempo de lectura: 8 minutos

Desde hace un tiempo se viene advirtiendo sobre la proliferación y promoción de apuestas y juegos en formato digital que a su vez tiene la característica de ser promovidos por periodistas e influencers desde medios modernos y también tradicionales.

Celebridades con destacada participación en redes, radio, gráfica y televisión, de llegada masiva a diferentes públicos propagan, sobre todo, apuestas deportivas. Pero no solamente personas físicas si no que a su vez hay una institucionalización de la venta de agencias de apuestas en programas, publicidades, PNT, clubes de futbol junto a su merchandising, en todo momento del día.

Los medios digitales con su acceso híper masivo y poco controlado están logrando que jóvenes y adolescentes comiencen a caer en las manos de esta red de apuestas generando una especie de oleada de apostadores compulsivos con toda la problemática que esto conlleva.

La adicción a los juegos y apuestas, claramente, no es algo novedoso. Existen desde que tenemos memoria y mucho antes. Desde los famosos casinos, hipódromos y bingos legales que en el imaginario social solían ser cosa de gente adulta, jubilados y, por qué no, gente de buen pasar económico. Pero también coexistían otros lugares para el acceso más prominente de personas con menos recursos: la quiniela clandestina, clubes barriales donde se jugaban a las cartas por plata y tantísimos otros más.

Una novedosa salida laboral para jóvenes estudiantes, para madres con hijos chiquitos que se quieren quedar a cuidar al retoño, personas cansadas de ganar plata, pero invirtiendo mucho tiempo fuera de la casa y viajando en condiciones pésimas

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Pero estos lugares de juegos y apuestas estaban destinados a una especie de sector social etario. Hoy, la novedad, es el acceso irrestricto y masivo, mediante nuevas plataformas a un sector social que de por si es más consumista. Pero esto es solo, aunque no menor, una de las patas de esta situación.

Se viene observando, y sobre todo desde los tiempos pandémicos y post pandemia (en este caso en la zona del tercer cordón de La Matanza), la masificación de los casinos virtuales en los barrios más obreros del conurbano. Y detrás de todo esto, un esquema enorme de negocios, transferencia de plata y, aquí es donde detenerse y explayarse, un sistema de trabajo que está atrayendo a, sobre todo, jóvenes que trabajan en la informalidad y ven en esto una salida económica y de crecimiento patrimonial, para llamarlo de alguna forma.

Este sistema de trabajo que maduró durante la época de la cuarentena fue y es un gran aliviador de los problemas económicos y laborales que se expusieron en aquellos momentos. Así como los laburantes de las barriadas se las ingeniaron para modificar casi por completo la lógica de las relaciones de trabajo informal, dejando de ser dependientes de algún patrón negreador o de changas, los jóvenes tuvieron que inventarse su propio sustento de manera “meritócrata” y emprendedora. Ya vimos el surgimiento expansivo de la mano del COVID: ser tu propio jefe. O tu propio empleado.

Y a su vez, a la par de estos emprendimientos, el mundo del trabajo de servicios al costado de la formalidad, arbitró los medios, necesidad mediante, para el ingreso al mundo de los casinos virtuales de un nuevo sujeto: el laburante con teléfono. Una especie de homeoffice desde la comodidad de tu casa, sin horarios esclavizantes, una especie de elige tu tiempo, forma y la guita que querés ganar. O que podés ganar.

Una novedosa salida laboral para jóvenes estudiantes, para madres con hijos chiquitos que se quieren quedar a cuidar al retoño, personas cansadas de ganar plata, pero invirtiendo mucho tiempo fuera de la casa y viajando en condiciones pésimas. Básicamente, trabajadores hartos que no quieren salir a laburar 12 horas por día y no alcance. El sistema de relaciones del trabajo está atravesando un cambio profundísimo. Y acá también se puede ver.

Los medios digitales con su acceso híper masivo y poco controlado están logrando que jóvenes y adolescentes comiencen a caer en las manos de esta red de apuestas generando una especie de oleada de apostadores compulsivos

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Para ejemplificar un poco diré que, en mi época de joven, hace ya como 20 años, pegarla laboralmente en los barrios era entrar en alguna fábrica, ser trabajador de comercio. Entrar a trabajar en camioneros, por ejemplo, era casi salvarse. Cuando algún pibe conseguía entrar en algunos de los trabajos que este gremio intervenía, pufff, eras Gardel con guitarra eléctrica. Te veían pasar en el barrio con el notable y característico conjunto verde, y todos sabíamos que ese tenía trabajo en blanco, obra social y estaba afiliado al sindicato: “este sí que anda bien, eh”.

Pero esa lógica cambió, el mundo del trabajo está mutando. La relación laboral ya no es la misma. Estas nuevas generaciones de jóvenes trabajadores no tienen aquel viejo anhelo de un trabajo para toda la vida. Y menos en relación de dependencia. La matriz de servicios venció a la matriz productiva e industrial.

La lógica hoy es la del cuentapropismo, del monotributo sin tributar, del ser tu propio jefe y empleado. Y es en razón de eso el surgimiento de las posibilidades laborales dentro de este esquema de negocios y plata que mueve millones y millones y emplea a miles de personas: los casinos virtuales mediante apps.

Miremos un poquito a este mundo por dentro. El esquema de casinos virtuales tiene su propia jerarquización laboral que va desde los inversionistas/capitalistas en el pico de la pirámide, pasando por encargados, administradores y cajeros. Toda una red de trabajo a la caza de nuevos apostadores que generen regalías y también una ganancia “salarial” a los laburantes. En la base de esta pirámide se encuentran los cajeros, estos se ocupan del día a día con los clientes/apostadores. Son los que cargan las fichas en las billeteras virtuales y cobran y pagan a los clientes en virtud del resultado de las apuestas. Arriba de estos están los administradores que son los encargados del trato directo con los cajeros. Un administrador puede tener a su cargo un cajero, dos cajeros, cincuenta cajeros.

Los administradores son los que de alguna manera llevan la contabilidad de las ganancias o pérdidas, bah, “perdidas” del sistema de apuestas. Son los encargados del control sobre las actividades de los cajeros. Estos dos subgrupos también se encargan de la publicidad y atracción de nuevos apostadores mediante mensajes en diferentes redes sociales: estados de whatsapp, Instagram, grupos de Facebook, entre otros.

Cuando un cliente es cooptado, este le pide al cajero que le “cargue fichas”, por ejemplo, por el valor de mil pesos. El cajero le pide al administrador que le cargue las fichas acorde al monto a transferir. Esta transferencia impacta en la billetera del administrador que a su vez carga el valor en fichas en la cuenta del cliente.

Para este modelo de negocios existen dos tipos de apps: la del juego, que es la que usa el cliente y la de panel de control que usa el administrador. El cliente tiene que descargar la app del casino en cuestión (de los que hay cientos), registrarse mediante el aporte de datos personales, generar una clave y contraseña, y aportar una billetera virtual que es de donde se pagará la ficha y donde se depositará la ganancia, de haberla.

Damos un CBU, la gente transfiere la plata y depositamos en el usuario que le creamos las fichas para que jueguen. Si juegan y pierden, nosotros comisionamos sobre esas fichas perdidas. Pero si juegan con esas fichas que nos pagaron y ganan, nosotros ahí no comisionamos nada

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La red de apuestas funciona a través de un proveedor que suministra fichas a los agentes, quienes las venden a los usuarios. Los agentes forman equipos y expanden la red, generando comisiones por las fichas perdidas. Los premios de los usuarios se pagan a través de transferencias a sus cuentas virtuales.

Hay toda una complejidad para intentar entender no sólo el funcionamiento monetario de los casinos virtuales si no el sistema de trabajo que ello genera. Para intentar comprender mejor, nos explica X (quien pidió reserva de nombre), profesora de ingles y madre, que tomó la decisión de apostar, valga la comparación, de subsistir como administradora de uno de las redes mas importantes de la zona.

X cuenta que “esto, es una red, y esa red se va expandiendo, expandiendo, expandiendo, y nosotros tenemos un proveedor que maneja todas las apuestas”. Sobre la función del proveedor agrega: “ellos brindan fichas, y ponele que pedís, dame un millón, dos millones de fichas”.  Ante este pedido lo que tiene que hacer la red de administradores es venderlas. “Y ellos pueden vender, pero hay un punto en el que ya no obtenés, no generás más usuarios. Entonces se empieza a tomar gente para que esa gente venda esas fichas también con ellos, por ellos.” Tras esta conformación de redes sobre redes, como un esquema ponzi sin inversión, nos ejemplifica: “En ese caso forman equipos y de sus cajeros salieron, por ejemplo, otros cajeros, empezaron a tomar gente también ellos y llega cierta cantidad de personas que vos ya tenés que tener una red propia. Vos manejas una red propia”.

Paso siguiente, X nos pone en autos del nivel de integración de personas involucradas en este trabajo: “Somos casi 800 que pertenecemos a la red. Entonces, bueno, nosotros empezamos a distribuir. Y se va haciendo cada vez más grande porque yo empecé siendo cajera de mi hermana. Mi hermana se bajó, no fue más mi agente, ni administradora, nada. Se bajó, yo sigo y yo sigo trabajando con socios cajeros. Esos socios cajeros el día de mañana pueden tomar gente y así”.

El sistema de red de los casinos llega a niveles federales. Desde un periférico barrio del último cordón de La Matanza se generan apuestas en diferentes provincias del país conjuntamente con el esquema de trabajo. Para el sistema de apuestas hay clientes de todos lados de la patria que se cooptan con publicidad en redes y boca a boca. En tanto que las redes de agentes, administradores y cajeros, por el sistema virtual de esta forma precarizada de homeoffice hay también a lo largo y ancho de este país. Tienen reuniones periódicas por zoom para establecer estrategias de trabajo, de comisiones, de publicidad, de rendición de cuentas y para seguir expandiendo este sistema de redes.

X destaca dos lugares. Por un lado, Chubut, donde se cooptan trabajadores de la minería con una destacada participación monetaria de los clientes. Y, por otro lado, Formosa, donde la inversión de los apostadores es menor en cantidad de plata, pero mayor en cuanto cantidad de personas que apuestan.

Esta masificación de la informalidad está dejando de ser la excepción para convertirse en la regla

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La administradora ejemplifica con claridad el funcionamiento de pagos y comisiones que los trabajadores reciben y la forma de pago y cobros que este sistema usa: “Trabajamos por comisión semanal. Manejamos el panel (de juegos y de administración), brindamos a la gente un link para el ingreso a la plataforma. Ellos ven los juegos y nos manejamos a través de transferencias. Damos un CBU, la gente transfiere la plata y depositamos en el usuario que le creamos las fichas para que jueguen. Si juegan y pierden, nosotros comisionamos sobre esas fichas perdidas. Pero si juegan con esas fichas que nos pagaron y ganan, nosotros ahí no comisionamos nada. Y para pagarles el premio mandan su CBU, alias y transferimos a su cuenta, a su billetera virtual, el premio correspondiente”.

X advierte que el ingreso en el casino donde trabaja es sin ningún tipo de inversión y que solo se debe contar con “un teléfono y conexión a internet” y que es por eso que “genera mucho trabajo a mucha gente”. En cuanto al sistema de comisiones, esto tiene mucho que ver con la cantidad de tiempo que se trabaja (el cual es decisión, en este caso, de cada trabajador y no hay horarios fijos), la cantidad de redes que logran armar y la venta de fichas. “Hay gente que comisiona arriba de tres cifras por semana, algunos un millón de pesos, otros 25 mil, depende”, agrega la administradora de casino virtual.

Para cerrar, comenta: hay gente que o lo tiene como un ingreso extra para su economía o hay gente que dejó directamente el laburo para dedicarse a esto. “Y hay muchos casos en nuestra red que largaron todo lo que tenían porque se dieron cuenta que generaban más plata acá. Personas que están terminando su casa, cosa que por ahí ha llegado a comentar un compañero del grupo, que ni laburando no sé cuántos años en fábrica pudo comprar la cantidad de materiales, es un boom que se desató durante la pandemia y va creciendo.”

La economía y el trabajo negro, que no es un hecho nuevo, sigue abriéndose paso día a día y mutando a la par del acceso a las nuevas tecnologías. Esta masificación de la informalidad está dejando de ser la excepción para convertirse en la regla a fuerza de su propia inercia y la decisión política, de años, de dejarlo ser.

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