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31 de agosto 2023

Mariano Turzi

ARGENTINA EN BRICS: ¿SÓLO OTRO LADRILLO EN LA PARED?

Tiempo de lectura: 5 minutos

Cómo empezó

BRIC (Brasil, Rusia, India y China) comienza en noviembre de 2001 cuando Jim O’Neill, jefe del departamento de investigaciones económicas globales de la casa de inversión Goldman Sachs, intenta identificar mercados que en las próximas décadas ofrecerían a sus clientes tasas de retorno por encima del promedio. La industrialización que tenía lugar en China e India junto a la creciente urbanización de sus poblaciones generaría una demanda abastecida por la oferta brasileña y rusa de recursos naturales, en especial commodities y energía. Para O´Neil, la nueva importancia económica de las mayores economías emergentes del mundo -las cuatro naciones eran responsables colectivamente por casi la mitad de la población mundial- traería aparejado un rebalanceo de la globalización hacia esos gigantes.

¿Qué compartían los BRIC? No eran como Mercosur, la Unión Europea, ASEAN o la Unión Africana cuya base es la contigüidad de las unidades que lo forman. Brasil, Rusia, India y China pertenecen a civilizaciones diferentes con raíces culturales propias. Tampoco BRIC era un grupo basado en la coincidencia de formas de organización política o un ethos sociopolítico compartido. Y en cuanto a geografía o población, no eran los países más extensos o los más poblados. Sí, Rusia es el país más extenso, pero le siguen Canadá y Estados Unidos antes que China y Brasil. Y Australia antes que India. En cuanto a población, India y China lideran. Pero Estados Unidos, Indonesia, Pakistán y Nigeria superan a Brasil y Bangladesh a Rusia.

Si el mundo se reconfigura de Oeste a Este, también lo hace de Norte a Sur y del Atlántico al Pacífico. Pero ni el Oeste ni el Norte ni el Atlántico desaparecen. En el mundo hoy se puede cooperar y competir, acordar y disentir; en múltiples foros y sobre temas superpuestos, entre los sectores público y privado

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La importancia económica fue el punto de partida para la influencia política. El bloque sería la oportunidad para que la gobernanza mundial se ajustara, incorporando la representación de los nuevos pesos relativos de estos gigantes. En 2009, los BRIC toman “conciencia de potencias” y los ministros de Asuntos Exteriores de Brasil y Rusia proponen la idea de crear una agrupación política formal, aunque el propósito de la organización más allá de un gesto simbólico no estaba claro. Los nuevos polos de poder global buscarían transformar las reglas del orden vigente, reescribir los procedimientos para la toma de decisiones y modificar las estructuras de los organismos financieros internacionales. Las cuatro naciones coordinarán cada vez más sus posiciones diplomáticas, convirtiéndose en un bloque con creciente influencia en el sistema internacional. Como el comité ejecutivo del mundo emergente, BRIC siempre se asociaba a causa y reflejo de una inexorable declinación norteamericana.

Cómo va

Sin países africanos, la legitimidad del BRIC como la voz del Sur Global era débil. En 2010, la entrada de Sudáfrica dio al bloque la pátina de autoridad necesaria. En 2023, el BRICS -ya con S final- incorporó seis países más: Argentina, Egipto, Etiopía, Irán, Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos. El criterio utilizado es claramente más geopolítico que económico. Pero, sobre todo, responde a los intereses diplomáticos de sus miembros: Argentina (y no México) responde al relanzamiento global multilateral que Lula pretende para Brasil (más un apoyo chino). Etiopía fue “colado” por Sudáfrica para asegurarse de que el continente africano también recibiera un nuevo país miembro. Y Arabia Saudita fue patrocinada por China (y por India, luego de las presiones que el Primer Ministro Modi recibió del príncipe Mohammed bin Salman). BRIC siempre capitalizó la sospecha del Sur Global de que las organizaciones de gobernanza mundial posteriores a la Segunda Guerra Mundial son “demasiado occidentales”, favoreciendo por diseño a Estados Unidos y sus amigos del G7. Los intereses de sus socios fundadores están divergiendo, reduciendo la coherencia en las incorporaciones y en consecuencia la cohesión del agrupamiento. A corto y mediano plazo, BRICS tendrá más tensiones internas, lo que hará más complejo el trabajo de comprender su dirección y objetivos estratégicos.

¿Qué compartían los BRIC? No eran como Mercosur, la Unión Europea, ASEAN o la Unión Africana cuya base es la contigüidad de las unidades que lo forman. Brasil, Rusia, India y China pertenecen a civilizaciones diferentes con raíces culturales propias

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Entra Argentina

Nuestro país se incorpora en un momento de transición. La primera es una transiciónde la naturaleza misma de la globalización. El acrónimo original se acuñó luego de la explosión de la burbuja del dotcom en los Estados Unidos y de los ataques terroristas a las Torres Gemelas. La ampliación ocurrió con posterioridad a la crisis financiera que disparó la caída de Lehman Brothers. Y la presente ocurre luego de profundas convulsiones internas de orden político al interior de los Estados Unidos y de una Europa Post-Brexit columna vertebral y baluartes del orden mundial occidental del cual BRIC pretende distanciarse y diferenciarse, aunque claramente sin pretender deshacer o destruir. La segunda es una transición del BRIC. Tomando prestado de Marx, BRICS ha pasado de “bloque en sí” (una categoría económica que describe a un grupo que comparte una posición similar en la producción económica) a “bloque para sí” (categoría social en la jerarquía global que describe a un grupo con conciencia de su posición en la sociedad internacional y de sus intereses comunes). Esto se deriva de haber asumido el cambio en la posición relativa en el sistema internacional: Xi Jinping encarna y avanza una política exterior consistente con una visión de China como potencia preeminente. Narendra Modi ha elevado el perfil de India mucho más que sus antecesores. El retorno de Lula ha reactivado las iniciativas multilaterales de Brasilia en todo el mundo y una de las consecuencias de la guerra entre Rusia y Ucrania parece ser un creciente distanciamiento político -al menos bajo la administración Putin- entre Moscú y occidente. La tercera es una transición política que se da a nivel doméstico en nuestro país, por ser un año electoral. Pocas veces asuntos de política exterior han provocado reacciones como la incorporación de nuestro país al bloque con tanto “rebote interno”.

BRIC siempre capitalizó la sospecha del Sur Global de que las organizaciones de gobernanza mundial posteriores a la Segunda Guerra Mundial son “demasiado occidentales”, favoreciendo por diseño a Estados Unidos y sus amigos del G7

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La cuestión no es si Argentina debe estar en BRICS o no. El debate no es ideológico sino estratégico. La dimensión internacional de una estrategia nacional consiste en comprender el contexto externo para articularlo a los intereses domésticos. Y si la naturaleza o la distribución del poder están cambiando, le seguirá la estructura y dinámica de las relaciones internacionales. Y con ello las posibilidades de desarrollo. Si el mundo se reconfigura de Oeste a Este, también lo hace de Norte a Sur y del Atlántico al Pacífico. Pero ni el Oeste ni el Norte ni el Atlántico desaparecen. En el mundo hoy se puede cooperar y competir, acordar y disentir; en múltiples foros y sobre temas superpuestos, entre los sectores público y privado. Poder tener la posibilidad de recurrir a financiamiento en dólares o en yuanes, en el Fondo Monetario Internacional o en el Nuevo Banco de Desarrollo, son las decisiones que le tocan a nuestro país. Avanzar el interés nacional argentino seguirá –deliberadamente o no– una combinatoria de opciones estratégicas y recursos. Pero hay una base mínima de criterios guía que sirven a todas las fuerzas políticas nacionales: morigerar la competencia, contener el conflicto y evitar la confrontación. La sobreactuación y la exageración pueden dar rédito momentáneo, pero son perniciosas para una estrategia internacional exitosa. Ni Argentina obtuvo un sitial destacado que reivindica su importancia entre los emergentes ni se ha descarrilado firmando su acceso a la Liga del Mal que busca socavar o destruir la “Verdad, la Justicia y un mañana mejor”.

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