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12 de diciembre 2016

Martiniano Cardoso

FLORES ROBADAS EN MANCHESTER

Tiempo de lectura: 4 minutos

En el año 2013 la televisión pública alemana produjo una miniserie de tres capítulos llamada Generation War (La generación de la guerra). La historia narra la vida de cinco amigos alemanes durante la segunda guerra mundial. Los hermanos Wilhem y Friedhelm, que van a partir al combate. Charlotte, una chica que acaba de pasar su examen como enfermera para asistir a las tropas en el frente de batalla, Greta, que sueña con ser la próxima Marlene Dietrich y Viktor, su novio judío que trabaja en la sastrería de su padre. La noche previa a que Wilhem y Friedhelm partan hacia el frente ruso, a mediados de 1941, los amigos realizan una promesa, reencontrarse para celebrar navidad juntos ya que la guerra habrá terminado para ese momento.

Siguiendo las vidas de los cinco personajes, la historia transcurre por tres planos narrativos. La guerra junto a Wilhem, Friedhelm y Charlotte, el ascenso y caída de Greta como cantante mimada de un oficial nazi y los horrores que sufre Viktor por su condición de judío durante esos años.

La serie despertó aplausos y críticas por todos lados en Alemania. Fue vista por siete millones de televidentes en su país y se vendió de manera exitosa a varios rincones del planeta. En resumen, la televisión produjo un relato efectivo, comercial y profundo sobre el nazismo. Casi hollywoodense podría decirse.

Programme Name: Generation War - Our Mothers, Our Fathers - TX: n/a - Episode: Ep 1 (No. 1) - Picture Shows:  Greta (KATHARINA SCH√úTTLER), Wilhelm (VOLKER BRUCH), Charlotte (MIRIAM STEIN), Friedhelm (TOM SCHILLING), Victor (LUDWIG TREPTE) - (C) ZDF - Photographer: -

En la Argentina hemos tenido una serie de películas sobre la dictadura que han logrado combinar relato atractivo, consciencia social y taquilla. Pero son las menos. Kamchatka, Infancia Clandestina, La historia oficial, Crónica de una fuga y algunas más. Sin embargo, desde 1983 hasta nuestros días la televisión no ha conseguido algo similar a una serie que pueda tener un efecto parecido. Todo lo que ha quedado, como la gran mayoría de las películas post dictadura, es el famoso estilo “testimonial”.

hasta en algún recital el cantante se peleó a puño limpio con algunos adolescentes que hacían el saludo característico del Tercer Reich

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En 1977, al norte de Londres, en una ciudad industrial llamada Manchester, un muchacho con problemas de epilepsia llamado Ian Curtis se unió a una banda llamada Warsaw y luego de leer un libro llamado House Of Dolls (Casa de muñecas) que contaba la historia de mujeres judías destinadas a la macabra “división del placer” por los nazis en la segunda guerra mundial decidió renombrar la banda y llamarla Joy Division. La prensa musical británica, primero confundida debido a algunos de sus seguidores tildaron al grupo de Curtis de racista. Tony Wilson, su manager se encargó de aclarar los tantos y hasta en algún recital el cantante se peleó a puño limpio con algunos adolescentes que hacían el saludo característico del Tercer Reich.

Joy Division dejó dos discos, Unknown Pleasures y Closer. Editados en los años 1979 y 1980 respectivamente. El bajo de Peter Hook al frente, la guitarra de Bernard Summers y las baterías a contratiempo de Stephen Morris. Melodías densas, oscuras, depresivas y la voz angustiante y rajada de Ian Curtis. La banda de sonido perfecta para Buenos Aires durante la última dictadura militar. Aunque Curtis cantase en ingles, sus tonos y sus expresiones vocales eran las de un hombre desgarrado y roto. Algo universal, tan universal como la larga noche que sufrió la Argentina.

Melodías densas, oscuras, depresivas y la voz angustiante y rajada de Ian Curtis

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El mismo año en que Joy Division editaba su disco póstumo, luego del suicidio de Ian Curtis, Jorge Asís editaba en la Argentina Flores Robadas en los Jardines de Quilmes. La novela, dedicada a su amigo Haroldo Conti, desaparecido, cuenta el reencuentro de Rodolfo y Samantha, viejos novios de la adolescencia. En una ciudad nocturna, angustiante y opresiva. Como los gritos de Ian Curtis. Asís nunca fue perdonado por haber tenido un éxito de ventas espectacular durante la dictadura, aunque esa novela hablase sobre lo que sucedía en ese momento de una manera elíptica. En 1984 su libro Diario de la Argentina en el cual contaba su experiencia durante sus años en el diario Clarín le valió la condena de toda la corporación periodística. Demonizado por el radicalismo y luego por Página 12 durante la década menemista, enemigo declarado del proyecto nacional y popular, Asís se mantuvo en su lugar. Un francotirador solitario que provocaba a la argentina blanca y progresista.

asis

Durante los últimos años se refugió en Internet y en la red social Twitter. Días atrás en su cuenta, realizó una encendida defensa de Milagro Sala y La Doctora (como él suele llamar a CFK). Además, efectuó una comparación entre la Argentina de Cambiemos y la proscripción del Peronismo en el año 55.

En 1984 su libro Diario de la Argentina en el cual contaba su experiencia durante sus años en el diario Clarín le valió la condena de toda la corporación periodística

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“El kirchnerismo se apropió del rock.” Esa frase se repitió una y otra vez durante estos últimos doce años en boca de algunos músicos y periodistas cuando figuras centrales de ese género musical expresaron su simpatía e incluso militancia por el proceso político que finalizó el diez de diciembre del año pasado.

Lo cierto es que Ian Curtis sigue gritando desde su tumba y esos aullidos se pueden escuchar todavía, tal vez más presentes que nunca. Y Jorge Asís rockea en su versión 2.0.

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