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24 de marzo 2021

Lucia Sabini Fraga

MISIONES EN LAS VÍSPERAS: LAS ÚLTIMAS ELECCIONES ANTES DEL GOLPE

Tiempo de lectura: 13 minutos

Las últimas elecciones llevadas adelante en Argentina antes del golpe de estado de 1976 fueron en un contexto que ya presagiaba el fin del período democrático. Sucedió en la provincia de Misiones, el 13 de abril de 1975, menos de un año antes del inolvidable 24 de marzo. 

El escenario misionero era ya de por sí conflictivo y violento. Luego de la muerte del gobernador peronista Juan Manuel Irrazábal y su vice César Napoleón Ayrault en un siniestro de avión -denunciado como magnicidio-, la provincia entró en una inevitable crisis política. Allí murieron las esposas de ambos funcionarios, y la hija del gobernador -única testigo viva que formaba parte de la comitiva y sufrió heridas- falleció en condiciones poco claras dos meses después. 

Inmediatamente asumió en reemplazo el presidente de la Legislatura provincial, el escribano Luis Ángel Ripoll; pero al año, el gobierno nacional de Isabel Perón decidió intervenir la provincia y colocó a un santafecino, Juan Carlos Taparelli, que también auspició de interventor en Tucumán poco después. En su breve paso, Ripoll había llamado a nuevas elecciones -fecha que Taparelli respetó- para finalizar lo que le restaba del mandato a Irrabázal (dos años, de 1975 a 1977) aunque también se renovaban 32 escaños de la Cámara de Representantes, también llamados diputados provinciales. 

Eran las primeras elecciones después de la muerte de Juan Domingo Perón, la interna por la conducción del movimiento hacía rato estaba teñida de violencia y el clima se respiraba tenso. Fueron los únicos comicios durante el gobierno de Isabelita y emulaban un intento de normalidad que no existía. Se intervino incluso (además de la provincia) al propio Partido Justicialista, por miedo a posiciones divergentes con la línea nacional. Finalmente, el 21 de febrero de 1975 se anunció la formación del FREJULI y sus candidatos.  

Se presentaron 10 listas, de las cuales siete no lograron mayor trascendencia. Allí estaban el Partido Intransigente de Oscar Alende, Nueva Fuerza de Álvaro Alsogaray o el Frente de Izquierda Popular del mítico Jorge Abelardo Ramos. Ganó el FREJULI (Frente Justicialista de Liberación), el mismo espacio político que Irrazábal, que llevaba esta vez como candidato a gobernador al contador Miguel Ángel Alterach y Ramón Arrechea como vice. Sacaron el 46.52% de votos.

El segundo lugar fue para la Unión Cívica Radical (UCR) que presentaba a los candidatos Ricardo Barrios Arrechea (sobrino de Ramón, candidato del FREJULI) y Alejandro Falsone. Esta lista sacó el 39.13%, un excelente resultado para las diferencias que mantenía el peronismo a nivel nacional con la segunda fuerza. Además, la UCR mostró un crecimiento de casi trece puntos respecto a la primera vuelta del 73, presentando la misma fórmula electoral en ambos comicios. 

Las últimas elecciones llevadas adelante en Argentina antes del golpe de estado de 1976 fueron en un contexto que ya presagiaba el fin del período democrático. Sucedió en la provincia de Misiones, el 13 de abril de 1975

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En tercer lugar, se ubicó una coalición llamativa; la del Partido Auténtico con Tercera Posición, quienes lograron un resultado interesante pero insuficiente: 9.62%. Allí encabezaban Agustín Teófilo Puentes como gobernador (por el partido local Tercera Posición), un peronista muy cercano al mismísimo Perón, que fue secretario de Evita y lo acompañó al General a Paraguay, donde una de sus hijas estaba casada con un sobrino del dictador Alfredo Stroessner. “Tercera Posición” reunía a varios personajes del peronismo de derecha y era un espacio que había logrado obtener en 1973 más del 21% de los votos, disputándole fuertemente al FREJULI en primera vuelta -disgustados por la impronta izquierdista de Cámpora-, aunque devolviéndoles prácticamente todos los votos en la segunda. En 1975, el novedoso acuerdo llevaba como vicegobernador al histórico referente agrario Pedro Peczak -ligado a Montoneros- por el Partido Auténtico. Dentro del partido Tercera Posición hubo peleas y abandono del espacio por ir en listas conjuntas con “extremistas”. Para la lista de diputados igualmente, ambas fuerzas se presentaron por separado. 

Luego de los resultados, los radicales prefirieron abandonar la posibilidad de una segunda vuelta y Alterach asumió como gobernador. Con el advenimiento del golpe de estado, se intervinieron todas las provincias y Alterach fue removido. De todos modos, su carrera política no terminó allí: con la democracia ocupó una banca como diputado nacional y luego fue vicegobernador de Ramón Puerta (PJ) durante el primer lustro noventista. 

Otro último dato de color: Misiones ya había sido en 1955 la provincia donde se disputaron las últimas elecciones del país antes que el Partido Justicialista fuera derrocado por un golpe y posteriormente proscripto. La historia no se repite, pero a veces rima.

Eran las primeras elecciones después de la muerte de Juan Domingo Perón, la interna por la conducción del movimiento hacía rato estaba teñida de violencia y el clima se respiraba tenso. Fueron los únicos comicios durante el gobierno de Isabelita y emulaban un intento de normalidad que no existía

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La contienda

Lo que sucedía en Misiones representaba bastante cabalmente la realidad nacional. Si bien la disputa política seguía abonando al bipartidismo de peronistas versus radicales, el verdadero enfrentamiento estaba en otro lado: peronismo oficial versus la tendencia revolucionaria. El oficialismo provincial, encarnado en el aparato del Partido Justicialista, llevó adelante varias maniobras para obstaculizar la llegada de una lista peronista alternativa al FREJULI. Maniobras judiciales, enfrentamientos, proscripciones de nombres (el PA no pudo utilizar el sello de “Descamisados”) fueron algunos de los obstáculos. También se registraron amenazas, ataques de distinta magnitud e incluso un violento asalto a la sede del PA en la ciudad capital de Posadas, atribuidas todas a grupos peronistas de derecha. 

El candidato oficialista Miguel Anegl Alterach defendía abiertamente la administración de Isabel Martínez de Perón y su eslogan de campaña fue “Isabel es Perón”. El mismísimo López Rega visitó la provincia en calidad de Ministro de Bienestar Social y acudió a distintas reuniones y actos. 

Desde la semana anterior a los comicios, el Partido Auténtico (aunque también la UCR) venía denunciando en sus materiales, los intentos de “compra de votos” por parte del gobierno. “Los burócratas del FreJuLi intentan ahora, a último momento tapar con regalos y limosnas su traición. Pero el pueblo organizado, el motor de la liberación no cae en la trampa, y por eso manifiesta contra la traición, contra la burocracia, contra los enemigos del pueblo.”

Se referían a los sobres con dinero que dirigentes peronistas lopezregistas (como la Jefa de Campaña del FREJULI Norma Kennedy, quien se trasladó a la provincia para organizar la contienda) denominaban subsidios “para despertar conciencia” entregados a las familias más pobres de la provincia. También en alusión al “Operativo Misiones” ideado desde Buenos Aires, que incluía donaciones de guardapolvos y materiales escolares, préstamos a cooperativas, subsidios a escuelas y a instituciones deportivas, entrega de viviendas, transferencia de instrumental médico y ambulancias, entre muchos otros gestos. Un rumor decía que en la ciudad de Candelaria, los “del Frente” habían repartido 2500 zapatos pero de un solo pie; los del otro lado, serían dados después de las elecciones.   

En 1975, Misiones no tenía el millón de personas que hoy la habitan; de hecho, había sólo la mitad. En la provincia estaban habilitadas para votar 200.000 personas y Posadas -la capital- representaba un cuarto del electorado. No existía el paseo de la costanera como se lo conoce hoy día y las mujeres lavaban la ropa a orillas del Rio Paraná. Los pescadores trabajaban en pequeñas embarcaciones yendo y viniendo por los márgenes de Posadas y Encarnación (ciudad de Paraguay); que estaba mucho más cerca, cultural y físicamente. La costa todavía no era propiedad de los grandes grupos inmobiliarios y la vista al río era cosa de pobres. 

Las pintadas en las paredes eran (y siguen siendo) una de las formas de expresar política en la ciudad. En época de elecciones, las brigadas de jóvenes militantes se alistaban para posicionar a sus candidatos metro a metro. Según relatan las crónicas de la época, los militantes del Partido Comunista respetaban a “los Auténticos” y por eso no les escribían encima. El Partido Comunista Revolucionario (PCR) en cambio, no tenía tanta paciencia y les blanqueaba incluso los lugares ya pre acordados. Defendían al gobierno de Isabelita Perón y a los candidatos del FREJULI con consignas como “Contra otro 55”, “Unirse y armarse contra los golpistas proyanquis y pro rusos” o “Defender a Isabel”. “El Frente” como se le solía decir al FREJULI, incluía al Movimiento de Integración y Desarrollo (MID), el Partido Conservador Popular, el Partido Popular Cristiano y el Partido Justicialista. También lo apoyaban algunas expresiones de izquierda como el Partido Comunista o el Partido Comunista Revolucionario. 

Las visitas nacionales durante la campaña para respaldar a los respectivos candidatos no fueron pocas. Aparecieron Raúl Alfonsín y Arturo Umberto Illia, destacados dirigentes del radicalismo, para apoyar a Arrechea. También estuvieron Álvaro Alsogaray, Oscar Alende o Jorge Abelardo Ramos con sus respectivos espacios políticos. La cobertura periodística fue importante, con presencia incluso de periodistas internacionales de Latinoamérica y Europa.  

Respecto al Partido Auténtico, varios de sus dirigentes nacionales (Oscar Bidegain, Jorge Cepernic, Norberto Habegger, Dardo Cabo, entre otros) acudieron a Misiones para ver de cerca los comicios. La línea de intervención del PA local tenía un claro mensaje hacia los sectores rurales, particularmente en la voz de su candidato a vicegobernador Pedro Orestes Peczak -lugar estratégico ya que la vice gobernación es quien maneja la política agraria de la provincia. “Hay en la provincia 35.000 familias entre pequeñas medianas y grandes agricultores; 25 mil son medianos y pequeños y no pueden vivir. Aquí, para arreglárselas hay que sembrar al mismo tiempo tabaco, té y tung, por lo menos. Pero nunca se sabe si podrán ser vendidos a buen precio, porque estos los fijan los monopolios, o las cooperativas que trabajan para los monopolios.”, declaraba Peczak a la revista Panorama pocos días antes de las elecciones.

Esa misma crónica del 4 de abril, señalaba con cierto recelo: “Nadie puede decir si en los próximos días el clima de elegante guerra verbal que se desarrolla entre los oponentes no cambiará de estilo”. Finalmente, el viernes 11 de abril se realizaron los cierres de campaña y el 13, Misiones se encaminó a votar. La suerte estaba echada. 

En 1975, Misiones no tenía el millón de personas que hoy la habitan; de hecho, había sólo la mitad. En la provincia estaban habilitadas para votar 200.000 personas y Posadas -la capital- representaba un cuarto del electorado. No existía el paseo de la costanera como se lo conoce hoy día y las mujeres lavaban la ropa a orillas del Rio Paraná.

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El peronismo disidente

“No se puede servir a dos señores. O construimos el reino de Dios basado en el amor; o construimos el reino de Satanás, el reino del dinero, de la explotación basada en la injusticia y el odio.” 

José Czerepak

En las únicas elecciones del año 1975, hubo otro dato relevante. Hizo su primera y última aparición electoral el Partido Autentico, una experiencia que podría pensarse como brazo político de la organización guerrillera Montoneros y que tuvo una corta existencia (de marzo del 75 a abril del 77).

La cartografía militante misionera incorporó dos identidades que podrían diferir de otras latitudes nacionales: la cuestión rural encarnada en lucha de los pequeños agricultores, y la Iglesia Católica en sus expresiones más ligadas a los curas del tercer mundo y la Teología de la Liberación. En esa elección de 1975, confluyeron ambas expresiones dentro del Partido Auténtico; y se sumaron las referencias y militancias de la Juventud Trabajadora Peronista, Agrupación Evita, Juventud Universitaria Peronista, y la Unión de Estudiantes Secundarios (UES), entre otras.

Si bien el PA sacó 5,62% y su candidato Pedro Orestes Peczak no llegó a vicegobernador, esta fuerza obtuvo dos bancas de diputados, bastante mejor que sus compañeros de coalición Tercera Posición que solo obtuvieron uno. Los jóvenes que asumieron la tarea legislativa fueron Juan “El Negro” Figueredo (de la Juventud Trabajadora Peronista) y el sociólogo Pablo Fernández Long (Agrupación Montoneros, oriundo de Buenos Aires). En cuarto lugar y a muy poco de entrar a Cámara, quedó el sacerdote José Czerepak, apodado “Gallo fino” y que en ese entonces tenía 41 años. El tercer puesto correspondía a la fuerza Tercera Posición. 

En las únicas elecciones del año 1975, hubo otro dato relevante. Hizo su primera y última aparición electoral el Partido Autentico, una experiencia que podría pensarse como brazo político de la organización guerrillera Montoneros y que tuvo una corta existencia (de marzo del 75 a abril del 77)

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Las localidades donde los porcentajes de votos para el Partido Autentico fueron más numerosos son Montecarlo con 11,7%, Eldorado con 8,7% e Iguazú con 8,3%; todas ciudades del norte misionero, sobre la Ruta 12. La zona centro, que esperaban con mejores resultados, fue sorpresivamente mucho más bajo y rondó el 5%. 

Figueredo, oriundo de Campo Viera, fue el referente más importante de la juventud peronista de línea combativa en la provincia. De profesión docente -y militante territorial tiempo completo- cuando vivió en un barrio de las afueras Posadas se dedicó a organizar un sindicato de empleadas domésticas y de trabajadoras sexuales en defensa de sus derechos; una experiencia completamente novedosa para el tiempo y el lugar. Al momento de jurar como diputado provincial, su discurso fue: “Por la Patria, por Dios, por un Evangelio liberador, por Perón, por Evita, por los caídos en la larga lucha por la liberación y por los torturados y presos que pueblan las cárceles de nuestra patria”.

Pedro Peczak fue uno de los mayores referentes agrarios de la historia misionera: colono de origen ucraniano -como radiografía de ese famosos crisol de inmigrantes que albergó las tierras coloradas en sus campos y chacras- fue uno de los miembros más activos y reconocidos del Movimiento Agrario Misionero (MAM). Una organización que nucleó por primera vez la lucha de los pequeños campesinos, colonos y chacareros y que logró -mediante medidas de fuerza que incluyeron el boicot y la huelga general- forzar históricas demandas para el sector, como el mejoramiento en los precios de sus productos. Se ganaron, lógicamente, la enemistad de los propietarios y empresarios yerbateros, tabacaleras, madereras, de té o aserraderos.

El MAM nació formalmente a fines de 1971 y llegó a contar pocos años después con 190 núcleos de base en diferentes colonias de la provincia -principalmente zona centro-, que reunían alrededor de 13.500 familias organizadas. El origen de varios de sus referentes puede rastrearse en el Movimiento Rural Cristiano, que data de la década del 60 en la región; y el apoyo también existente del movimiento sacerdotal Mbororé (palabra guaraní), una confluencia de curas tercermundistas de la provincia. 

La comisión central del MAM de 14 miembros incluía a dirigentes como Pedro Peczak, Anselmo Hippler, Juan Berent, el padre José Czerepak, Estela Urdaniz, Pablo Fernández Long y Michel Guilbard, entre otros. El periódico “Amanecer Agrario” se imprimía quincenalmente con una tira de 8.000 ejemplares y sus actos lograron convocar a 10.000 colonos a marchar por las calles de Posadas, una capital que los miraba de reojo y por arriba. 

Si durante el gobierno de Irrazábal, el MAM había logrado establecer un diálogo fluido, ser escuchados y reconocidos como un actor relevante en la provincia; luego de su trágica muerte el escenario cambió. Tampoco fue un hecho misionero: en el país la llegada del “Tío” Cámpora había dado esperanzas a los sectores peronistas más radicalizados, pero el fin de aquella breve primavera trajo malos presagios. El gobierno del FREJULI de Héctor Cámpora duró menos de dos meses; el de Irrazábal (que asumió el mismo 25 de mayo de 1973) solo seis.  

En 1974 -debido en parte al contexto político con la vuelta de Perón y el auge de la tendencia revolucionaria- el MAM se parte debido a una evidente diferencia estratégica: continuar el camino de la lucha gremial en forma exclusiva, o profundizar los posicionamientos políticos de cara a la realidad nacional. Dentro de quienes entendían esta segunda opción, se encontraban los mencionados Peczak, Hippler, Berent, Czerepak, Urdaniz y Pablo Fernández Long, entre otros referentes, quienes decidieron dar un paso al costado y construir una nueva organización. 

El grupo desertor del MAM funda las Ligas Agrarias Misioneras (LAM) y son los mismos convocados para conformar el Partido Autentico (PA) en la provincia, poco tiempo después. Si bien los principales dirigentes de este grupo entraron orgánicamente a Montoneros, mantuvieron una relación por momentos tirante y desoyeron varias de las “directivas” tomadas por la cúpula en Buenos Aires. La vida y la organización rural, en las colonias, distaba mucho de la dinámica urbana y sus lógicas. La realidad es que desde la dirigencia central tampoco dieron grandes ayudas al PA en su aventura electoral, ya que no la consideraban una “batalla decisiva”. 

Pedro Peczak fue uno de los mayores referentes agrarios de la historia misionera: colono de origen ucraniano -como radiografía de ese famosos crisol de inmigrantes que albergó las tierras coloradas en sus campos y chacras- fue uno de los miembros más activos y reconocidos del Movimiento Agrario Misionero (MAM).

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Pero en Misiones los protagonistas lo vivían bastante diferente. La experiencia electoral del 1975 era una nueva oportunidad para intentar posicionar el reclamo de los pequeños productores y lograr cambios de fondo en el mapa agrario: la lucha contra los monopolios, la nacionalización de los sectores económicos y la tenencia de la tierra para los trabajadores, como parte de las consignas. 

El trabajo legislativo del único año que el Partido Autentico formó parte de la Cámara de Diputados, se centró en exigir el cumplimiento de leyes laborales en distintos establecimientos (con denuncias concretas por explotación), la investigación por irregularidades en las adjudicaciones de viviendas en barrios marginales de Posadas, y la solicitud de expropiación de tierras fiscales para evitar desalojos. 

Lo curioso de esta experiencia electoral es que la organización Montoneros había pasado a la clandestinidad ya a fines del 74 -luego de la famosa plaza y el “reto del General”- y su militancia no estaba en condiciones de exponerse de tal modo. “En esas condiciones el Negro Figueredo y yo, lo mismo que el Tere (por Carlos Enrique Tereszecuk) y los demás compañeros del bloque del PA, actuando en la legalidad, dando la cara y arriesgando el cuero todos los días, éramos lo que los yanquis llaman “un pato sentado”: candidatos permanentes a la boleta” reflexiona Pablo Fernández Long en sus memorias. 

El 24 de diciembre del 75, la presidenta Isabel Martínez de Perón más conocida como “Isabelita”, decretó la proscripción del PA en todo el país. Días antes, Fernández Long había abandonado Misiones por órdenes de sus superiores montoneros. La incertidumbre del verano dio paso al último golpe militar de la Argentina y en la provincia se desató abiertamente la represión. 

Si bien los principales dirigentes de este grupo entraron orgánicamente a Montoneros, mantuvieron una relación por momentos tirante y desoyeron varias de las “directivas” tomadas por la cúpula en Buenos Aires. La vida y la organización rural, en las colonias, distaba mucho de la dinámica urbana y sus lógicas.

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Operativos Toba

Los muertos de la dictadura – en Misiones- los puso el Partido Autentico¨, suele concluir la reconocida historiadora local, Yolanda Urquiza, cuando se analiza la historia provincial de cara al terrorismo de estado y las consecuencias de la última dictadura militar. Y la expresión tiene bastante sentido.

El Ejercito realizó numerosos operativos después del golde para dar con los principales dirigentes agrarios escondidos en los montes y chacras de vecinos y compañeros. El despliegue implicó cientos de detenciones, amedrentamientos, torturas, violaciones e incluso la desaparición de varios colonos o trabajadores rurales. La consigna de sembrar el terror llevaba nombre autóctono: “Operativo Toba”, dividido en cuatro estadíos represivos.

Pedro tenía 36 años cuando fue detenido el 23 de noviembre de 1976 en una chacra en Panambí, localidad limítrofe con Brasil, y su muerte fue registrada por el médico oficial de la Policía el 18 de diciembre. El ejército les devolvió el cuerpo de Pedro a sus familiares con la parte superior del cajón cubierta por vidrio, para que los asistentes pudieron ver las huellas de tortura en el cuerpo del dirigente: la falta de un ojo, la cantidad de disparos, las quemaduras. Un mensaje claro y directo para quienes lloraban al muerto, en un velorio al que solo 17 personas se animaron a concurrir. 

El despliegue implicó cientos de detenciones, amedrentamientos, torturas, violaciones e incluso la desaparición de varios colonos o trabajadores rurales. La consigna de sembrar el terror llevaba nombre autóctono: Operativo Toba.

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Antes de matarlo, el Ejercito mostró orgulloso a su mejor presa. “Mi hermana Mirta recuerda que, cuando detuvieron a Pedro, desde LT13 Radio Oberá, se reiteraba varias veces al día la invitación a la población para que fueran a ver al “león” que había sido detenido, y que lo tenían exhibido atado a un árbol en el Escuadrón 9 de Gendarmería”, declaró el “Negro” Bajura, otro militante agrario peronista. Pedro tenía muchos apodos; entre ellos “León”.

El diputado “Negro” Figueredo, con 37 años, fue asesinado a finales de diciembre del 76 y su cuerpo encontrado en Campo Viera: hoy un sector de la facultad de Humanidades de la Universidad de Misiones (UNaM) y el Salón de los Pasos Perdidos de la Cámara de Diputados de la Provincia de Misiones, llevan su nombre. El sacerdote José Czerepak fue detenido el mismo día que inició el golpe, el 24 de marzo de 1976. Pasó dos años preso y se exilió en Alemania; mientras que Fernández Long (30 años), luego de un largo periplo, aunque sin cárcel, logró instalarse en Suecia. Juan Berent pasó 4 años, 7 meses y once días preso y desfiló por gran cantidad de comisarias, cárceles y centros de detención en todo el país. Anselmo Hippler y Estela Urdaniz continúan desaparecidos. 

Oreste Pedro Peczak

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