02 de mayo de 2025

Hace 15 meses escribí esta nota descorazonada. Se rompió Bahía, dijimos. Un fenómeno climático de vientos huracanados destruyó la ciudad. El viernes pasado se volvió a romper: nos cayeron 400mm en un lapso breve que se volvió pesadilla. El agua arrasó todo a su paso. Dio vuelta autos, arrastró heladeras, mercadería, sillas, papeles, surtidores. Murieron personas. Nos atravesó un río cruel. Hace unas horas caminé brevemente. Todo es barro. Los servicios cortados. Otra vez escribo desde un cuadro de dialogo por sms. Podríamos volver a escribir que somos vulnerables: lo que se da por sentado no existe. Y que todo puede explotar a cada momento. Y que tendremos que rearmarnos. Y que Estado y sociedad se tendrán que dar tregua

Pero no se puede teorizar nada. Tristeza es lo que tenemos e impresiones vagas sin un panorama exacto porque hoy lo único que funciona es una AM transmitiendo en dúplex con una FM. Lo límites duros del universo, diría Alejandro Galliano. Acá ya los chocamos dos veces. Y se expone la fragilidad. Se inundan las calles, se mojan los cables y el mundo infinito de las redes se esfuma. Queda barro y podredumbre.
Ni ambientalista, ni decrecionista, pero la máquina recalentada del mundo acá nos deja devastados. Estamos a oscuras. Un intendente ya carga dos eventos históricos trágicos. Doy fe de que esta gestión pone todo lo que tiene. Los muchachos de defensa civil son nuestros héroes. Es difícil ahora ver el lado luminoso de la luna y ponderar la solidaridad, lo humano que sale en la catástrofe.

Saldremos adelante. Pero en nombre de esta ciudad pediremos que no nos olviden, que no nos dejen impresos en un graphf que mañana va a la papelera de la memoria. Necesitamos de todos. Las caras de los vecinos son de resignación y naufragio. Vendrán días duros, en que baje el agua, baje la espuma, y nada más baje. Ojalá esta vez no nos dejen solos, ni nos digan que podemos salir adelante con nuestros recursos. Necesitamos política y afecto. Bahía Sombría, no está luminosa ni blanca. Algunos rezamos. Algunos, a trabajar en las zonas rotas. Ojalá alguna normalidad nos espere. Va a costar mucho, material y espiritualmente. Vivimos en estado de alerta. 40 alertas en los últimos 20 días. Nuestras cabezas zumban. Vivimos paranoicos. Que vengan tiempos mejores.
