
ARGENTINA HABLA DE LIBERTAD: PENSEMOS LA RENTA BÁSICA UNIVERSAL
¿Quiénes pueden ser libres hoy? Los que tienen plata, claro. Precios imposibles, viviendas alquiladas. Trabajos monotributistas y freelance, poca carne y también poca harina. El “qué hacemos después de la pandemia” para los gobiernos tiene más similitudes de respuesta entre Norte y Sur (con un Estados Unidos con inflación récord para sus números) que diferencias. Philippe van Parijs nació en Bruselas en los ´50. Su vocación por la filosofía y la crítica hicieron que analizara la Europa de la posguerra y pensara algo superador para el Estado de Bienestar. Van Parijs buscaba cobre y terminó encontrando oro: planteó que la libertad solamente sería posible en nuestro mundo para los de guita. Una Renta Básica Universal, pensó. Una Renta Básica Universal para compensar a aquellos que no trabajan y para los que lo hacen por fuera del “mercado”, pensó. De esa manera nos ahorraríamos tener tanta pobreza, pensó. De esa manera podríamos vivir todos mejor.
Van Parijs sentenció hace cuarenta años que la libertad sólo sería factible con un ingreso económico que permita promover la consecución de una libertad real, para tomar decisiones, y no de una libertad farsante: quien no tiene plata para comer nada puede decidir.Es algo más que el Estado como benefactor. Es más que eso: es entender que ninguna sociedad podrá solucionar sus problemas estructurales con el aislamiento de sus desempleados. Y vaya que los hay. Ni el Estado por un lado, ni las empresas por el otro: garantizar las condiciones mínimas de dignidad en nuestro país parece imposible para cualquier gobierno. Eco de la teoría vanparijsense, varios Parlamentos europeos retomaron la discusión sobre el RB luego de la pandemia. Allí encuentran una posible salida ante la casi irreversible desigualdad social en la que habitamos: España, Alemania, Francia. Argentina también. ¿De dónde sacamos la plata para garantizar una Renta Básica Universal si a penas pudimos pagar tres meses seguidos de IFE?
El “qué hacemos después de la pandemia” para los gobiernos tiene más similitudes de respuesta entre Norte y Sur (con un Estados Unidos con inflación récord para sus números) que diferencias
Según la revista Forbes, el 2021 fue un año récord para los más ricos del mundo: tuvieron un aumento de su riqueza de 5 billones de dólares (¿cuántos billetes son eso?). Además de la pregunta curiosa, otro dato urge a nuestro análisis sobre qué hacer con el sector no formal de la Argentina: el 2021 no tuvo nuevos multimillonarios. Todo para unos y uno para todos: los ricos de nuestro país hoy son los mismos de hace 50 años. Allí no hay inflación (¿ni legislación?) que modifique ningún horizonte.
El mes pasado, el Registro Nacional de nuestros Trabajadores de la Economía Popular (vendedores ambulantes, feriantes, artesanas, cartoneras y cartoneros, recicladores, pequeñas agricultores, entre otros oficios) registró casi 3 millones de inscriptos. Siete provincias de la Argentina ya tienen más trabajadores en la Economía Popular que en el sector privado: son Catamarca, Chaco, Formosa, Jujuy, Misiones, Salta y Santiago del Estero.
Es cierto. La discusión que tiene la Argentina es una discusión sobre la libertad: sobre la libertad de elección, dentro de un sistema en donde las puertas se cierran cada vez más seguido, en donde no tener un ingreso económico mínimo es muy hermano de no tener ni buena salud, ni buena educación, ni buena alimentación. Pero la crisis del covid renació como el ave fénix de la cooperación, de la reorganización y de la sustentabilidad. Miramos siempre el hospital que falta por arreglar o la escuela que queda por pintar: la Renta Básica Universal aseguraría que, por lo menos, no haya 6 de cada 10 pibes sin comer. Nuestra Economía Popular está a los gritos. Los recursos económicos ya están acumulados (el ejemplo de Marcos Galperín y el imperio de Mercado Libre es claro: entró entre las 100 empresas del mundo que más plata hizo en pandemia) pero con la contracara de 9 millones de argentinos que se encuentran hoy en condiciones de supervivencia.
Siete provincias de la Argentina ya tienen más trabajadores en la Economía Popular que en el sector privado: son Catamarca, Chaco, Formosa, Jujuy, Misiones, Salta y Santiago del Estero
La RB implica un pago mensual para las personas de entre 18 y 65 años que se encuentren trabajando en la informalidad o en una situación de desempleo. El monto de dinero que se piensa, según el proyecto que presentó hace pocos meses el titular del Banco Central, Claudio Lozano, sería la equivalencia a una Canasta Básica Alimentaria para un adulto,que a monto de hoy son 9.500 pesos. Cubrir ese monto para asegurarse que esa persona coma. Ni más ni menos.
La Renta Básica Universal se formaría por la Asignación Universal por Hijo (AUH) y el Ingreso Básico Universal (IBU), según el proyecto presentado. “Estos dos instrumentos, la AUH y el IBU, constituyen una Renta Básica Incondicional que construye un piso alimentario para que ningún hogar quede por debajo de la línea de indigencia”, explicó el funcionario. Hablar de la Renta Básica en la Argentina no es una locura, más bien es la necesidad imperiosa de darle explosión y continuidad a una política pública que se inició en 2009 con la AUH. La misma AUH que durante años y años (más de diez) generó y reforzó prejuicios asociados al estancamiento de nuestra economía con la “vagancia” de las personas que tienen más de cuatro hijos y viven en un barrio que no tiene ni agua ni luz. ¿A quién responsabiliza hoy el argentino común por la crisis económica que atravesamos?

Siglo XXI, cambalache: la culpa es de los gobiernos y no de los pobres. Son entonces los gobiernos los que deberán plantearse cómo transformar los problemas estructurales en demandas colectivas para que sus decisiones de gestión sean sostenidas colectivamente. Caso acceso a la vivienda. Es la Argentina polarizada y también es el mundo: hace tres semanas, en Berlín votaban un 56% a favor de la expropiación de viviendas en desuso de los principales grupos inmobiliarios con destino a albergar personas desempleadas y sin casa. En lo local, la oposición argentina también hace lo suyo: el otro día no dieron quórum para tratar la Ley de Etiquetado Frontal pero propusieron hablar de la Ley de Alquileres. Y del voto electrónico, de paso. Con el peligro del neoliberalismo a las Cámaras (y con la argumentación bilardista del resultado de las PASO), el gobierno debe dar la discusión sobre la libertad. La desigualdad se está comiendo todo. La sociedad argentina demanda decisiones que se animen. Ojalá sean pronto. La Renta Universal deberá ser Ley, pero primero agenda.