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05 de marzo 2023

Ramiro Gamboa

LAS NUEVAS ROPAS DEL EMPERADOR

Tiempo de lectura: 21 minutos

Rishi Sunak pasó de ser un simple mortal que gozaba de la libertad del anonimato a ser una de las personas más conocidas del Reino Unido en tiempo récord. Tuvo su primer cargo cuando fue elegido miembro del Parlamento en mayo de 2015. Los miembros de Westminster saben que para dejar de ser parte de la plebe –backbenchers– a formar parte de la élite que conforma el Gobierno deben esperar, al menos, diez años. Pero a Sunak solo le llevó cinco años llegar a la segunda oficina más importante del Estado británico, Downing Street 11, para ser el ministro de economía –Chancellor– de la sexta economía más poderosa del mundo, a principios de 2020, cuando fue convocado por Boris Johnson con tan solo 39 años. Y en octubre de 2022, obtuvo el cargo de máxima responsabilidad en la vida pública del Reino Unido, Primer Ministro.

Nadie llega al pico de la cumbre por arte de magia, y menos a esta velocidad meteórica. Sunak es el primer líder de Downing Street 10 de origen indio y que practica el hinduismo. “Que los diputados conservadores lo hayan apoyado es una señal positiva de cambio. También supone un reto para los partidos de la oposición, en particular los laboristas, que nunca han tenido un líder de origen étnico minoritario o que sea mujer”, explica Daniel Cody, periodista del diario Evening Standard. Sunak es también el segundo Primer Ministro más joven (42), solo superado por William Pitt the Younger, quien tenía 24 años cuando asumió en 1783. “Es un tecnócrata de corazón”, asegura a Panamá Revista una periodista que trabaja en Westminster.

Sunak es el mayor de tres hermanos. Nació en 1980 en Southhampton, un distrito lleno de árboles al sur de Inglaterra. El papá de Rishi Sunak, Yashvir, es médico clínico y la mamá, Usha, farmacéutica. Sus padres son de clase media que emigraron de la India al Reino Unido en los años sesenta buscando progresar y crecer. No les sobraba el dinero, pero decidieron no irse de vacaciones o irse a lugares más económicos, como la isla de Wight a poca distancia en ferry de Southampton para invertir en la educación de sus tres hijos: Rishi, Sanjay y Raakhi.

Rishi Sunak adelantó un año en la escuela por sus resultados académicos brillantes, y fue jefe de estudios, representante del aula, en la escuela primaria privada Stroud.

Winchester College

Los compañeros de Sunak dicen que era muy competitivo; esa hambre de gloria lo llevó a conseguir un lugar en una de las escuelas secundarias más prestigiosas del Reino Unido: el Winchester College. Y no es anecdótico el dato de que hubiera decidido ir a esta secundaria privada y no a otra también muy famosa, el Eton College, donde estudió Boris Johnson y de donde se graduaron otros dieciocho primeros ministros. El dato de Winchester nos ayuda a entender los problemas de liderazgo que Sunak enfrenta hoy al frente de Downing Street 10. El Eton College era perfecto para alguien carismático y que le gustara alardear socialmente como Johnson, alguien que gusta estar en primera fila y ser el centro de atención constante. “Si el problema de Eton es la arrogancia social, el de Winchester es la arrogancia intelectual”, escribe Michael Ashcrof en la biografía detallada que escribió sobre Sunak. De las filas de Winchester salió solo un Primer Ministro además de Sunak, Henry Addington, que entró en Downing Street 10 hace más de dos siglos, aunque sí salieron seis ministros de economía (Addington, Lowe, Cripps, Gaitskell, Howe y Sunak). Es decir que, mientras Eton dota del polvo mágico a líderes para que sean políticos grandilocuentes, Winchester los dota de herramientas intelectuales para que se destaquen como cuadros técnicos. ¿Y cómo hace un político que tiene formación y experiencia técnicas para salir de la grilla fría y poco estelar de los Excels y lanzarse al escenario político? Allí está Sunak.

Como interno en Winchester, fue elegido por las autoridades del colegio desde el primer trimestre como “Senior Commoner Prefect”, rol que se le parece al de delegado del curso, el Head boy, líder, prefecto. Jamás le gustó el sabor del alcohol. Nunca. Quienes lo conocen aseguran que le gusta tomar soda mientras mantiene debates intelectuales con personas de alto nivel, pero era difícil encontrarlos en los pubs cerca de Westminster, relajados, hablando de la vida. Tiene libros, pero le falta pub. Hace la tarea, pero le falta rock.

Quienes conocen a Sunak aseguran que le gusta tomar soda mientras mantiene debates intelectuales con personas de alto nivel, pero era difícil encontrarlos en los pubs cerca de Westminster. Tiene libros, pero le falta pub. Hace la tarea, pero le falta rock.

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Sunak trabajador

Durante las vacaciones escolares, en su adolescencia, ayudaba en la farmacia de su madre. Hacía cuentas, temas de contabilidad y de impuestos y, a veces, atendía a los clientes con sus recetas médicas y descuentos. Eso le dio conciencia política, porque pudo apreciar el impacto de la política fiscal en el bolsillo de jubilados y trabajadores. Algo que también le dio calle fue trabajar como mozo durante sus vacaciones universitarias en el restaurante preferido de sus padres en Southampton, La Brasserie.

Pasión por la economía

En los exámenes A levels, las pruebas que los alumnos deben rendir durante los últimos años del secundario para ingresar en la universidad, eligió economía y matemática. La economía se convirtió en su campo intelectual predilecto: “Es mi mayor amor académico. Me emocioné desde el primer día que la empecé a estudiar a los 16 años”, explica Sunak.

Otro dato que demuestra su interés por la economía fue un artículo que publicó en el diario escolar a sus 16 años, donde criticaba la probable subida de impuestos que acompañaría el Gobierno de Tony Blair, y criticó el exceso de gasto público. Allí defendió el espíritu empresarial, criticó el sindicalismo más cercano al partido laborista y también criticó a la Unión Europea, postura que mantendría con coherencia a lo largo de su vida, así defendió el Brexit durante el referéndum convocado por David Cameron en 2016, trayectoria ideológica que no tuvo Boris Johnson.

Bienvenido a Oxford

Después de terminar el secundario en Winchester, Sunak seguiría hacia adelante con su cabello negro y su sonrisa de oreja a oreja, y sería aceptado en Oxford junto a otros nueve estudiantes para estudiar Filosofía, Política y Economía (lo llaman PPE en inglés, una opción clásica para futuros políticos). Sin embargo, a diferencia de la mayoría de los estudiantes de esta carrera, Sunak no participó de la política estudiantil conservadora en la Universidad ni tampoco de la sociedad de debate que ha sido siempre una gimnasia efectiva para hombres y mujeres de Estado. En cambio, cambiaría su destino para unirse a la Oxford University Investment Society, una especie de club donde los estudiantes empiezan a incorporarse al mundo financiero, allí donde Sunak se siente cómodo. Las finanzas son para él lo que es el fútbol para Macri. Allí se codeaba con funcionarios del Banco de Inglaterra, del FMI, del Banco Mundial, de la Bolsa de Londres y de bancos privados como el JP Morgan. Audaz y ambicioso, se convirtió en el presidente del club durante su segundo año en la universidad, cargo donde agotó hasta la última gota de poder que se le dio, y que le permitió conseguir ofertas de trabajo en bancos de renombre, más cerca de la city financiera que de Westminster, más cerca de la técnica que de la política, más cerca de los números que de las buenas historias.

Sunak cambiaría su destino para unirse a la Oxford University Investment Society, una especie de club donde los estudiantes empiezan a incorporarse al mundo financiero, allí se siente cómodo. Las finanzas son para él lo que es el fútbol para Macri.

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Sunak finaliza sus estudios con distinción; su promedio fue uno de los mejores en la historia de esta facultad de Política, Filosofía y Economía, en Oxford. Y después de esto, aceptó una oferta que le hizo uno de los bancos de inversión más importantes del mundo, Goldman Sachs. Mientras trabajaba aquí, su jefe Richard Sharp destacaba que Sunak era alguien “muy trabajador, muy ansioso, con mucha energía y con una mentalidad de ejecución impecable”.

Durante su tercer año en Goldman Sachs, Sunak entendió que su tiempo en la city de Londres se estaba agotando y empezó a pensar en su próximo paso.

California, su lugar en el mundo

Estudió un MBA (una maestría en Business Administration) en la Universidad de Stanford, en California. El autor Quinn Slobodian describe a Sunak como el primer Primer Ministro californiano por ser un fanático de Silicon Valley y por estar obsesionado con California. Sunak cursaba su maestría junto a otros 375 compañeros que fueron elegidos como grupo selecto entre miles de aspirantes para integrar la Universidad de Stanford. Ya que la maestría era excesivamente cara, seis cifras, y Sunak venía de una familia de clase media, aplicó a la beca Fulbright, institución que ofrece ayudas a estudiantes distinguidos para cursar en las mejores universidades de los Estados Unidos. Fue elegido, y en Stanford se convertiría en un aficionado de todo el universo cultural que significa Silicon Valley. Siempre en sus discursos destaca el espíritu emprendedor y la creatividad de ese rincón del mundo.

En Stanford Sunak, conoció a la mujer con la que se casó, tuvo dos hijos y quien se convirtió en la Primera dama del Reino Unido: Akshata Murthy, hija de uno de los hombres más ricos de la India, Narayana Murthy, quien creó la empresa de Software Infosys, con la que cosechó su fortuna. Según la revista Forbes, Narayana Murthy tiene un patrimonio de 2700 millones de dólares. Su hija, Akshata, quería seguir estudiando y establecer su propio negocio de moda y, por eso, fue a estudiar en el MBA de Stanford, en el mismo curso que Sunak, en 2004. Comparten una ferviente fe en el hinduismo, el mercado y el individuo frente al Estado.

En 2006, la estancia de Sunak en el estado donde se desarrollaron Apple y Google llegaba a su fin. Terminó su maestría con éxito y su próximo paso sería trabajar en un puesto importante en The Children’s Investment Fund, un fondo de inversión dirigido por el multimillonario Chris Hohn. Sunak y Akshata deseaban seguir juntos y decidieron tener una relación a distancia, se verían en el Reino Unido y en los Estados Unidos, aunque en 2009, Sunak consiguió un trabajo que le permitió trasladarse a California, donde empezaron a vivir juntos.

Conflicto de intereses

Hoy Sunak y su esposa, Akshata ocupan el puesto 222 en la lista de ultrarricos del Sunday Times. Declararon 730 millones de libras, el doble de patrimonio que tenía la Reina Isabel II antes de morir y son más ricos que el actual rey Carlos.

Sin embargo, ser “ultra rico” no es necesariamente una característica negativa de la pareja, lo importante es que su situación personal no afecte a sus políticas. Ambos lo saben. Por esto, Sunak decidió colocar su fortuna en un fideicomiso ciego no bien asumió el cargo como ministro de economía, en 2020, para que no lo acusaran de mejorar su situación personal gracias a su cargo público. Este gesto republicano muestra que Sunak toma conciencia de la importancia de administrar sus conflictos de intereses, pero esa perspectiva ética no funcionó cuando se supo que su esposa, Akshata Murthy, tuvo estatus de no residente en el Reino Unido; contaba con la ciudadanía de la India, que le permitía no pagar impuestos sobre sus ingresos en el extranjero. Finalmente, una vez explotado el escándalo, Akshata renunció a su non-dom status y hoy paga por la totalidad de sus bienes como la inmensa mayoría de los británicos en un país con una alta moral impositiva, donde nadie pasa por alto alguna evasión, ni siquiera la reina que accedió voluntariamente a pagar impuestos por sus ingresos y por sus bienes desde 1993.

El primer cargo político de Sunak

Después de estar en los Estados Unidos, de hacerse rico, de haber trabajado en bancos y fondos de inversión, y de haber comprado departamentos en los Estados Unidos, el Reino Unido y la India, Sunak decidió volcarse a la actividad política. La próxima posibilidad para entrar en el Parlamento sería en las elecciones generales de 2015, donde competía el líder conservador David Cameron frente al laborista Ed Miliband.

En 2015, William Hague, miembro del Parlamento por el distrito de Richmond, en Yorkshire, anunció su renuncia a la Cámara de los Comunes  después de 26 años. Hague decidió que quería ser parte de la Cámara de los Lores, y su paso al costado le dio luz verde a Sunak para presentarse como candidato en uno de los escaños más seguros para los conservadores, debido al historial electoral en esa región. Sunak probablemente hubiera preferido ser candidato en Hampshire por su cercanía con Southampton, lugar donde nació y creció, pero estaba dispuesto a mudarse al norte de Inglaterra para ser elegido por Richmond. Y lo hizo con su esposa Akshata y sus hijas.

Un factor importante de Yorkshire es que se trata de uno de los distritos más blancos del país, donde el 85 % de los habitantes había nacido en Inglaterra, y donde solo el 1 % de la población dice ser hindú. Pero Sunak supo buscarle la vuelta y ganarse a los electores. Cuando se encontraba con gente mayor, de la que Sunak pensaba que, probablemente, no veían que él pudiera encajar en el Yorkshire rural, tenía siempre preparado un chiste. Cuando la gente elogiaba al anterior miembro del Parlamento: “Lo tenemos presente a William Hague, nos gusta”, Sunak respondía: “Seré el próximo William Hague, nada más que un poco más bronceado”. Supo llevarlo.

Una noche de mayo de 2015, fue la elección que significó la euforia para los conservadores del país y, probablemente, el momento más feliz en la carrera política de David Cameron. Consiguió la mayoría parlamentaria que no conseguían desde 1990. Localmente, Sunak fue elegido miembro del parlamento por más del 51 % de los votos.

Adiós, Europa

Sunak siempre creyó que el Reino Unido estaría mejor fuera de la UE y, por eso, no tuvo grandes conflictos al tener que definirse en el referéndum de 2016. El 23 de junio, Sunak votaría en contra de la permanencia en la UE. El 24 de junio se supo que el Reino Unido abandonaría la UE con un resultado de 52 % a 48 %. Una vez conocido el resultado, Cameron renunció como ministro después de ser un defensor sincero del Remaining. Su renuncia provocó una batalla feroz dentro del partido conservador. ¿Quién lo reemplazaría? La elegida fue Theresa May, ministra del Interior de Cameron.

Cuando Theresa May asume, decide convocar a Sunak para su primer trabajo en el gabinete después de dos años de haber ingresado en Westminster. Fue secretario del departamento de Energía y estrategia industrial, un puesto sin mucha responsabilidad, pero que, al menos, lo sacaba de las sombras de la cámara. En unas elecciones equivocadas convocadas en junio de 2017, para supuestamente obtener mayor apoyo y ejecutar la salida del Reino Unido, May se ve debilitada con el resultado, y con una mayoría muy magra, convoca a Sunak para darle otra responsabilidad.

May le preguntó a Sunak si le gustaría ser Ministro de Vivienda y comunidades locales. Y Sunak respondió que sería un honor para él, ya que respondía a un momento de coincidencia entre lo que quería y lo que la vida le ofrecía. Así y solo dos años después de haber ingresado en la política, Sunak se convirtió en ministro de Gobierno.

Un excéntrico al poder

Durante sus días en Downing Street, Theresa May no paró de repetir que el Reino Unido abandonaría la UE el 29 de marzo de 2019, fecha que estipulaba la normativa en caso de que un Estado miembro quisiera abandonar el bloque. Después de haber aceptado que no podría cumplir con ese plazo, de renuncias de algunos ministros y de presiones de otros, May decide bajarse y convocar a una elección general en mayo de 2019. Dejaría de ser primera ministra y ahora Sunak debía decidir a quién apoyaría en la contienda electoral por el liderazgo del partido conservador e intentar no equivocarse en su apoyo para seguir avanzando en su carrera política.

Entre los candidatos estaban Boris Johnson, Jeremy Hunt, Matt Hancock, Dominic Raab, Michael Gove. Sunak entendía que solo un líder carismático, más auténtico, con evidencia de gestión y de ejecución podría poner en marcha el Brexit y torcer el brazo al euroescéptico Nigel Farage y a los laboristas duros que bajo el mando de Jeremy Corbyn habían tenido un resultado sorpresivo muy positivo para el laborismo en 2017; aunque no les alcanzó para ganar y ser gobierno. Por esto mismo, Sunak apoyó al exalcalde de Londres, Boris Johnson, y cuando el equipo de campaña de Johnson leyó un artículo de Sunak apoyando su candidatura le pidió que defendiera la candidatura de Johnson en radio y televisión.

En las entrevistas, escuchamos a Sunak destacar el carisma, el magnetismo de Johnson para el público británico, su atracción, su liderazgo, todas condiciones que hoy podríamos decir que le faltan a Sunak como Primer Ministro. Incluso dijo: “Los votantes ya no quieren más políticos que miden todo, excesivamente prolijos y fríos, perfectos. Lo que buscan es honestidad, autenticidad, alguien más como ellos mismos”. Es justamente su limitación mayor: no poder salir del manual de tecnócrata.

Su defensa fue tan efectiva que cuando Johnson ingresó en Downing Street 10, en 2019, le ofreció ser el Secretario del Tesoro, una especie de viceministro de economía, un cargo perfecto para alguien metódico y aficionado a los números como Sunak. Johnson le había aclarado a su ministro de hacienda, Sajid Javid, que quería que su mandato fuera recordado como el fin de la austeridad que había iniciado Cameron. Quería aumentar el gasto público en salud, educación y policía. Javid tuvo una muy buena relación con su número 2, Sunak, lo invitaba a reuniones importantes, y escuchaba su posición cuando estaba diseñando el presupuesto. 

2015 fue la elección que significó la euforia para los conservadores del país. Consiguieron la mayoría parlamentaria que no conseguían desde 1990. Localmente, Sunak fue elegido miembro del parlamento por más del 51 % de los votos.

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Cómo ganar una elección

En 2019, los conservadores sabían que faltaba poco para convocar a elecciones generales y se los veía complicados; desde 1997, solo lograron tener mayoría parlamentaria propia dos años, perdieron las franjas del electorado joven por la atracción que provocaba Jeremy Corbyn; Cameron había aumentado considerablemente el precio de los aranceles universitarios y ser conservador, para muchos adolescentes, era sinónimo de respaldar recortes y austeridad. Además, los conservadores eran responsables de haber convocado el referéndum para salirse de la UE, pero jamás supieron cómo llevar el plan a la práctica.

Analistas políticos y expertos en campañas electorales llamaron el muro rojo a la zona de votantes en el norte del Reino Unido, desde el norte de Gales hasta Yorkshire, donde era muy sólido el voto laborista. Los líderes más importantes del partido ni pretendían visitar estas zonas porque había un elemento cultural enorme que alejaba al votante del norte del partido conservador después del cierre de cordones industriales y la destrucción del empleo durante los años de Margaret Thatcher. Johnson debía romper este muro si deseaba ganar las próximas elecciones generales. Muchos votantes de estas zonas eran laboristas tradicionales y no se sentían identificados con Corbyn ni tampoco con su postura poco clara y dubitativa frente al Brexit. Esta teoría de quebrar el muro rojo entendía que el partido conservador podría quedarse con hasta 360 escaños si lograba penetrar en esta zona. Sunak decidió que apoyaría, durante toda la campaña, a los candidatos conservadores que estaban en esta zona del muro rojo.

Finalmente, se acordó que las elecciones fueran en los días anteriores a la Navidad de 2019, a finales de año. El eslógan de campaña de Johnson Get Brexit Done (terminar de ejecutar el Brexit) quedará recordado como una de las mejores frases en la historia moderna de campañas electorales. El mensaje era claro: los conservadores debían cosechar una victoria categórica para ejecutar la salida del Reino Unido de la UE. Eran ellos o el caos. Además, la idea de invertir más en el norte gustó. Y el muro rojo se derrumbó. Johnson obtuvo el mejor resultado electoral del partido conservador desde 1980, y ganó en distritos donde el partido conservador nunca había ganado.

Bienvenido a Downing Street 11

Después de su triunfo electoral, y de enterrar por siempre la carrera política de Jeremy Corbyn, Johnson le pidió a su ministro de Economía, Sajid Javid, que quería cambiar todo su equipo de asesores después de algunos off que salieron en la prensa donde se decía que parte del equipo de Javid no confiaban en Johnson ni en su plan para el Brexit. Javid se negó a permanecer en su cargo sin su equipo. Era el momento de Sunak.

Sunak se convirtió en Ministro de Hacienda con tan solo treinta y nueve años. Quedaba menos de un mes para presentar el nuevo presupuesto, y sabía que no tenía tiempo que perder. Enfocado en su nuevo proyecto, hizo trabajar a su equipo de las oficinas de Downing Street 11 (literalmente al lado de Downing Street 10) hasta altas horas de la madrugada durante 27 días. Sus empleados ingresaban a las 7 de la mañana y se iban a la medianoche. Hasta que terminó de diseñar el primer presupuesto del Estado Británico fuera de la Unión Europea en 48 años.

Algunos entienden que Sunak cree, desde temprana edad, en la disciplina fiscal, con la idea de que no hay que gastar más de lo que ingresa, y en cierta ortodoxia económica desplegada por el ministro Osborne bajo el gobierno de Cameron. Pero Sunak supo desde el primer momento que el manifiesto de Johnson de las elecciones generales de 2019 mostraba un plan económico de expansión y entendió que no vino a hacer realidad su dogmatismo económico, sino a implementar un plan bajo las órdenes políticas de Johnson. “Encontrá la plata para aumentar el gasto”, le solía decir Johnson para mejorar la relación de su gobierno con la sociedad.

Pero además de tener que planear un presupuesto a la medida de Johnson, a fines de febrero de 2020, el nuevo ministro de economía se vio ante un acontecimiento que marcaría su vida política, y la de todos, para siempre: la pandemia del Covid 19.

El galán del Reino Unido

Sunak entendió que debía elaborar un nuevo plan económico con mayor inversión en salud y en el mercado interno para paliar los efectos de la cuarentena. Eso hizo el 11 de marzo, cuando dijo que “cueste lo que cueste, este gobierno va a invertir todo lo necesario en el NHS. No es tiempo para ortodoxias económicas. El gobierno apoyará el empleo, los salarios y a las empresas”. Dio préstamos a empresas financiados por el Estado, exenciones fiscales, le pagó el salario al 80 % de los trabajadores con su Furlough scheme y aumentó el gasto social, al llevarlo a su nivel más alto desde que los conservadores recuperaron el poder y aplicaron planes de ajuste en 2010.

Los elogios a las medidas económicas heterodoxas de Sunak fueron explosivas. Todos los diarios y revistas, incluso publicaciones progresistas y de izquierda, como The New Statesman, The Mirror, The Independent, apoyaron las decisiones del nuevo ministro quien aseguraba: “Se nos juzgará por nuestra capacidad de compasión. Cuando esto termine, quiero mirar atrás y que me recuerden por haber sido considerado con el pueblo británico”. El mismo Sunak que tiene un cuadro de Nigel Lawson en su oficina, el ministro de economía estrella de Margaret Thatcher, fue elogiado por el líder sindical de la izquierda británica Len McCluskey y por el político demócrata Bernie Sanders, quien tuiteó: “Lo que hacen en el Reino Unido es el camino correcto. Esa es la dirección que hay que tomar”. Esto hizo que su reputación aumentara en las encuestas, donde las más serias le daban un 60 % de imagen positiva, por encima del 48 % que tenía Johnson, y un 20 % por encima de cualquier otro ministro del gabinete. Los elogios eran tan diversos, que incluso la revista Vogue llamaba a Sunak Dishy Rishi, donde dishy significa ‘alguien sexualmente atractivo’. Algunos diarios importantes y revistas lo etiquetaron como el parlamentario británico más sexy, y Sunak pasó a ser algo así como el galán de la nación según tituló el diario The Sun.

En julio, el Reino Unido anunció el fin de la cuarentena, reabrió pubs, restaurantes, cines, hoteles, museos, parques al aire libre, peluquerías, escuelas, y otros espacios públicos. Permitió que personas de diferentes hogares se encontraran. Sunak estaba por encima de cualquier otro miembro del Gobierno o de la oposición gracias a su plan de rescate económico que salvó millones de puestos de trabajo. A los planes durante la cuarentena, se sumaron planes económicos de reapertura que le daban beneficios a la demanda y estímulo a los consumidores. Ejecutó distintas medidas, como el Eat out to help out (comé afuera para ayudar) y la reducción del IVA para franquicias y cafeterías, como Pret. Una hamburguesería llamó a su combo Dishi Rishi, y destacaba que el menú era bajo en IVA y bajo en grasas, y Starbucks tuiteó que parte del desayuno iba a cuenta de Sunak. Estos planes también le permitieron a Sunak aumentar su popularidad entre la población joven.

Entendió que debía elaborar un nuevo plan económico con mayor inversión en salud y en el mercado interno para paliar los efectos de la cuarentena y dijo que 'cueste lo que cueste, este gobierno va a invertir todo lo necesario en el NHS'.

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Mamá, llegué. Soy Primer Ministro

Ministro de economía hasta 2022, Sunak astuto supo correrse y renunciar para vaciar de poder al Gobierno de Boris Johnson, afectado por distintos factores: la crisis del costo de vida con una inflación del 10 %, el enfriamiento de los salarios que no crecen desde 2008, el escándalo del party gate, todavía investigado por una comisión del Parlamento, y los efectos adversos del Brexit, que debilitó la unión del Reino Unido, alimentó el resentimiento y las divisiones con Irlanda del Norte y Escocia, y afectó el intercambio con el principal socio comercial del país, la Unión Europea, el bloque de 27 países y más de 450 millones de consumidores. Otro de los logros de Sunak como ministro de economía fue anunciar la explosión que provocaría la baja de impuestos salvaje que proponía Liz Truss durante la contienda electoral del partido conservador, después de la renuncia de Boris Johnson en julio de 2022.

Y la bomba explotó, con la primera ministra con el menor tiempo en Downing Street 10, 44 días. Pero no solo fue la falta de credibilidad del plan fiscal de Truss lo que destruyó su gobierno, sino también la falta de institucionalidad de su mandato. Truss despidió a Tom Scholar, un secretario del tesoro imparcial elogiado por conservadores y laboristas, por haber criticado la excesiva baja de impuestos y no le permitió a la OBR (Oficina de Responsabilidad Fiscal) verificar las medidas económicas.

“Hay que tener en cuenta que es un líder no electo por el voto popular a diferencia de Johnson, que ganó la elección por los miembros de su partido”, asegura Daniel Cody, analista político. “Una de las características clave de Rishi Sunak, que le hizo atractivo para muchos diputados conservadores tradicionales de su propio partido, fue que manifestó claramente su intención de gobernar de una forma que muchos consideraban tradicionalmente conservadora, sobre todo en materia de gasto, donde se le considera prudente y dentro de la tradición thatcherista. Aunque no ganó la contienda electoral de los miembros del Partido Conservador frente a Liz Truss, contó con el apoyo del mayor número de miembros del parlamento. Tras el desastre presupuestario de Truss, los diputados conservadores tradicionales querían volver a alguien que diera seguridad, y Sunak era una buena opción, lo que le ayudó a ganar la segunda votación por el liderazgo de 2022. En cuanto a otros líderes mundiales, se han sentido aliviados de contar con una figura relativamente estable, después de Liz Truss y Boris Johnson, ambos con relaciones polémicas con los líderes europeos en diferentes momentos, quizá lo más reciente de Liz Truss fue decir que “los británicos deliberan” sobre si Macron era amigo o enemigo del Reino Unido”, asegura Cody.

Sunak no lidera

Partido conservador en crisis. Laborismo más astuto y competitivo y un líder laborista, Keir Starmer, elocuente. Un contexto parecido a la última vez que el laborismo ganó encabezado por Tony Blair en 1997. Hubo una Primera Ministra, Liz Truss, que duró 44 días en el cargo, con tres Primeros ministros en los últimos tres años, con un laborismo que le saca veinte puntos de diferencia a los conservadores en todas las encuestas y con Starmer, que hace temblar a los miembros del parlamento y del partido conservador. ¿Será Rishi Sunak más parecido a John Major, quien perdió con Tony Blair las elecciones de 1997 con un partido conservador que agonizaba o tratará de parecerse a otros políticos conservadores, como Churchill o Margaret Thatcher, grandes transformadores de la política británica del siglo XX?.

Los principales problemas son el Partido Laborista, los paros, la crisis del sistema de salud pública y el Brexit. Sunak no tiene los elementos que a Johnson le sobraban: experiencia, liderazgo, carisma, dramatismo, excentricidad, autenticidad.

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Los principales problemas son el Partido Laborista, los paros constantes, la crisis del sistema de salud pública y el Brexit. Sunak no tiene los elementos que a Johnson le sobraban: experiencia política, liderazgo, teatro, carisma, luz, magnetismo, dramatismo, excentricidad, autenticidad. En lugar de crear realidad, el gobierno de Sunak va detrás de los acontecimientos. Nadhim Zahawi, presidente del partido conservador, debió renunciar a su cargo por no haber blanqueado una investigación sobre su patrimonio. ¿Por qué Sunak lo sumó a su gabinete como Chairman? Dominic Raab, viceprimer ministro, mano derecha de Sunak, recibió 24 denuncias únicas de trabajadores de la administración pública por acoso laboral, algunas de las denuncias reportan intentos de suicidios debido a los maltratos de Raab. Las huelgas imparables con más de 500 mil trabajadores que pararon el primero de febrero, entre ellos enfermeras, conductores de trenes, trabajadores del paso fronterizo, trabajadores de museos, bomberos, muestran un gobierno que es reactivo a los problemas, y que no logró presentar su propia agenda.

Durante la crisis de la pandemia, supo contar una historia, la de un gobierno compasivo y la de un líder sensible. Hoy no sabe, no quiere, no puede hacerlo.

Sunak tiene que mostrar que tiene las respuestas a las dudas, los temores y las preguntas que enfrenta el país. Si bien tiene una mejor imagen positiva que la de Truss, no logra mejorar los números que había logrado Johnson, incluso en sus peores días durante el escándalo del partygate.

Sunak no sonrió cuando hace pocos días con su tono frío y desapasionado, presentó su plan para bajar la inflación, hacer crecer la economía, reducir las listas de espera médicas, disminuir la deuda pública y frenar el ingreso de inmigrantes ilegales. Trabaja para reconstruir la confianza con los ciudadanos, promete lo que entiende que puede cumplir y habla en todo momento de “las prioridades de la gente”. 

Después de 100 días de gobierno, Sunak no ha logrado revertir la posición de los conservadores en las encuestas y su propio índice de aprobación está por debajo del 15 % (la misma encuestadora le daba 60 % en el verano de 2020 cuando era canciller). Quizá su victoria esté dada por colgar el traje de tecnócrata robótico por un rato y darle una causa por la que luchar al pueblo británico. Johnson lo hizo con el Brexit y con la mejora del norte y tuvo un resultado extraordinario en las elecciones generales. Además de la crisis dentro de su gabinete, de las huelgas y de las presiones de sus antecesores, Sunak padece las consecuencias del Brexit, donde economistas aseguran que desde que entró en vigencia, el Reino Unido perdió 29 mil millones de libras en términos de productividad; en 2023, es el único país del G7 que va a caer en términos de su PBI de acuerdo con el FMI. “Algo positivo de Sunak es que siempre estuvo a favor del Brexit. Uno de los grandes problemas del laborista Starmer es que le va a costar apelar a los votantes conservadores que están a favor del Brexit, porque Starmer defendió la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea enfáticamente, y le cuesta reescribir la historia hoy al explicar que ve beneficios en el Brexit. Sunak tiene esa base de votantes”.

Hubo una excepción donde Sunak mostró liderazgo, y ocurrió esta semana cuando anunció, junto a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, el acuerdo con la Unión Europea sobre el comercio en Irlanda del Norte. Quizá sea el mejor modo de construir una narrativa para enfrentar las elecciones del 2024: firmó algo bueno para Irlanda del Norte, que va a traer prosperidad y más comercio, y va a mejorar la relación entre Gran Bretaña y la Unión Europea. Hubo un acontecimiento, algo que cambió las cosas. Lo protagonizó Sunak. El autor Andrew Marr escribió que “Sunak se convirtió en Primer Ministro” después de firmar el acuerdo. Puede ser ese el camino.

El Reino Unido ama a los excéntricos, y por eso fue el refugio del filósofo Karl Marx, del inventor del psicoanálisis, Sigmund Freud y del anarquista ruso Peter Kropotkin.

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Sunak también tiene a su favor haber calmado los mercados y el haber estabilizado el precio de la libra esterlina. Su posición personal en las encuestas supera a la del partido conservador: la gente prefiere a Sunak antes que a su partido. Es alguien calmo, moderado, disciplinado, cortés, trabajador y amable. Pero probablemente para gobernar un país haga falta algo más, haga falta ser un buen contador de historias, decir algo sorprendente, conmovedor, que tome distancia del partido conservador que agoniza desde la caída de Boris Johnson en julio de 2022, con luchas internas, economía en caída, un sistema público de salud con trabajadores mal pagos y listas de espera récord, y el desgaste mismo de los conservadores después de 13 años de estar al frente del gobierno. Las elecciones son momentos donde las narrativas entran en lucha, y Sunak no logra construir una historia que lo distancie lo suficiente de su partido. No alcanza con tener credenciales académicas y conocimiento tecnocrático de las finanzas, sino que debe liderar. Y el Primer Ministro no lidera.

El Reino Unido ama a los excéntricos, y por eso fue el refugio del filósofo Karl Marx, del inventor del psicoanálisis, Sigmund Freud y del anarquista ruso Peter Kropotkin. Daniel Cody, periodista del diario Evening Standard, dice: “Está claro que el Reino Unido disfruta de personalidades excéntricas, sino mirá el humor de nuestras comedias y el nacimiento del punk rock. Boris Johnson también es un buen ejemplo de figura excéntrica en la política, y se le consideró una alternativa a los políticos pacatos y rígidos que a mucha gente les resultaban insoportables”. Y cuando Sunak declaraba en 2019 al defender la candidatura a Primer Ministro de Boris Johnson: “Los votantes ya no quieren más políticos que miden todo, excesivamente prolijos y fríos. Lo que buscan es honestidad, autenticidad, alguien más como ellos mismos”. Quizá a Sunak le haga falta protagonizar más acuerdos como el de Irlanda del Norte y la Unión Europea, en el que demostró que puede liderar con inteligencia y creatividad. Quizá así pueda reinventarse y sacar al partido conservador de una agonía que parece ser interminable

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