02 de mayo de 2025

21 de junio de 2024
IVANA CAVIGLIASSO: “CON PREVISIBILIDAD Y REGLAS CLARAS, ARGENTINA NO TIENE TECHO”

Virginia Bertone
Ivana Cavigliasso es el último eslabón de la generación X cordobesa. Nació en 1980 en el campo. Creció en una familia de productores agropecuarios, estudió en una escuela rural y se graduó de ingeniería industrial en Córdoba Capital para volver a radicarse al pueblo donde se habían mudado sus padres: General Cabrera. Una ciudad intermedia del centro-sur de la Provincia, colonizada principalmente por piamonteses. Volvió con un objetivo, sumarse al sueño que había hecho realidad su padre: PRODEMAN. Con mucho ingenio y trabajo, en la década del ochenta, “Don Oscar” pasó de cultivar maní a montar su propia planta de procesamiento. Sus hijos se formaron y alimentaron ese sueño, que hoy exporta el 90% de su producción y aprovecha en forma total la biomasa cultivada generando energía eléctrica para el autoabastecimiento de la industria. Ivana se transformó, desde su regreso, en una topadora del proyecto. Fue la segunda representante femenina de la Cámara Argentina del Maní y actualmente es directora de la empresa.
¿Qué es y cómo nació PRODEMAN hace 40 años?
Bueno, esta es una historia de mucho empuje, sacrificio y trabajo. En ese momento, mi padre era un productor agropecuario. Toda la familia vivía en el campo, sin grandes comodidades. Nosotros, sus cuatro hijos, íbamos a una escuela rural. A principios de los ’80, mi papá comenzó a hacer pruebas con algunas hectáreas de maní dentro de su establecimiento. Todo solo hacía, desde sembrar hasta manejar la máquina cosechadora. Hacia fines de esa década, empezó a ver que el maní era un producto que requería de mayor tecnología y cuidado con relación a otros cultivos de la zona como el maíz y la soja. Había que garantizar mayor calidad y estandarización del producto, si bien en ese momento era una variedad destinada al aceite y no al maní confitería, como actualmente se configura el mercado. Decide entonces montar una planta muy artesanal en el mismo campo para seleccionar y descascarar maní manualmente. Comienza a producir y junto a otros empresarios del sector deciden organizar un viaje a Estados Unidos para conocer su zona manisera y es ahí cuando visualizó el negocio, las tendencias y regresó con muchísimas ideas para implementar en su establecimiento. En esos años logra realizar sus primeras exportaciones y reinvierte el capital en mayores áreas sembradas. Sus clientes comienzan a tener interés por visitar las instalaciones y ante la precariedad de la antigua planta y la necesidad de mostrar una infraestructura de mayor porte, decide comprar este campo de 35 ha ubicado en la ciudad de General Cabrera, donde ahora nos encontramos y montamos la nueva planta. Además, el volumen de producción alcanzado precisaba contar con mayor cantidad de recursos humanos que en el campo no iban a lograr reclutar. Entonces se instaló en este predio, en una casilla junto a mi hermano mayor y comenzaron a producir, siempre con el foco puesto en que había que crecer para exportar, cada vez más y más. Se fueron sumando mis primos, ellos sembraban el campo y hacían la producción agropecuaria y mi papá y mi hermano hacían la producción más industrial en la planta que fueron organizando. Ya hacia el año ‘2000, desde Europa se comienza a demandar maní blancheado (sin el tegumento rojo), así que hicieron las pruebas y armaron el horno, es decir, la planta de blancheado que hace ya 20 años está operando.
Durante esos años surgieron varios emprendimientos similares en la zona manisera de Córdoba ¿A qué le atribuís el éxito que tuvieron ustedes?
Yo creo que es una combinación de trabajo duro, conexión con los mercados internacionales que son muy exigentes e incorporación de tecnología constantemente. También me parece que el hecho de estar unidos, compartiendo el objetivo, la cultura y la visión de mi padre es muy positivo. De esta manera fue más fácil poder afrontar todos los desafíos que implica conducir esta empresa. Porque este es un barco grande y hay que saber manejarlo, en los diferentes contextos de la Argentina con muchísima responsabilidad, porque de nosotros dependen muchas familias. También viene de la mano de estas ganas, de esta pasión que uno le pone y que pase lo que pase siempre hay que superar los obstáculos, hay que seguir y nunca quedarse. Me sucede en lo personal también, sentir esas ganas de superarme. Y destaco, por sobre todo, una de las cosas que más nos enseñaron mis padres, que es siempre dar la cara. Ante reclamos de clientes, mi papá sin tener dominio de inglés se subía al avión y se iba a donde tenía que ir a sentarse a una mesa y asumir la responsabilidad. Ante un problema comercial para nosotros no existe eso de mandar una carta, vale nuestra presencia y predisposición a enmendar el error. Y eso es muy valorado todavía y es lo que vale en el mundo de los negocios. A veces, por más buenas intenciones que haya, las cosas pueden salir mal. Dar la cara muestra que el resultado no es producto de la mala fe. Y, por último, en un país como este, también es importante tener la cintura para saber cuándo hay que parar la pelota. Por ejemplo, el año pasado, con el 40% menos de cosecha, una sequía que trajo pérdidas millonarias fue tiempo de parar, de ponerse en modo avión.
"En un país como este, también es importante tener la cintura para saber cuándo hay que parar la pelota. Por ejemplo, el año pasado, con el 40% menos de cosecha, una sequía que trajo pérdidas millonarias fue tiempo de parar, de ponerse en modo avión."
Claro porque además es todo un desafío en sí poder sortear los contextos de incertidumbre de esta actividad que se ve afectada tanto por las crisis que atraviesa el país, como por el factor climático.
Exacto, las crisis las sorteamos llevando el gasto justo al nivel necesario para funcionar. Por ejemplo, el año pasado, decidimos priorizar el sostenimiento de las fuentes de trabajo. Estamos en una ciudad pequeña, en la que todos nos conocemos y el impacto que puede tener que a una empresa como la nuestra le vaya mal es muy grande. Entonces, la reflexión inmediata, casi como acto reflejo es, “Che, guardemos y que la gente al menos tenga su fuente laboral firme”. Y bueno, se tuvieron que bajar otros proyectos y esperar al momento adecuado para llevarlos a cabo.
¿Y este año en qué modo están?
Este año sembramos menos, pero vamos a tener mucho más rendimiento porque hasta ahora viene una buena cosecha. Y creo que también se sabe que en Argentina este sector, cuando tiene una inyección de estímulos vuelve a arrancar y estamos esperando que nos abran la pista para salir. Es fundamental para nosotros que haya créditos. Acá sabemos que el sector crece con acceso al crédito porque las inversiones son muy grandes. Al sector manisero, cuando cuente con políticas claras y de largo plazo, no lo detiene nadie. Además, estoy convencida de que Argentina no tiene techo. En esto, creo que juega un rol importante la destreza que ha adquirido el empresario argentino que compite en el mundo para surfear este mar de olas de manera destacable. Uno se sienta a menudo con gente de otros países, y no entienden la capacidad que tenemos de poder sobrevivir ante tanta adversidad.
Volviendo a hacer historia, ¿cómo es que la cuenca manisera de Córdoba se inserta en primer lugar en el mercado internacional? ¿Y cuáles fueron las condiciones que posibilitaron aprovechar esas oportunidades que vinieron desde afuera?
Yo creo que fue justamente lo que mencionaba antes. Haber hecho las cosas bien desde siempre. Hablo por mi empresa y por el sector. Nuestros principales clientes son los europeos y nosotros siempre seguimos las exigencias que ellos requirieron tanto en cuanto a calidades como en cuanto al manejo del cultivo. Ahora, por ejemplo, estamos incursionando en producción agropecuaria regenerativa para poder certificar que todo lo que producimos se enmarca en un esquema sustentable social y ambientalmente. Pienso que siempre nos adaptamos a estándares de producción muy altos y eso hizo que hoy Argentina sea el primer exportador de maní del mundo. El mercado exigente, te levanta el nivel y después uno se puede adaptar a todo.

El mercado interno, viene en una segunda etapa en estas economías. Resulta casi una curiosidad.
El maní, hoy es un producto netamente exportado. El 90% de la producción nacional se destina a mercados externos. Sin embargo, hoy hay muchas empresas que ya están empezando a meterse en el mercado interno. Nosotros fuimos uno de los pioneros dado que el sueño de mi papá fue siempre ver en la góndola del supermercado un paquete de maní con chocolate de nuestra firma. Creo que es una forma de apostar a nuestro país. Comenzamos en el 2010 y hoy viene creciendo sorprendentemente. Creo que el mercado interno tampoco tiene techo, es muy diferente al de la expo, pero es muy interesante.
Es un desafío diferente.
Es un desafío tal cual, porque hay otro tipo de competidores que quizás no juegan en la misma liga que jugamos nosotros, los que exportamos. Hay competencia desleal, la cultura del consumo de los productos derivados del maní es incipiente en Argentina y el consumidor no logra diferenciar estándares. Tampoco existen los controles de calidad y trazabilidad que tenemos en el mercado internacional. Entonces creo que también ahí hay que hacer un cambio cultural e institucional para que la competencia leal, mejore la calidad y los precios de los productos que consumimos. Los empresarios de este sector estamos preparados para poder hacerlo.
Hay muchas lecciones que aprender si se analiza el recorrido que ha hecho este sector.
Sí, somos una de las economías regionales más desarrolladas. Actualmente hemos incorporado nociones que son tendencias internacionales como la economía circula, la agricultura regenerativa y la sustentabilidad social y ambiental. Ya la calidad pasó a ser una palabra anticuada para nosotros, porque hoy hablamos de medición de huella de carbono, de trazabilidad, sabemos de qué campo viene que lo que se está cargado en tal camión. Creo que es un sector para mirar, para tomar como ejemplo. Igualmente, tengo que decirte que a veces preferimos el perfil bajo porque estamos muy acostumbrados a que en cuanto levantamos el perfil, nos terminan pegando. El año pasado en diciembre, salimos corriendo a Buenos Aires porque nos ponían el 15% de retenciones y nos mataban a todos. Luego las autoridades dieron marcha atrás afortunadamente con la medida, producto del aprendizaje que está haciendo este nuevo gobierno. Ojalá pueda mirarse al sector con buenos ojos. Mostrar que cuando las cosas se hacen bien, repercuten en el desarrollo económico regional.
"Estamos incursionando en producción agropecuaria regenerativa para poder certificar que todo lo que producimos se enmarca en un esquema sustentable social y ambientalmente. Pienso que siempre nos adaptamos a estándares de producción muy altos y eso hizo que hoy Argentina sea el primer exportador de maní del mundo. El mercado exigente, te levanta el nivel y después uno se puede adaptar a todo."
Así como identificas a una de las políticas más negativas para el sector, como las retenciones ¿Cuáles fueron las políticas o incentivos que beneficiaron al sector directa o indirectamente?
Me duele tener que decirlo, pero no me acuerdo.
¿Cuáles serían las medidas o los incentivos correctos que, más allá del acceso al crédito, acompañarían un mayor desarrollo del sector?
Los incentivos para la agregación de valor local son clave. El año pasado, por ejemplo, hubo un momento en que teníamos la misma retención en un producto terminado que en un maní blancheado. Es decir, nos convenía ofrecer un producto básico que uno industrializado que requiere de mayor inversión, trabajo, mano de obra y tecnología. Sobre este punto, considero que es importante caracterizar bien al sector. No se trata de una actividad dedicada simplemente a la producción primaria. No, acá hay industria, hay proceso, hay un movimiento, una articulación con las metalúrgicas, con las empresas de servicios que se concentran en la región y las universidades. Y creo que también tiene que haber más alianzas comerciales, dado que hay lugares en donde los aranceles para el ingreso con un producto terminado son altísimos, como por ejemplo Europa. En ese sentido, me parece interesante explorar la política que ha desarrollado Chile, con una búsqueda muy proactiva de alianzas de libre comercio. Esto vale no sólo para la expo, sino también para la importación de bienes de capital e insumos críticos para nuestra actividad. Nosotros tenemos las importaciones cerradas, aún para la compra de equipos que acá no se hacen. Yo creo que, con políticas internacionales claras, y un libre comercio obviamente ordenado y controlado como corresponde, vamos a poder mejorar nuestro perfil exportador como país.
¿La infraestructura y la logística también tienen un rol central?
Por supuesto. Hace cinco años que cargamos nuestra producción en tren y ha sido fundamental. También creo que hay que invertir en las rutas. La Ruta Nacional 158 que pasa por nuestra ciudad, tiene un tráfico infernal. Es la ruta transitada por el flujo comercial que hay entre Brasil y Chile y la que usamos nosotros para llegar a Rosario con nuestra producción. Es central para economías como la nuestra, contar con arterias que dinamicen el flujo hacia los puertos de exportación.
La educación es otro de los pilares del desarrollo económico ¿Cuál es la situación de la región con relación a este aspecto?
La educación es un aspecto clave para que estos enclaves económicos sigan creciendo y desarrollándose. Hoy, en el interior del interior, uno de los desafíos más importantes es la atracción de profesionales que quieran venir y radicarse aquí para ofrecer sus servicios y productos en nuestra región. Se están llevando a cabo algunas iniciativas para propiciar la generación y retención de estos talentos principalmente desde el sector privado. Próximamente se estará estableciendo una sede la Universidad Católica de Córdoba en Río Cuarto que nutrirá la oferta de formación de profesionales de la zona. Para una familia de clase media de nuestros pueblos y ciudades, mandar a estudiar a un hijo a la ciudad de Córdoba puede llegar a ser muy caro. Por eso vemos con muy buenos ojos la radicación de más universidades y la oferta de una mayor variedad de carreras y disciplinas. En nuestra ciudad, también estamos apostando fuertemente a fortalecer estas cuestiones con un nuevo proyecto que estamos emprendiendo entre varias empresas locales. Hemos una Fundación para el desarrollo, que, entre sus principales objetivos, busca propiciar que los altísimos impuestos que pagamos se traduzcan en inversiones para la región. El proyecto inicial que estamos llevando adelante es la creación de un nuevo establecimiento de formación secundaria innovador, con el foco puesto en el desarrollo de habilidades blandas, como la inteligencia emocional, que tanto tienen para ofrecer en el mundo productivo actual y del futuro. También se enfocará en informática, inteligencia artificial, robótica e inglés. Tendrá al deporte como paradigma del cuidado de la salud del cuerpo y de la mente. Las cuotas serán accesibles para que todos los niveles sociales puedan concurrir. El año próximo abrirá sus puertas y luego en tres años esperamos poder lanzar el ciclo primario y posteriormente el nivel inicial (jardín).
"No se trata de una actividad dedicada simplemente a la producción primaria. No, acá hay industria, hay proceso, hay un movimiento, una articulación con las metalúrgicas, con las empresas de servicios que se concentran en la región y las universidades."
¿Cómo es ser mujer y dirigir una de las empresas más importantes de un sector típicamente masculino?
Reconozco que hay muchos casos en los que a las mujeres nos cuesta más llegar y ocupar posiciones de poder. Pero en mi caso nunca sentí alguna brecha. Al contrario, siempre me sentí muy protegida, muy cuidada y muy empujada a cumplir los roles que fui asumiendo en mi carrera profesional. Nosotros venimos de una familia muy sana en donde hay claridad sobre las capacidades que puede desarrollar cada uno de nosotros, independientemente de su género. También es cierto que, en lo personal, he hecho mucho trabajo de introspección, me formé y hoy siento estar en un gran momento personal y profesional.
¿Qué futuro le ves a la compañía y al país?
En cuanto a la compañía, siento que estamos de vuelta calentando los motores. Estamos con cuatro o cinco proyectos sobre la mesa, que en cuanto la situación se estabilice, los vamos a poner en marcha. Algunos vinculados al maní y otros vinculados a otras cuestiones relativas al desarrollo local. Y en el país, sinceramente tengo mucha esperanza. Hay que mantener un objetivo claro y firme, trabajar para ello y los resultados no van a tardar en venir. Soy una convencida de que el trabajo bien hecho y la búsqueda de la excelencia nos tienen que conducir a un muy buen puerto.
