02 de mayo de 2025

12 de diciembre de 2024
BOSSIO: “LAS CERTEZAS QUE TENIAMOS SOBRE CÓMO CONSTRUIR NO SIRVEN PARA ESTE TIEMPO”

Pablo Touzon & Federico Zapata
¿Qué balance hacés del primer año de gestión económica de Milei?
Hace unas semanas me puse a revisar una presentación que hicimos el año pasado con mi socio en la consultora Equilibra, Martin Rapetti, sobre planes de estabilización. Nosotros proponíamos 10 puntos para poder estabilizar. Bueno, si miro las políticas y los resultados a lo largo del año, con muchos matices, lo que estamos viendo es, de alguna manera, la implementación de un plan de estabilización. En concreto, el gobierno subió el tipo de cambio y lo ancló, para desinflacionar la economía. Pero además logró equilibrio fiscal. En ese punto, me parece que hay un aprendizaje político de gran relevancia: nosotros creíamos que para implementar un plan de estabilización era necesario construir acuerdos políticos. A su manera, Milei encontró acuerdos políticos, pero no los tradicionales. No los que nosotros imaginábamos: el Congreso, las leyes, la construcción de un dispositivo político fuerte. Su acuerdo político fue con la sociedad. Una sociedad que dice esto está absolutamente desordenado y estamos dispuestos a hacer un sacrificio porque vemos una luz al final del túnel. Dejame tratar de expresarlo de otra manera. Nosotros creíamos que estos planes de estabilización debían hacerse con mucho consenso político: la dirigencia con acuerdos institucionales. Bueno, acá tenemos una innovación. Una forma diferente de construir un acuerdo. Como dice la frase futbolera: “era por abajo”.
¿Era posible instrumentar un plan de estabilización no recesivo?
Es una buena pregunta. En general, los planes de estabilización, al menos al principio, son recesivos. Porque vos tenés que bajar la demanda de dólares y enfriar la economía para poder bajar los precios. La gran pregunta en todo caso, es cómo se sale de esta primera fase y si es sostenible. Ojo con “tirar manteca al techo” y pasarse de rosca con el triunfalismo, porque puede ser un bumerang. Los planes de estabilización suelen tener recaídas, retrocesos y fracasos. En este punto, el gobierno debería tener un rol más pedagógico para que no se derrumbe la confianza ante el primer tropezón.
¿Qué evaluación hacés de la discusión en torno al tipo de cambio?
Como les explicaba, siempre que estabilizás, anclás el tipo de cambio. Y por esa vía, lo apreciás. El punto es que, en esa dinámica, lo que no te puede pasar es que al final del día mires el balance del Banco Central y digas “che, no acumulo reservas”. Si te está pasando eso, es porque la apreciación del tipo de cambio te está rompiendo la estructura productiva. Es decir, no te está dejando exportar. Dicho de otra manera, si el programa no tiene un sesgo exportador, podés terminar perdiendo reservas. El gran desafío de política económica es encontrar esa línea donde la necesidad de apreciación para estabilizar no te termine rompiendo el esquema de acumulación de reservas.
"A su manera, Milei encontró acuerdos políticos, pero no los tradicionales. No los que nosotros imaginábamos: el Congreso, las leyes, la construcción de un dispositivo político fuerte. Su acuerdo político fue con la sociedad."
¿Cuál es tu posición al respecto?
La experiencia nos dice que cuando Argentina apreció el tipo de cambio, vía financiamiento o baja de inflación, no hubo aumento de productividad. Y que el día que los flujos de financiamiento se retiraron, quedaste en una situación desventajosa. Yo creo que Argentina, necesita acumular reservas. El plan no puede atentar contra ese objetivo fundamental. Para que se den una idea: el Banco Central de Perú tiene un tercio de su PBI en reservas internacionales netas positivas. Me gusta mucho algo que leí en Panamá de Martín Rodríguez: gobernar la Argentina es gobernar el dólar. Bueno, no es lo mismo intentar hacerlo con un Banco Central con dólares que en un Banco Central sin dólares. Gobernar sin dólares es como tener la lapicera sin tinta.
Si tuvieras una charla con Milei sobre este punto ¿qué le aconsejarías?
Milei, más que un economista, hoy es el líder de un proyecto político. Y los líderes de los proyectos políticos en democracia se rigen por una verdad determinante: hay que ganar las elecciones para sostener o aumentar cuotas de poder. Fin. Con esto les digo que, desde la lógica política y habiendo sido funcionario, y habiendo estado en estrategias electorales y demás, entiendo que estén mirando la elección del año próximo. Una cosa es analizar con una planilla de Excel la economía, absolutamente disociada de la realidad política o de la realidad social, y otra cosa muy distinta es mirar la economía desde la política. La política es imponer ideas, caminos y convicciones. Entonces, si lo analizo a Milei desde la política, entiendo su necesidad de ir a fortalecerse en la próxima elección. Y me imagino que, para eso, va a seguir prefiriendo bajar la inflación y sostener el tipo de cambio. Un café y una apreciación cambiaria con un proceso electoral en la cortita no se le niegan a nadie. Ahora bien, que sepa que acá hay una inconsistencia que más temprano que tarde requiere solución.
La discusión sobre el tipo de cambio se vincula con la estrategia de desarrollo y la estrategia de desarrollo con la productividad.
Así es. Argentina necesita abandonar el régimen de alta inflación. Creo que todos estamos de acuerdo en esa necesidad existencial. No hay países que crezcan y se desarrollen con niveles altos de inflación. Ese fue uno de los grandes pecados teóricos y prácticos del kirchnerismo. Por eso, se requiere tanto un plan de estabilización como un plan de desarrollo. Cuando decimos que hay una inconsistencia con el tipo de cambio lo que le estamos diciendo es que hay que mirar la productividad. Efectivamente, Argentina tiene un inmenso problema de productividad. Un país puede tener un tipo de cambio apreciado cuando es muy productivo. Ese no es nuestro caso. Cuando insistimos en la estrategia de desarrollo, estamos discutiendo exactamente eso: la Argentina es un país que tiene que favorecer la inversión, el aumento de la cantidad de capital por trabajador y las mejoras de las condiciones de los trabajadores en términos de capacitación productiva y eficiencia.

¿Argentina está en condiciones de salir del cepo?
Si vos tenés un objetivo que es bajar la inflación, si vos tenés como objetivo no generar estrés macroeconómico en la sociedad, el esquema de salida del cepo tiene que ir “paso a paso”, como diría el gran Mostaza Merlo. Recomendaría pensarlo en etapas. Hoy no veo condiciones macroeconómicas ni dólares para tomar una decisión en ese sentido. El gradualismo en el frente cambiario es una movida sensata.
¿Crees que el triunfo de Trump es una buena noticia o puede ayudar al gobierno argentino?
Las relaciones internacionales tienen que ser sumamente pragmáticas: ¿vamos a poder exportar más? ¿nos financiarán un plan de desarrollo? ¿vamos a poder exportar más caños sin costura? ¿nos van a abrir el mercado de aluminio? ¿y los limones? ¿vamos a tener un acuerdo de inversiones con los Estados Unidos para poder desarrollar infraestructura? ¿van a venir capitales privados porque quieren que Argentina sea un aliado estratégico o simplemente regalamos nuestro alineamiento a Estados Unidos? Menem en su momento obtuvo con el llamado “alineamiento automático” un apoyo muy fuerte a su programa de reformas: no fue gratis. Para sacarle cosas a Estados Unidos es importante que Estados Unidos entienda que nuestra sociedad requiere hechos concretos. Si ellos piensan, sospechan o saben que es un alineamiento puramente ideológico, sin reciprocidad, bueno, entonces no es necesario darnos nada. Nos dan por sentado. Ahí estamos en un problema.
Sobre todo, porque son economías que compiten.
Mirá. Ellos producen petróleo y gas, incluso gas licuado, ahora nosotros también. Nosotros estamos apostando a la minería, ellos hacen minería. Competimos además en el mercado de la carne, los cítricos. Bueno, ojalá Milei sea un persa y logre vender todos nuestros productos, pero la venta en estos mercados no es automática ni deviene de un posicionamiento político. Requiere gestión. Las fotos, los pulgares en alto y las gorras rojas no abren mercados por sí solos.
"Ojo con “tirar manteca al techo” y pasarse de rosca con el triunfalismo, porque puede ser un bumerang. Los planes de estabilización suelen tener recaídas, retrocesos y fracasos. En este punto, el gobierno debería tener un rol más pedagógico para que no se derrumbe la confianza ante el primer tropezón."
¿Cuáles crees que deberían ser en los próximos diez años los grandes capítulos de una agenda de competitividad en Argentina?
Me parece que Argentina tiene que empezar a desarrollar de una manera más sistemática y profunda el tema del gas y el petróleo. Es un mercado muy competitivo y creo Brasil puede ser la clave. Fortalecer ese vínculo, porque todo el sur de Brasil demanda gas para uso industrial. Acá tenemos un vector de desarrollo con mucho potencial. Necesitamos trasladar, vender y distribuir. Un segundo vector de desarrollo es la minería. Tenemos la agroindustria. De una vez por todos es necesario ordenarle y darle previsibilidad a nuestro sector agrario, que viene perdiendo competitividad todos los años por causas impositivas. Y finalmente, la economía del conocimiento. Esos son los grandes huesos de una plataforma de desarrollo. Y sobre ese esqueleto, estoy seguro de que los argentinos tendrán mucho ingenio y creatividad para vender otros productos y servicios. Para eso necesitás recursos humanos calificados, necesitas incorporar capital y necesitás generar condiciones de inversión. ¿Cuál es el rol del Estado en esta transición? Creo que construir reglas de juego de largo plazo y mejorar la infraestructura del país.
En esto que estás narrando ¿Qué dinámica podría traccionar los conurbanos?
Las economías son cada vez más de servicios. Yo creo que en la medida que se desarrolle el interior, que apostemos a eso con políticas concretas, vamos a fomentar el arraigo y a cortar el flujo de migraciones hacia los conurbanos. La gente se muda por algo, bueno, ese algo es el dinamismo del mercado laboral, las oportunidades. Dicho esto, la economía de servicios bien planificada y desarrollada puede ser una gran generadora de trabajo. Pensemos en el rol que tiene el turismo. Para ser concreto, Buenos Aires tiene que volver a ser tan atractiva como Barcelona, porque el turismo alimenta el empleo de todo el conurbano bonaerense. Es una región económica única. Se los digo en números: Barcelona hasta hace unos años recibía 20 millones de turistas por año; París 55 millones; Argentina recibe 6 millones, o sea parece que hay un punto ahí de desarrollo, por eso es importante el desarrollo de la cultura, el desarrollo de las actividades gastronómicas. En definitiva, estamos hablando de lo mismo: cómo hacemos para exportar. Cuando exportás un vino lo sacas de la Argentina a Estados Unidos a Brasil. Cuando viene un turista, también estás exportando.
¿Cómo ves a la oposición?
“Desconcertada” es la palabra que me sale, porque las certezas que teníamos sobre cómo construir no creo que sirvan para este tiempo, hay que crear una nueva hoja de ruta. Y eso implica un camino más largo, difícil, con pruebas y errores, que nos permita además ir identificando liderazgos emergentes de esta época. El desafío es apasionante pero no es apto para ansiosos.