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22 de junio 2023

Lucas Malaspina

ARRIAGADA: “EL FENÓMENO DE KAST EN CHILE ES MUY DISTINTO AL DE MILEI”

Tiempo de lectura: 18 minutos

Chile atraviesa un escenario políticamente convulsivo que parece sacudirlo de un lado a otro desde el estallido de 2019. ¿Qué ocurrió desde la victoria de Boric en la presidencial de 2021 hasta la victoria del derechista Kast en la elección del Consejo Constituyente de principios de mayo de 2023? Hace 1 mes, Kast quedó a cargo de una Constitución nueva que nunca le interesó. ¿Quién es Kast y qué representa? Como si las cosas no fueran ya suficientemente poco evidentes, a un mes de ser vapuleado en esas elecciones, Boric acaba de subir súbitamente 10 puntos de aprobación y bajar 10 puntos en desaprobación en una semana, según la última encuesta de Cadem, a raíz de un fuerte posicionamiento suyo en contra de la reivindicación de Pinochet por parte de un miembro del partido de Kast.

Para entender qué pasa en ese país entrevistamos a Eduardo Arriagada, quien fue decano de la Facultad de Comunicación en la Universidad Católica de Chile y hoy colidera el Social Listening Lab de esa institución, un equipo vanguardista que ha hecho estudios muy pioneros respecto del resto de América Latina sobre el comportamiento de los ciudadanos chilenos en las redes sociales. Es autor de “Tsunami digital” y está preparando hace tiempo un nuevo libro, de pronta aparición, sobre los algoritmos y su impacto en la opinión pública.

Mi pregunta es “por qué Chile cambia tan rápido”. Esta pregunta en realidad está sesgada porque está pensada desde el punto de vista de personas que miran el signo político de los resultados de las elecciones. Otro factor importante de todo lo que está pasando en nuestras sociedades es la velocidad con la que consumimos información y con que nos comunicamos.

Sí, de hecho, el capítulo sobre la política está tratado desde el punto de vista de cuán polarizado estamos y hasta qué punto la polarización tiene que ver con las redes. Y lo que yo trato de mostrar es que en realidad hay polarización, evidentemente la estamos experimentando en las redes, pero las redes sociales fundamentalmente visibilizan más el problema. En realidad, la polarización viene de razones más profundas. En el caso de Norteamérica, el libro “Por qué estamos polarizados” de Klein muestra  que ésta nace con el tema de los derechos civiles en los años 60.

Hubo cierta exageración del concepto plurinacional que apareció en el proyecto constitucional y se convirtió en una cosa de la que abusaron en los medios para ironizar sobre esa Constitución, lo que favoreció mucho el Rechazo

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Creo que es buena esa problematización de la pregunta que tú haces, porque si miramos las últimos dos elecciones chilenas, no hay diferencias, el 4 de septiembre de 2022, a la del 23 de mayo pasado, uno ve que el voto Rechazo y Apruebo fue 62% contra 38%. Y si uno suma las listas del Rechazo y las listas del Apruebo, fue 61,96% y 37,54%. Es decir, son sorprendentemente similares los dos porcentajes. Es decir, que en realidad se han consolidado unas votaciones que sin duda tienen muy poco que ver con lo que fue hace unos años la elección de Gabriel Boric en 2021.

Retomando algo que decía Juan Elman para los observadores argentinos del proceso chileno, es muy llamativo y significativo que el voto no era obligatorio hasta el plebiscito de salida de septiembre de 2022.

Sí, es la característica más nueva de las últimas dos votaciones, de las dos que te acabo de mencionar. Varios millones de personas que nunca habían votado, que no tenían costumbre votar. Incluso hay estudios, como el del Centro de estudios del Conflicto y la Cohesión Social (COES)  que describe un tipo de votante que se incorporó por el  “voto obligatorio”. Es como un 35% de la gente que vota y que es muy distinto a lo que era el voto tradicional chileno. Es gente más conservadora en lo valórico, pero más liberal en lo económico. Y ese tipo de votantes se parecen mucho al perfil que tiene en Chile esta derecha más radical, el Partido Republicano.

Para entender mejor, me gustaría que quizás partamos de más atrás: ¿cómo fue el proceso que llevó a que Boric le pudiera ganar el balotaje a Kast? ¿En qué contexto de opinión pública estábamos en ese momento?

En el caso de la elección presidencial del 2021 hicimos mediciones quincenales en redes sociales desde enero hasta diciembre, todo el proceso de lo que fueron las primarias, después la primera vuelta y la segunda vuelta. Fue bien increíble, porque si uno tomaba en enero de ese año, ni Kast ni Boric aparecían en las encuestas tradicionales ni en los medios entre los candidatos favoritos. Y eso se tradujo en que en la campaña, en lo que fue la primera vuelta de la elección presidencial chilena, Kast fue la primera minoría. Es decir, Kast superó a Boric en votos en la primera vuelta. En el caso chileno no había pasado nunca que un candidato que hubiera ganado la primera vuelta no ganara la segunda. Y se dio algo bien interesante que fue que en esos meses, entre la primera y la segunda vuelta, se produjo un cambio muy fuerte en la campaña de Boric, que no fue acompañado por una respuesta equivalente de José Antonio Kast  -que quizás, mirado retrospectivamente, le está dando rédito ahora-.

Se han consolidado unas votaciones que sin duda tienen muy poco que ver con lo que fue hace unos años la elección de Gabriel Boric en 2021

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¿En qué sentido? En que Gabriel Boric al perder, al quedar segundo en la primera vuelta, suma a su equipo a la centroizquierda, a la que hasta ese momento su posición -la alianza entre el Frente Amplio y el Partido Comunista- habían renegado siempre del centroizquierda de la Concertación chilena, y en esta segunda vuelta él suma a figuras importantes de la Concertación y cambia completamente el tipo de campaña y se vuelca a las redes sociales en forma muy fuerte, pero además con una campaña muy alegre. Se le llama “la campaña de los arbolitos”. En cambio, José Antonio Kast, era el que iba de favorito, no cede y se mantiene en su línea, se mantiene en un discurso un poco más cerrado, no quiso abrirse, solo incorporó un poco a la mujer, pero se mantuvo en este discurso, enfocaba mucho en temas más duros de migración, seguridad, etcétera. Y no amplía su base de votantes. Entonces, a pesar de todo, Kast subió su votación y estuvo bastante cerca de Boric, pero ganó con cierta distancia en votos bastante importante Gabriel Boric. Hay que pensar que en esas votaciones todavía era voto voluntario. Entonces, los montos de votos son mucho menores. Pero ese fue el momento pico de la izquierda y después vino todo el proceso actual.

Tenemos una entrevista que te hice antes. Apuntes sobre la campaña digital de Boric, en la que básicamente hablás y explicás cómo fue este vuelco de Boric a las redes. ¿Cómo podríamos entender cuál fue el desarrollo después de la asunción de Boric y su gabinete en relación a estos conflictos? ¿Cómo lo fue viendo la opinión pública para que lleguemos a una situación donde actualmente está ponderado mucho más negativamente.

Lo de Gabriel ha sido bien complejo, porque en realidad, si tú miras la imagen del presidente, está muy contaminado con los errores de gestión. Errores de gestión que el mismo gobierno ha reconocido, es un gobierno que entró -como eran partidos que no habían estado nunca en el gobierno-, sin ninguna experiencia de gestión y se notó muchísimo. No es un tema de edad, más bien un tema de no haber estado responsable, llevando, ejerciendo cargo en ningún ministerio, ninguna subsecretaría importante. Entonces, ha sido una seguidilla de errores muy serios, en un momento en que se necesitaba mucha gente experimentada. Lo que hizo que el gobierno entrara teniendo que hacer cosas muy rápido y mostrando errores muy grotescos. Yo te diría que el primer tiempo del gobierno, hasta casi septiembre del 2022, en que después del plebiscito hubo un cambio de gabinete importante, no hubo aciertos prácticamente fuera del discurso. Así, Gabriel Boric es una persona que tenía un relato y un estilo de hacer gobierno que yo creo que ha paliado parte de esos errores con una capacidad de pedir disculpas, con una apertura a la conversación, a responderle a los medios, que ha sido interesante. La imagen externa es más poderosa que la interna, porque es un presidente de relato, de un relato muy bonito, pero con unos errores de gestión muy fuertes en su equipo. Ha tenido un equipo muy débil, con una excepción muy grande que ha sido milagrosa, que es el ministro de Hacienda (Mario Marcel), que había sido presidente del Banco Central durante el gobierno de Piñera y pasa a ser ministro de Hacienda de Gabriel Boric.

Señalabas particularmente la seguridad como un ítem conflictivo en el gobierno de Boric.

Sí, seguridad ha sido bastante dramático porque el país era un país que estaba un poquito aislado, con una frontera chilena entre desierto y cordillera, como que la verdad que nadie se interesaba mucho en venir hasta acá, a diferencia de ustedes en Argentina, que siempre han tenido un proceso migratorio importante. Durante los anteriores dos gobiernos comenzó un proceso de migración muy fuerte, primero de Haití y después especialmente de Venezuela. Con la presión social de una migración masiva con problemas de pobreza muy fuerte, se produce una entrada de un tipo de crimen organizado al que Chile no tenía tenía costumbre. Más que el volumen de crimen organizado es la violencia de la forma de hacer los crímenes lo que ha hecho que la sensación de inseguridad crezca muchísimo en el país.

No se entienden estos últimos meses chilenos en la política sin entender la fuerza que tiene el tema de seguridad. Los analistas decían que el voto del Rechazo, este triunfo del Rechazo del 62% de septiembre del 2022, tuvo mucho que ver con el discurso de la plurinacionalidad en la Constitución. Hubo cierta exageración del concepto plurinacional que apareció en el proyecto constitucional y se convirtió en una cosa de la que abusaron en los medios para ironizar sobre esa Constitución, lo que favoreció mucho el Rechazo. Los que hacen dicho análisis dicen que el gatillador en esta oportunidad, en parte es la economía, pero fundamentalmente el tema de seguridad. Y la seguridad empezaba a manejarse bastante mejor a partir del triunfo del Rechazo. Es decir, hubo un cambio de gabinete después de septiembre del 2022, entró una ministra que ha resultado muy eficiente, Carolina Tohá. Carolina Tohá fue un avance muy grande en el tema de seguridad, pero el mismo gobierno se pegó un tiro en los pies porque realizó un indulto el último día del 2022 o el primer día de este año 2023. Fue un indulto muy mal preparado, mal justificado, que rompió todos los acuerdos que había en materia legislativa en esta área. La seguridad, que era la gran apuesta del gobierno después de la derrota del plebiscito de septiembre del año pasado, tuvo un golpe muy fuerte con el tema de los indultos. Y esto todo ha sido aprovechado siempre por el partido que siempre ha estado con un discurso muy, muy definitivo, muy claro, muy categórico en torno al tema de seguridad, migración y terrorismo, que es el Partido Republicano.

La imagen externa es más poderosa que la interna, porque es un presidente de relato, de un relato muy bonito, pero con unos errores de gestión muy fuertes en su equipo

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¿Lo afectó a Boric en su imagen que el problema de la Constitución terminara con el Rechazo? Y si lo afectó, ¿cómo lo afectó? En paralelo al tema de seguridad, ¿Cómo lo ves?

Yo creo que hay que separarlos, porque independientemente de que hubiera salido la Constitución, el tema de seguridad es muy grave para la gente. Es un tema de percepción, además, que es tan definitivo que yo creo que hubiera superado el tema de Constitución. Pero la Constitución, tal como tú dices, es otro tema que ha entrampado mucho el gobierno. El gobierno en una primera etapa dijo “Para poder hacer los cambios que queremos hacer, tenemos que cambiar la Constitución”. Y se confió mucho en eso. Uno de los ministros más importantes de ese primer gabinete era Giorgio Jackson y él jugó todas sus basas en que el cambio de la Constitución iba a ser lo que iba a permitir los cambios, las reformas que quería hacer el gobierno. Y al perderse ese cambio de Constitución, se desarmó eso. Y la verdad que la percepción que hay es que el partido responsable del fracaso fue el mismo partido del gobierno. Es decir, el Frente Amplio (Boric).

Lo que hizo la izquierda más dura en el primer proceso constituyente fue decir “Tenemos la mayoría suficiente, no necesitamos a la derecha, hagamos la constitución que nos gusta a nosotros”. Esto le provocó a Boric un plebiscito que se produjo en la mitad del gobierno, con una sensación de rechazo, porque el mismo gobierno se involucró en tratar de aprobar la Constitución. Pero la razón de la molestia con el gobierno tiene mucho más que ver con el tema de seguridad y de la economía que del problema constituyente.

¿Cómo es este 35% de votantes que surgen a causa del voto obligatorio? ¿Y cuál es el efecto que tiene su inserción?

Una parte del voto rechazo fue  el votante que le permitió a  Kast ser la  primera minoría en la primera vuelta presidencial. Ese votante, un votante yo diría conservador en lo valórico, parecía un poco a este nuevo votante, liberal en lo económico. Ese es como el núcleo duro del universo republicano y de este votante nuevo. Lo que pasa es que además se suman la gente que de alguna manera está molesta con el gobierno y quiere mostrar esa molestia. Entonces, ahí ya empieza a haber otro tipo de votantes. Yo creo que aquí se encuentra gente muy motivada por el tema de seguridad y hay un sector, yo diría que minoritario, pero no deja de ser relevante, puede ser un tercio de ese grupo, que es más bien gente que tiene una cierta nostalgia por el mundo previo al proceso de la democracia. Son gente a la que les gustaría mantener  la Constitución de Pinochet.

Vos recomendaste un artículo de Noam Titelman, que básicamente hablaba sobre el factor religioso en esta última elección.

Sí, es muy interesante. Se ha estado conversando mucho el tema de la izquierda chilena, esta izquierda del mundo del Frente Amplio, que es una izquierda muy distinta a la izquierda tradicional, es decir, no tiene bases populares. Esta izquierda nueva es una izquierda muy urbana y muy como de microgrupos, en fondo, preocupados de cosas concretas muy próximas. El Frente Amplio se ha olvidado que el 70 por ciento de los chilenos dicen que creen en Dios. Entonces, ese tema religioso, que ha sido siempre una cosa importante en la política chilena, esta izquierda como que lo sacrificó. Y la derecha se aprovechó.

O sea que acá a Kast también le está apareciendo un público.

Yo no sé cómo ven ustedes a Kast desde Argentina, pero el fenómeno de Kast es muy distinto al de Milei. Por ejemplo, Kast no es una persona nueva, no es un antisistema, no tiene esa actitud la extrema y payasesca de Milei, es más bien una persona muy seria, mantiene la imagen que  ha sido toda la vida, fue un militante la UDI y fue diputado la UDI -es decir, del Partido Tradicional de la derecha chilena y todos los cuadros que componen el mundo republicano vienen de ese partido-. En realidad, su enfrentamiento más que con los partidos tradicionales de la derecha fue con el comportamiento gubernamental de Sebastián Piñera.

Hay una serie de actividades que pueden permitir que el gobierno logre volver a enfocarse en hacer bien el gobierno. Hay una sensación bastante dominante en la opinión pública de que va a separarse un poco de la discusión constitucional

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Creo que en Argentina no conocemos tanto sobre Kast.

La derecha tradicional chilena era una derecha que vivía mucho de organizar sus campañas a través de un gasto muy alto en publicidad y de manejo de la agenda de los medios, con entrevistas que se notaban muy pautadas. Y por eso la derecha inventaba candidatos. En los últimos años los candidatos chilenos de la derecha fuera de Sebastián Piñera, siempre han sido como creaciones del mismo entorno de Sebastián Piñera -un poco artificiales, una mezcla entre gasto publicitario muy alto y aprovechamiento  de los medios afines-. Mientras que José Antonio Kast no tenía ni dinero publicitario, ni tenía espacio en esos medios. Es interesante porque cuando ponen fotografías del equipo de Kast, esos medios se equivocan y se equivocan los nombres de las personas porque no los conocen prácticamente. El equipo de Kast tuvo que hacer campaña a través de las redes. Parecido a lo que pasó con el Frente Amplio, que a diferencia del Partido Comunista o del Partido Socialista, es un grupo de jóvenes que salieron de espacios de la  marginalidad gracias a las redes.

Se dio la casualidad de que los dos candidatos que más usaron los estudios que hicimos con el Social Listening LAB de la Universidad Católica fueron justamente Kast y Boric, y fueron los dos que terminaron al final de 2021 en la primaria presidencial. Pero no es porque hubieran usado nuestro estudio, sino que eran los que le interesaban más las redes, los que estaban poniendo más oreja en ese espacio y que les interesaba más escuchar cuál era el insight relevante de las redes. Kast estaba mucho más arriba que el resto en ese manejo en las redes, pero por necesidad. No es que estuviera cómodo. De hecho, para él TikTok tiene todo el problema ideológico de ser una entidad relacionada con China, etcétera. De hecho, una vez me tocó conversar con con su entorno y todavía  no tienen una cuenta verificada en TikTok, porque les molesta tanto el tema de la empresa china, pero lo usan, lo usan eficientemente.

O sea no es que definieron como el medio óptimo o principal las redes, sino que fue una cuestión más de necesidad, de la que terminaron haciendo virtud.

Hicieron virtud y les resultó muy bien. Yo te doy un ejemplo concreto. En la última elección, la persona que más recursos consiguió para la campaña fue Jaime Ravinet -en Chile hay un sistema público de obtener donaciones para las campañas, donaciones de algunas de empresas, etcétera-. Ravinet es un candidato que iba por la Región Metropolitana, la región donde hay más habitantes, que había sido un ex importantísimo alcalde de la Democracia Cristiana, pero que se había ido pasando progresivamente hacia la derecha. Y ahora iba como candidato de un partido de centro derecha que se llama Evópoli. Ravinet aunque  consiguió tres veces más recursos que el resto los  candidatos lee fue muy, muy mal en la elección, porque la apuesta de gastar en medios tradicionales, la apuesta del camino que hasta ahora era estar en la pauta, en las matinales, televisión, etcétera, ya no tiene la fuerza que tenía. Por eso también sorprendieron mucho los resultados: todos pensaban que Ravinet era parte de un grupo de políticos de centro supuestamente determinantes para la victoria del Rechazo.

La misma derecha pensaba que había ganado la primera  elección del Rechazo porque tenía apoyo de figuras de centro. Pero en los resultados de mayo de 2023, donde solamente se presentaron por esa línea el voto de Kast por un lado y el voto de la derecha tradicional, te mostró que el votante básicamente era un votante más bien de derecha pero que no necesariamente tiene una camiseta de derecha.

Acá vos decís que surge en la campaña de la derecha un intento por marcar identidad partidaria.

Sí, solamente en el mundo republicano, no en la derecha tradicional. En las candidaturas de esta última elección, el Partido Comunista, en vez de aparecer como Partido Comunista, aparecía con unos símbolos muy tradicionales de la derecha chilena, como un Copihue, la flor nacional, y hablando de unidad por Chile. Lo mismo, la derecha tradicional, eran todas cosas muy… Hablaban siempre del cambio, de la unidad, pero nadie se atrevía a mostrar el logo del partido. A diferencia del Partido Republicano, que ha hecho un trabajo muy fuerte y usaron las dos letras R y la E, entonces hablaban de Rechazo, Republicano y distintas palabras que empezaban con la R y usaron mucho el tema de los logos. Yo creo que se está creando en el mundo republicano un partido que puede tener vocación de poder, y eso es lo más interesante que pasó de este proceso, porque hay que pensar que el Partido Republicano, cuando gana el Rechazo, generaba mucho miedo a que si el Partido Republicano aparecía liderando el Rechazo -estamos hablando de septiembre del 2022-, entonces la capacidad de Rechazo iba a ser muy baja.

Entonces, se dejó que el Rechazo lo liderara gente más bien del centro de la política y el Partido Republicano se ocultó. Y a pesar de que no lo apoyaron (el Rechazo de 2022), se presentaron a la elección del Consejo Constituyente en mayo de 2023 y lo sorprendente es que no solamente la ganaron, sino que la ganaron con tal distancia, que se han convertido en los responsables de dirigir exitosamente  el proceso constituyente. Entonces, es una situación interesante, porque es como que el que se oponía a que se hiciera una cierta fiesta, va a tener que manejar la fiesta, gestionarla y hacerla rentable. Y todos los analistas dicen que dependiendo el éxito de la fiesta -es decir, si solo se hacen bien este final del proceso constituyente-, se va a consolidar el Partido Republicano, lo que es algo bien sorprendente, porque es como un tiro por la culata para muchos de sus militantes que preferían que este proceso fracasara.

El gran cambio o el switch que uno tiene que hacer aquí, es pasar de un mundo de mensaje a un mundo de conversación y saber subirse a esa conversación

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Lograron la coherencia, que seguramente esa coherencia es la que premió a la gente. En 2022, una vez que gana el Rechazo, la derecha impone para seguir adelante unas ciertas condiciones para seguir adelante. Y una de las condiciones que puso es que hubiera un comité de experto inicial, que fue algo muy resistido por la izquierda. Y este comité de expertos iba a definir la base del proceso constituyente que se iba a hacer. Esos expertos los nombraban los parlamentarios. Entonces, para mucha gente de izquierda, como era un Parlamento dominado más por la centro derecha, lo encontraban pernicioso. Preferían que hubiera sido todo votado, pero se les impuso eso. Y lo interesante es que ese grupo acaba de terminar su proceso, un grupo que ha sido presidido por una candidata socialista y el vicepresidente de una persona a la derecha tradicional, donde solamente había un republicano entre los 25 expertos, pero se pusieron de acuerdo los 25 y han logrado un texto de mucho consenso.

Entonces, ese texto consensual es muy difícil que el Partido Republicano se niegue a apoyarlo y se niegue a implementarlo, a enriquecerlo. Entonces, al final este sistema, que era como una especie de un fórceps que estaba poniendo la derecha, terminó siendo lo que está garantizando una cierta característica de lo que se llama el Estado social, porque Chile tenía una Constitución que explícitamente aseguraba  la subsidiariedad provocando que  Estado se restara en muchas partes de la economía, mientras que ahora se está cambiando a una Constitución que defiende el Estado social de derecho lo que para la derecha tradicional chilena era un herejía. Pero como eso es parte del consenso, incluso los republicanos están empezando a allanarse  a esa posibilidad.

Eduardo, ¿cómo queda el panorama del gobierno de Boric?

Por parte de Gabriel Boric, la reacción de él una vez que gana una paliza que le da al Partido Republicano, al resto de las fuerzas políticas, él llamó automáticamente al presidente del Partido Republicano, ha validado el respeto a ese triunfo. Y él salió en un discurso que fue muy bien valorado, fue valorado incluso por el mismo José Antonio Kast, que decía que le gustó mucho el discurso, siempre matizando -diciendo que las palabras de Boric siempre eran mejores que sus acciones-, pero tuvo que reconocer que el discurso era muy bueno. Pero la verdad es que el discurso de José Antonio Kast también fue bastante bueno, el discurso ganador de Kast. Y se ha producido un fenómeno en que uno podría pensar que el gobierno pueda dejar de lado el proceso constituyente, olvidarse del proceso constituyente y concentrarse en lo que la gente más le urge, que es la gestión del gobierno, especialmente en los temas de seguridad, economía, que requieren muchos cambios, incluso muchos cambios legales. Y además, seguir avanzando en ciertos proyectos símbolos del gobierno, como es, por ejemplo, el tema del cambio de las previsiones (jubilaciones) y vienen también unos Juegos Panamericanos. Hay una serie de actividades que pueden permitir que el gobierno logre volver a enfocarse en hacer bien el gobierno. Hay una sensación bastante dominante en la opinión pública de que va a separarse un poco de la discusión constitucional.

Estamos en sociedades que están cambiando muchísimo en toda Latinoamérica.

Se habla como de un tsunami, el triunfo republicano, muy parecido a la misma impresión que tuvo el gobierno de Piñera cuando vino el estallido social, que no lo vio venir. Tan raro lo encontró que pensó que había así una especie de complot internacional con fuerzas rusas, cubanas, venezolanas. Yo creo que este mundo de la híper conectividad tiene como característica principal lo complejo. Es decir, hay unas masas, hay unos cambios exponenciales inéditos  que se producen como los fenómenos virales, con una rapidez que no estábamos acostumbrados. Atender ese tema es muy interesante, como antes necesitábamos a los medios, uno como que se subía la audiencia a un medio y decía “yo voy a aprovechar de esta audiencia”, se compraba espacio y se usaba una audiencia cautiva.

Es decir, hay mucha gente que dice que “a Donald Trump le iba bien porque mentía”. Entonces hay gente que dice “no, es que las mentiras van más rápido por las redes”. En realidad, el éxito de Donald Trump responde a que reconoció y usó  un discurso que le gustaba a un grupo de gente que además era influenciable. Entonces, en este contexto hiperconectado cuando juntas a gente con un discurso influyente delante de mucha gente fácil de influir, se crean unas mareas que antes no conocíamos. Saber usar eso: la aptitud para manejar las redes, para manejarse en las redes, al final responde a saber escuchar a la gente.

El gran cambio o el switch que uno tiene que hacer aquí, es pasar de un mundo de mensaje a un mundo de conversación y saber subirse a esa conversación. Es decir, aquí la gracia no está tanto en conseguir que se hable, en publicar un mensaje, sino el tema de conversación a uno que te acomode. Es decir, si hablamos de inflación, por ejemplo, eso le conviene a ciertas fuerzas políticas y no le conviene a otra. Si la opinión pública se asusta y deja de contratar gente, esos son fenómenos que se producen, que crecen como fenómenos virales. Yo creo que hay que profesionalizar, y esto es una invitación a los profesionales, pero especialmente al mundo político, a mirar de una manera distinta la opinión pública, pensando un poco en que hoy día se puede escuchar a la gente y se puede mejorar el discurso a través de esa escucha.

El éxito de Donald Trump responde a que reconoció y usó  un discurso que le gustaba a un grupo de gente que además era influenciable

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¿Cómo la ves vos en Chile a la mentalidad de esos personajes que son tomadores de decisiones en relación a este desafío de escuchar a una sociedad que interactúa de una manera más ágil y más dinámica?

Lo que complica mucho la situación es que las soluciones son muy contraintuitivas para las personas que han sido maestros en el manejo de la opinión pública en el pasado. Yo creo que aquí viene un cambio muy fuerte. Mario Riorda está hablando de este tema y que hay que pensar las campañas de una manera distinta. Yo siento que hay un grupo de gente que se siente cómoda en el mundo tradicional, en el mundo de los medios, en el mundo de la publicidad pagada, que le cuesta mucho dar el salto. La experiencia mía con los que se han animado a darlo es que se dan cuenta que es muy parecido a la conversación de las redes a lo que era un poco el puerta a puerta de las campañas tradicionales, el ir recorriendo los barrios. Evidentemente que no hay nada mejor que una conversación cara a cara y nada lo va a reemplazar. Esto es lo mismo que comparar una llamada telefónica con una conversación cara a cara. Evidentemente, la calidad es distinta, pero la posibilidad de llegar a gente que hasta ahora nunca se ha llegado, es muy grande.

Hoy día mismo hablaba con un candidato que le tocó perder esta elección y que se sorprendía porque ellos estaban acostumbrados a ir a las ferias. Iban a las ferias y se encontraban con gente que los quería. Y esta vez no encontraron a nadie. Decía como que se hubieran desaparecido los militantes, se hubiera ido toda la gente que respondía positivamente al discurso de los partidos tradicionales. Yo creo que esta falta de cariño tiene que ver con que los políticos tradicionales están usando los nuevos  espacios como si fueran espacios equivalentes a los anteriores y siguen usando métricas antiguas, métricas de alcance, por ejemplo, cuántos me siguen, cuántos me hacen replay, cuando en realidad aquí lo que se espera es que tú generes conversaciones y que te pongas más vulnerable, te bajes de la tarima. Entonces, los que dan el paso tienen posibilidades. Los otros se van a seguir sepultando. Esto es como usar un teléfono y no dejar hablar a la contraparte, eso ya es tóxico.

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