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30 de abril 2023

Ramiro Gamboa

UN PAYASO, IRLANDA Y EL POST BREXIT

Tiempo de lectura: 12 minutos

El payaso Boris Johnson

Un payaso llamado Boris Johnson firmó un documento para sacar al Reino Unido de la Unión Europea en diciembre de 2020. Al ser un payaso temerario, que buscaba conmover y emocionar a su público, hacía malabares con fuego, aunque, en el intento, se quemaba sus propios pantalones y los de una parte del público. Cuando el payaso firmó el Brexit, se olvidó de un detalle importante: había un país dentro del Reino Unido, Irlanda del Norte, que compartía una frontera terrestre con otro país que forma parte de la Unión Europea, la República de Irlanda. Esa frontera estuvo marcada por sangre y violencia durante los treinta años de los disturbios –the troubles-; una guerra civil de fines de 1960 a fines de 1990, entre unionistas probritánicos y católicos proirlandeses, que terminó con la vida de 3500 personas y dejó 47 000 heridos de ambos bandos.

El payaso al tomar conciencia de que debía hacer algo, pensó en un protocolo especial: el protocolo de Irlanda del Norte que se firmó a principios de 2021. Fue fervientemente criticado por el unionismo, en especial, por el partido DUP (el Partido Unionista Democrático, en inglés: Democratic Unionist Party) porque el protocolo orientaba a Irlanda del Norte hacia el sur, hacia la República de Irlanda, pero la alejaba del resto de Gran Bretaña. Para mantener abierto el paso fronterizo entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda, para no quebrar el proceso de paz iniciado con la firma del Acuerdo de Viernes Santo en 1998, la Unión Europea tenía que asegurarse de que las mercancías que entraran de Irlanda del Norte a la República de Irlanda -a la Unión Europea- siguieran cumpliendo las normas tributarias y sanitarias del bloque económico. Por eso, tuvo que trasladar controles al mar de Irlanda, para vigilar los productos que entraban del resto del Reino Unido a Irlanda del Norte; es decir: frontera dura entre este a oeste, entre Irlanda del Norte y Gran Bretaña, y frontera abierta de norte a sur, entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda. Las nuevas barreras burocráticas hicieron que los empresarios y comerciantes se vieran afectados por el aumento de los precios en las cadenas de distribución y por el tiempo que tarda la mercadería en llegar a los comercios.

El payaso Johnson firmó el protocolo que, claramente, creaba una frontera para el comercio de mercancías en el Mar de Irlanda, entre Irlanda del Norte y el resto de Gran Bretaña, para luego desmentir sus propios actos y anunciar que planeaba aprobar un proyecto de ley mediocre en Westminster para que el gobierno británico tuviera el derecho legal de incumplir el protocolo. Esta imprudencia produjo un conflicto nuevo con Bruselas, que significó un costo alto para la reputación internacional del Reino Unido como actor digno de confianza porque iniciaba otra guerra comercial con la Unión Europea después del Brexit y despreciaba el derecho internacional cuando, incluso, criticaba a Rusia por violar también el derecho internacional. Las amenazas de Johnson de incumplimiento del protocolo de Irlanda del Norte provocaron una respuesta severa de la Unión Europea. El Mercado común económico, con su autoridad principal, Ursula von der Leyen, amenazaron con aplicar sanciones severas, como la cancelación de acuerdos comerciales alcanzados entre la Unión Europea y el Reino Unido. Los nuevos malabares del payaso nunca iban a funcionar, pero le daban energía para seguir jugando con fuego con la Europa continental.

Un payaso llamado Boris Johnson firmó un documento para sacar al Reino Unido de la Unión Europea en diciembre de 2020. Cuando el payaso firmó el Brexit, se olvidó de un detalle importante: había un país dentro del Reino Unido, Irlanda del Norte,.

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El público preferido del payaso: el DUP

Durante sus funciones, el payaso fue aplaudido fuertemente por un público que lo admiraba y lo seguía. El partido unionista y probritánico, el DUP, defendió el Brexit con tenacidad y festejó la salida del Reino Unido en contra de sus propios objetivos e intereses. Es difícil pensar en un error político tan grande como este en tiempos modernos: los defensores de la Unión son los que más hicieron para destruirla. Gracias al Brexit, le regalaron al partido pro republicano y pro-Irlandés Sinn Féin volver a darle vida y a calentar la idea de que Irlanda del Norte abandonase el Reino Unido y forme parte de la República de Irlanda.

Gracias al Brexit, la reunificación irlandesa se enmarcó a través de la paz y no de la violencia del pasado de los grupos armados como el IRA (Ejército Republicano irlandés), sino como idea positiva de mantener a Irlanda del Norte dentro de la Unión Europea, con los beneficios inmigratorios y de diversidad cosmopolita. Sinn Féin logró dejar atrás la violencia y reinventó la causa de la reunificación a la mañana siguiente en que se anunció el resultado de la votación del Brexit. Martin McGuinness, del Sinn Féin, aprovechó la oportunidad para pedir una votación sobre la reunificación. Esta es la primera vez que el Reino Unido y la República de Irlanda no están juntos fuera de la Unión Europea como antes de 1973 o dentro de ella. También es la primera vez que Irlanda del Norte no pertenece a la Unión Europea, y sí está la República de Irlanda.

El Partido Unionista Democrático (DUP) apoyó el Brexit y así alejó a los votantes del Partido de la Alianza, el partido antisectario centrista de Irlanda del Norte, que históricamente, atrajo votos de los unionistas moderados. Sinn Féin empieza a seducir a votantes medios abiertos a la persuasión debido a su mirada del mundo: una cosmovisión pro inmigración y pro-Unión Europea. Es decir, los votantes moderados empiezan a cambiar su opinión sobre la permanencia del Reino Unido y ven con mejores ojos a la República de Irlanda gracias al Brexit.

Durante 2016, el año del referéndum sobre el Brexit, la cantidad de personas que sacaron el pasaporte de Irlanda en Irlanda del Norte aumentó un 27 % respecto de 2015. La UE y el Reino Unido están de acuerdo con que los norirlandeses, con pasaporte irlandés, seguirán siendo ciudadanos de la UE tras el Brexit: otro punto para la causa republicana.

Algo que también muestra los efectos del Brexit es que en las elecciones que se celebraron en mayo de 2022, el Sinn Fein derrocó al DUP para convertirse en el mayor partido político de la región por primera vez en su historia.

Algo que también es irónico: el Partido Democrático Unionista dejó de formar gobierno en Stormont porque no podía aceptar ningún protocolo especial que diera a Irlanda del Norte un marco político y económico diferente del resto del Reino Unido. Pero el DUP siempre estuvo perfectamente de acuerdo con tener leyes diferentes de las del resto del Reino Unido cuando se trata de cuestiones como el aborto y el matrimonio entre personas del mismo sexo. De hecho, el DUP ha defendido el mantenimiento de esas leyes alegando que Irlanda del Norte es diferente cultural y políticamente del resto del Reino Unido y ha argumentado que Westminster no puede, por tanto, intervenir para anular esas leyes y ponerlas en consonancia con el resto del Reino Unido. Quizá, por esto también, perdieron en las elecciones de 2022.

Los defensores de la Unión son los que más hicieron para destruirla. Gracias al Brexit, le regalaron al partido pro republicano Sinn Féin volver a calentar la idea de que Irlanda del Norte abandonase el Reino Unido y forme parte de la República de Irlanda.

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Vaciar el poder

Cuando el DUP tomó conciencia de que el payaso les incendió la casa alejando a Irlanda del Norte del Reino Unido, alimentando la causa republicana, incluso entre votantes moderados, y perjudicando económicamente a sus ciudadanos, abandonaron el gobierno que conformaban junto al partido republicano Sinn Féin. Hoy Irlanda del Norte sigue sin gobierno en Stormont, su parlamento, desde febrero de 2022.

Lo que el audaz, pero también calculador, Tony Blair había logrado con la firma del Acuerdo de Viernes Santo 25 años atrás, junto a los líderes moderados David Trimble, del partido unionista de Ulster (UUP) y John Hume, del partido Socialdemócrata y laborista republicano (SDLP) se vio en peligro. “El problema histórico de Irlanda del Norte es que una comunidad conseguía lo que quería y la otra no; esto hizo que acuerdos anteriores al del Viernes Santo fracasaran. Lo que se hace en el Acuerdo de Viernes Santo es construir un mecanismo que exija compartir el poder para que el gobierno funcione. Esto crea un consenso comunitario; es un sistema de alta ingeniería diseñado para construir adhesiones. El problema del Brexit es que volvió a introducir la idea de que tenés que afectar a una comunidad: u orientás a Irlanda del Norte hacia la República o la orientás hacia el resto de Gran Bretaña. Nada amenaza más la paz y el funcionamiento del gobierno compartido entre los dos partidos mayoritarios en Irlanda del Norte como el Brexit”, asegura el profesor Nick Anstead, doctor en Ciencia Política y profesor de la London School of Economics.

“Es más fácil imaginar que Irlanda del Norte abandone el Reino Unido que Escocia; porque Irlanda del Norte no tendría que solicitar la adhesión a la Unión Europea, tendría la adhesión instantánea gracias a la República de Irlanda. Es un caso paralelo al de Alemania del Este, cuando las Alemanias se fusionan, que se convierte instantáneamente en miembro de la Unión Europea. Hay otro factor importante por considerar que es la naturaleza de la República de Irlanda, que ha cambiado. Ya no es el país católico, conservador y atrasado económica y culturalmente de los años sesenta. Hoy es una economía poderosa y moderna de Europa occidental, multicultural y plural. Una pregunta creativa creo que sería: ¿Qué pensaría la República de Irlanda de absorber a Irlanda del Norte? ¿Qué retos le plantearía?”, explica el profesor Anstead.

Nick Anstead, departamento de Medios y Comunicación de la London School of Economics

Rishi Sunak, el audaz

La era post-Brexit comienza con la salida de Boris Johnson, y luego de las siete semanas tormentosas de Liz Truss al poder. Un hombre pragmático, considerado, respetuoso y tenaz, Rishi Sunak, en cinco meses, logró presentar un nuevo acuerdo que dejaba atrás el protocolo de Irlanda del Norte, y que fue ideado en conjunto con la Unión Europea.

Sunak empezó a crear el marco de Windsor cuando se encontró con la Presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en noviembre pasado durante la conferencia contra el cambio climático Cop 27, en Egipto. Luego, se reunieron durante diciembre y enero autoridades británicas con el equipo de la Unión Europea, en las oficinas de la Comisión Europea. Algo que también ayudó a la consecución del acuerdo fue lo que la autora Anne Dufourmantelle llama la dulzura del secreto: “el tacto, la sutileza, la reserva, la discreción”. Así evitaron reacciones agresivas de Londres, Belfast o de la Unión Europea, sin que se filtrara ningún detalle. Cuando presentaron el nuevo acuerdo de Windsor, Ursula von der Leyen destacó el vínculo personal que construyó con Sunak y elogió la sinceridad y la confianza que le produce el Primer Ministro.

Sunak no solo supo ganarse a la presidenta de la Comisión Europea, sino que también recompuso relaciones con Emmanuel Macron, cuando le garantizó que el Reino Unido le daría información en tiempo real de las mercancías que viajan de Gran Bretaña a Irlanda del Norte; así el Reino Unido le asegura a Francia que la Unión Europea supervisa lo que entra al mercado único. A cambio, Macron se comprometió a trabajar sobre el tráfico de inmigrantes ilegales que cruzan en botes el canal de la Mancha. Este punto es importante porque es una de las banderas de la gestión de Sunak. El arte de la conversación.

Es Windsor o el abismo

El 16 de febrero pasado, antes de la firma del acuerdo, Sunak voló a Belfast para reunirse con los líderes políticos del DUP. Hubo gritos y discordia.

—Voten a favor del marco de Windsor y conformen de nuevo el gobierno, o acepten la idea de una Irlanda unida. Acepten que van a dejar de ser británicos.

Sunak tuvo coraje para ver el monstruo que tenía enfrente y evaluó una estrategia para conjurar el fantasma del Brexit creado por el payaso principal, Boris Johnson. Así fue como logró diseñar junto a Ursula von der Leyen un nuevo acuerdo creativo: el marco de Windsor.

El nombre fue acordado con el rey Carlos, quien le dio el visto bueno a Sunak para titularlo de esa forma y tentar al DUP a que lo firmara. ¿Cómo se van a negar a un acuerdo con el nombre de la casa real del Reino Unido? Además, Carlos tuvo un rol político al invitar a la titular de la Unión Europea, von der Leyen, al palacio de Buckingham y también viajó a Alemania en señal de mostrarse voluntarioso para recomponer la amistad con la Unión Europea.

Un hombre pragmático, considerado, respetuoso y tenaz, Rishi Sunak, en cinco meses, logró presentar un nuevo acuerdo que dejaba atrás el protocolo de Irlanda del Norte, y que fue ideado en conjunto con la Unión Europea.

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La mirada de Sunak, más sensata y real sobre la Unión Europea, sin pensar que Bruselas es un imperio colonizador que viene a chuparle la sangre al Reino Unido, y la confianza que inspiró Sunak permitieron que la Unión Europea fuera realmente más flexible; el freno de Stormont le permite a Belfast poner un freno a las normativas de la UE; el parlamento de Irlanda del Norte puede bloquear las normas de la UE con, al menos, 30 miembros de la Asamblea de dos o más partidos (la Asamblea tiene un total de 90 miembros). Sin embargo, para que exista el freno, primero, debe existir una asamblea: así Sunak insiste al DUP para que las instituciones políticas de Irlanda del Norte vuelvan a trabajar. La idea de que los unionistas no tienen voz ante las normas de la UE dejó de existir. Esa es la era post-Brexit. Pero para eso, el DUP debe volver a conformar el poder compartido con el partido republicano Sinn Féin. Sin gobierno, no hay freno posible. La Unión Europea también cedió en que el Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas dejará de ser el árbitro final de la legislación de la UE.

El marco de Windsor también le permite a Irlanda del Norte un acceso único a los mercados de la Unión Europea y del Reino Unido; los empresarios, consumidores y trabajadores van a poder acceder a lo mejor de los dos mundos: libre acceso a la economía británica y a la irlandesa. Es una forma de que las mercancías circulen sin problemas a través del Mar de Irlanda, entre Irlanda del Norte y el resto del Reino Unido, sin amenazar la frontera entre Irlanda del Norte e Irlanda. No hubo que elegir entre norte-sur y este-oeste. El triunfo de la política.

También permite la restauración del poder político en Stormont. El marco de Windsor significa que las mercancías que entran desde Gran Bretaña para ser consumidas en Irlanda del Norte van a pasar por un carril exprés, tendrán una vía verde; reduce el papel del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, devuelve a Londres el control de los tipos de IVA, y los políticos norirlandeses tendrán voz y voto en la aplicación de las normas de la UE en Irlanda del Norte gracias al “Freno de Stormont”; y la mercadería que vaya hacia la República de Irlanda tendrá un pequeño control burocrático.

El marco de Windsor también le permite a los empresarios, consumidores y trabajadores de Irlanda del Norte poder acceder a lo mejor de los dos mundos: libre acceso a la economía británica y a la irlandesa

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Vamos a votar, mi amor

El marco de Windsor fue defendido públicamente por el líder laborista Keir Starmer, un político serio y respetable, quien le pidió al Primer Ministro Rishi Sunak que evitara los diputados de extrema derecha y euroescépticos de los tories,“porque cuenta con nuestros votos y nuestro apoyo. Las prioridades de los laboristas son claras e inflexibles: el país primero, el partido después”.

En efecto, el miércoles 22 de marzo los miembros del parlamento participaron de la que podría ser la única votación sobre el marco de Windsor: la legislación para aplicar el freno de Stormont. El payaso Boris Johnson, sus aplaudidores, los parlamentarios del DUP y la delirante Liz Truss votaron en contra para seguir jugando con fuego. Sin embargo, acá hay un signo nuevo de la era post-Brexit: con el apoyo del Partido Laborista, la medida se aprobó con un número arrasador: 515 votos a favor y solo 29 en contra.

Futuro

Rishi Sunak fue valiente y no temerario; evaluó los riesgos de no hacer nada, una probable nueva guerra civil en Irlanda del Norte o la pérdida de esta parte del Reino a manos de la República de Irlanda. Consideró las consecuencias de incumplir un acuerdo con la Unión Europea, y frenó con discreción el proyecto que Boris Johnson había presentado en Westminster para incumplir el acuerdo con la Unión Europea para poder sentarse a la mesa a debatir con la Unión Europea, con Ursula von der Leyen los detalles del nuevo acuerdo. Sunak entiende que la no conformación del gobierno solo beneficia los argumentos en favor de la reunificación irlandesa.

Sunak logró aliados que alientan al DUP a volver al gobierno compartido: Bill Clinton dijo que es el mejor acuerdo que se puede conseguir; el primer ministro irlandés, Leo Varadkar, elogió el marco y le pidió al DUP que le pusiera fin al boicot de 14 meses que este mantiene en Stormont; Hillary Clinton afirmó que convierte a Irlanda del Norte en un imán para la inversión y Joe Biden aseguró que el marco de Windsor elimina la mayor barrera que el Brexit implicaba para Irlanda del Norte. Y el líder unionista del Ulster, Doug Beattie, ha declarado que cree que el DUP volverá a entrar en Stormont tras las elecciones municipales de mayo.

“El acuerdo de Viernes Santo ha hecho un buen trabajo porque vinculó a las fuerzas dominantes, el unionismo y el republicanismo, en un acuerdo político, y al hacerlo consiguió frenar la violencia y marginar las voces más extremas”, explica el profesor Nick Anstead. “El lapso de vida del hombre en su carrera hacia la muerte lo llevaría inevitablemente a la ruina si no fuera por la facultad de interrumpirlo y comenzar de nuevo. Porque los hombres, aunque han de morir, no han nacido para eso sino para comenzar”, escribe Hannah Arendt. Y Sunak comenzó.

Si consigue que, en el parlamento de Irlanda del Norte, deje de haber silencio, habrá logrado con el marco de Windsor una continuidad del acuerdo de Viernes Santo firmado en 1998. En los últimos siete años, el partido conservador tuvo cinco primeros ministros, dos elecciones generales, cartas de censura, denuncias internas y escándalos.  Si Sunak logra que se vuelva a formar gobierno y que el marco de Windsor funcione con éxito, quizá, en 25 años, cuando miremos para atrás, vamos a poder ver que Rishi Sunak, en solo seis meses, no sólo logró mejorar la relación de Londres con Dublin, Washington y la Unión Europea, sino que logró que los payasos abandonasen el espectáculo.

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