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22 de junio 2016

Pablo Touzon

Politólogo. Panamá línea fundadora. Soldado de De Gaulle.

ROJO Y NEGRO

Tiempo de lectura: 3 minutos

(Reseña sobre una novela de la política vivida)

Quizás haya cierta justicia poética en que la primera novela del post kichnerismo sea una autobiografía de su militancia juvenil. Y en particular de sus años de gloria, cuando la épica no estaba aún institucionalizada y las mil flores no se habían convertido todavía en un solo y deforme palo borracho.

Autobiografía porque Juan Von Zeschau, su autor, militante peronista hoy en sus treintas, fue parte de ese aluvión que en los años finales del primer kirchnerismo y los inicios del segundo, conflicto del campo mediante, hicieron su entrada desordenada en el primer plano de la política argentina, en un fenómeno que excedía y desbordaba claramente la dirección estatal. Pero que también la comprendía, la abarcaba. Y la interpelaba.

“Fuego Amigo”, señala la contratapa, “es una novela política sobre un grupo de jóvenes militantes envueltos sin aviso en una operación para voltear a una dirigente peronista que ocupa una secretaria de Estado”. Pero con ese hilo conductor, que la trama sostiene con un suspenso de “thriller”, Von Zeschau desarrolla una Comedia Humana de la militancia peronista, en donde  todos son lo que parecen. No existen buenos y malos, burócratas malvados contra militantes abnegados, clasemedieros universitarios versus obreros de Carpani. Todos, desde el primero hasta el último, viven en la zozobra del poder alquilado, y de un poder que además se tambalea. Todos son un poco believers y un poco cínicos. Y todos, en esa atmósfera de tensión permanente, se aferran al Estado, a cualquier Estado, a una dirección general, a una subsecretaria, como a un fetiche místico. El poder está ahí, excluyentemente ahí, y no en otra parte.

En “Fuego Amigo”  todos son peronistas, aún los que no lo son. Los otros, los “gorilas”, la contra enancada en las plazas y cacerolas, son un mar de fondo, la barbarie que se asoma y empuja tras los muros de la Política, reflejando  un universo ya muerto hoy, en donde el sistema era peronista y el peronismo era sistema. Desde Néstor Kirchner hasta el último contratado, en el Estado de Von Zeschau todos “hacen política”. Hacen política para sobrevivir, hacen política incluso a regañadientes, sabiendo que quedarse quieto es que te lleven puesto. En ese Estado donde nadie “trabaja”, de estado de excepción y lucha revolucionaria (y cuya némesis caricatural y obvia es hoy el Estado Farmacity del PRO, esa nueva utopía) se insinúa el que vendría algunos años más tarde, el del PRI de raje, la futura Revolución Institucionalizada. El Estado Militante, con todas sus mayúsculas.

Desde Néstor Kirchner hasta el último contratado, en el Estado de Von Zeschau todos “hacen política”

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En esa microfísica del Poder, los personajes (La Rusa, secretaria de Estado; El Turbi, “referente” territorial; Fede, militante universitario; Laura, “que labura en Rentas”, y tantos más) buscan el poder, cualquier poder, menos por ambición de más que por miedo a perder lo propio. Rosquear o Morir. Un juego de la silla ansiogeno y paranoico, al cual la jerga altruista de la militancia solo le agrega intensidad y drama. Como un ensayo coral de la sentencia de Martín Rodríguez, “si el peronismo nos quería felices, el kirchnerismo nos quiere intensos”. Incluso el sexo (en la novela de Von Zeschau se coge, mucho) y la sociabilidad política (las birras, los porros en terrazas, los asados) tienen esa tonalidad de fin de fiesta, de últimos días. Es intenso, pero no es alegre. Un poco como el kirchnerismo mismo.

El Tano, militante de 30 y picos, clase media alta, hijo de una leyenda sindical, y el personaje de lejos más interesante de la novela, es el pivote entre ese kirchnerismo y el que vendrá. El de la Guerra del Cerdo y de la “juventud empoderada”. Y a través del cual se narra el pasaje de la épica del 2008 a la burocracia del 2015. Un Julien Sorel con crisis de Fe, que en ese vacío interno que asoma, en esa sospecha de que “tal vez no haya nada”, y en su decisión final cifra la clave de la novela. Y el destino de una generación política.

“Fuego Amigo” es un retrato histórico, el rompecabezas de una rosca, un réquiem involuntario de una época ya finalizada, de humor filoso y sabor agridulce. Y una excelente primera novela.

FUEGO AMIGO FINAL corregido

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Comentarios

  1. Javier

    el 22/06/2016

    suena muy interesante

  2. GABO

    el 27/06/2016

    Parece piola, la prox una reseña más extensa!!!!

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