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03 de junio 2015

Micaela Libson

POR AZAR FUE UN 3 DE JUNIO

Tiempo de lectura: 2 minutos

Para el Estado los cuerpos no tienen todos la misma entidad. Hay algunos cuerpos que pasan desapercibidos, otros que generan respeto y otros que, simplemente, molestan. Como los cuerpos de las mujeres. Durante muchos años esos cuerpos se  reservaron al ámbito de lo privado, asegurándose que estuvieran bien alejados de lo público para no alterar la estructura de los varones productivos. Durante años, también, ese ámbito de lo personal y reproductivo se creyó impenetrable, doméstico y a-político. Se gestaba así un pacto tácito entre el Estado y la sociedad patriarcal, un contrato social que cristalizaba a la cultura machista como el entramado simbólico para el sostenimiento de relaciones desiguales entre varones y mujeres.

Fue el llamado “feminismo de la segunda ola” quien, de modo crítico, reveló esas  relaciones de poder naturalizadas e invisibilizadas dentro de lo privado y advirtió que ese ámbito lejos de ser personal era claramente político. Y las mujeres salieron a lo público.  A pesar del machismo, del patriarcado y del Estado. Y molestaron. Y esa molestia se transformó en misoginia y luego se encarnó en violencia machista. Pero el Estado continúo ocultando ese pacto haciéndose cómplice, incluso, hasta la muerte.

Muchas mujeres son (y fueron) golpeadas, denigradas y descalifcadas a causa de la violencia machista. Muchas de ellas murieron por ser mujeres. Fueron enterradas vivas, metidas en bolsas de arpillera, tiradas a la basura, acuchilladas en lugares públicos, en sus trabajos, frente a sus hijos, violadas.  Los datos no oficiales indican un total de 1808 muertas desde 2008 hasta 2014. Una mujer cada 30 horas.

Hace dos semanas un tweet de Marcela Ojeda fue el puntapié inicial para una vorágine que hasta el día de hoy continúa. El tweet, que decía “Basta de matarnos a todas”, interpeló a otras nueve mujeres: Hinde Pomeraniec, Ingrid Beck, Ana Correa, Mercedes Funes, Valeria Sampedro, Soledad Vallejos, Florencia Etcheves, Marina Abiuso y yo. Decidimos convocar a una marcha sumándonos a la consigna ya existente #NiUnaMenos. La fecha fue azarosa: 3 de junio y el lugar, Plaza Congreso, una decisión estratégica. Tras la rápida adherencia que tuvo la convocatoria organizamos reuniones de trabajo y pautamos objetivos. La marcha pasaría a ser una concentración y en el lugar elegido se levantaría un escenario para leer un documento público. Todo ello se pensó en una semana. Tuvimos reuniones con Fabiana Tuñez y Ada Rico de Casa del Encuentro, una ONG feminista, para asesorarnos y tener acceso a los datos no oficiales  sobre femicidios que relevan desde el año 2008. También nos juntamos con las otras mujeres que conforman #NiUnaMenos y elaboramos los llamados 5 puntos efectuados con el fin de interpelar al poder político en su conjunto y convertir la temática de la violencia machista en agenda de campaña. Y así se hizo. En la segunda semana muchos funcionarios políticos asumieron el compromiso de pasar #DeLaFotoALaFirma. Hoy, tan solo quedan 48 horas.

El 3 de junio va a ser un día histórico en la Argentina. No sólo por la gran masividad (y transversalidad) que trajo la convocatoria de #NiUnaMenos sino porque es la primera demanda de mujeres que logró hacerse eco con tanta magnitud e instalarse como temática de agenda social, mediática y política. Un reclamo que pondrá a la autonomía, a nuestra condición de existencia y al derecho de ser y desear como queramos en primera plana, a flor de piel, en carne. Y yo voy a estar ahí, junto a mis 9 compañeras, para gritar “Basta de femicidios” con mi voz.  Y con mi cuerpo.

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Comentarios

  1. susana ramus (@susanaramus)

    el 03/06/2015

    muy bueno! comparti en facebook!

  2. liliana claudia riboldi

    el 03/06/2015

    Como primera medida se debe visibilizar al violento,ponerle nombre y apellido cuando tira la primera piña, no la ùltima.El maltratador se ampara en su posiciòn social donde es una persona respetada en la mayorìa de los casos.Sacarle la careta y que su familia (madre, hermanas,tìas,sobrinas,amigas) amigos,compañeros de trabajo,jefes conozcan la situaciòn.La exposiciòn sirve tambièn para protejer a la vìctima. Es lo que mantiene viva a mi hermana hasta ahora. Cuando la rescatamos hace nueve años con un brazo quebrado y la cabeza partida por un golpe con una paleta de padle no conseguimos que pasara un solo dìa en la càrcel. La ùnica condena efectiva fue la mirada de la sociedad.

  3. Andrea Gutierrez

    el 03/06/2015

    El cuerpo es el blanco. La libertad de decidir sobre los nuestros, esa, es la mayor deuda de todas. El cuerpo es nuestro, la vida es nuestra.

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