
A propósito de Nos vemos en Lapachito. Antología del taller de Paula Puebla y Mariana Skiadaresis
“La tormenta era tropical, pero se manifestaba como la expresión de otra cosa”. La frase inaugura la antología de 15 relatos de Nos vemos en Lapachito, fruto del taller narrativo de Paula Puebla y Mariana Skiadaressis. Pertenece a “Cachorro”, el texto de Cecilia Ursi y en el contexto (y co-texto) en que se lee funciona de disparador de muchas cosas.
Antes que nada, el libro electrónico muestra el trabajo del taller y es una compilación de los mejores textos producidos durante el año. Este es el segundo e-book del Taller Puebla-Skiadaressis. El anterior, El año que nos vimos dos veces, se puede descargar aquí. Los títulos de ambas recopilaciones dan marco al tránsito de cada año. El primero al año duro de la pandemia. El segundo al lugar de la promesa pero también de la ausencia: Lapachito, un lugar a dónde ir.
Los textos de la antología proceden de fuentes diversas. No se trata de “gente de Letras” exclusivamente, como cuenta Paula Puebla. Los asistentes trabajan semana a semana, ya sea con las consignas o con sus proyectos personales. El taller es un encuentro donde se articulan expectativas, pero también un lugar en donde trabajar la escritura en medio de un año difícil.
Los títulos de ambas recopilaciones dan marco al tránsito de cada año. El primero al año duro de la pandemia. El segundo al lugar de la promesa pero también de la ausencia: Lapachito, un lugar a dónde ir
La pandemia es condición de producción y de lectura. Aunque no se esté hablando de eso, los textos se recepcionan con las marcas de la era Covid. Es por eso que los textos se convierten en un recordatorio de que la escritura nunca sucede en una torre de cristal. En las palabras iniciales se da cuenta del momento de pérdida y dificultad del mundo y la literatura. Una conciencia exasperada de lo irreparable de este tiempo, y de todos los tiempos: pocos libros y muchas pérdidas.
Si la literatura, como dicen Puebla y Skiadaressis, es un diálogo entre escritores, en Nos vemos en Lapachito se marca el diálogo en ausencia. Lo que siempre está es la escritura, lo que se difiere eternamente es la presencia. El precio del escritor es sustraerse a su propia producción: está no estando. Y en ese juego de presencia / ausencia se coloca la propia antología haciéndose cargo del lugar que le toca: escribir cuando es difícil hacerlo; editar un libro cuando las condiciones materiales casi no lo permiten.
Pero estos relatos también nos sirven para despertar un poco de esa languidez mental que nos tumba cada verano. Es el libro digital que andamos leyendo por todos lados: en algún lugar de la costa atlántica, la sierra, un balcón metropolitano al atardecer.