Tiempo de lectura: 2 minutos

El 27 y 28 de abril de 1965 los Beatles se presentaron por primera vez en Roma. Fueron cuatro conciertos en el Cine Adriano, ubicado en frente de la saboyarda Piazza Cavour (what’s my life for?). La llegada de los pibes de Liverpool a la Ciudad Eterna se produjo en el pleno de su éxito (cuatro meses antes de la salida de Help!) pero ninguna de las cuatro funciones agotó las entradas y algunos memoriosos afirman que la sala estuvo siempre semivacía.

Podría afirmarse que The Beatles fue un fenómenos más anglosajón y atlántico que mediterráneo. Que tampoco en Portugal, España, Francia o Grecia (y ni hablar en la Yogoslavia de Tito o la Albania de Hoxa) los Beatles hubieran hecho un lleno total. Pero Italia, Italia tenía entonces algo que ninguno de esos países tenía ni tendría después: su propio rock.

Consultado sobre por qué, a pesar de su tradición municipal/hiperlocalista, Italia había desarrollado una lengua unitaria tan rápidamente, Pasolini contestaba que era debido a la literatura. Mientras el francés es una lengua de Estado, decía Pierpaolo, el italiano es una lengua que le debe su difusión a la literatura: la lengua de Dante, Petrarca y Bocaccio se impone en toda Italia debido, precisamente, a su prestigio literario. Y si es cierto que cuando abren la boca los italianos no hablan en esa lengua unitaria nacida de los héroes poetas (al decir de Carlyle), también es cierto que sí la usan cuando escriben… y cuando cantan.

Podría argumentarse que los romanos que en la tibia primavera del ‘65 ningunearon la presencia de los cuatro inglesitos de traje con ganas de ser más famosos que Jesús no podían romper el cerco de la balada italiana. Que no estaban preparados para el rock inglés porque tenían los oídos tapados de Gianni Morandi, Adriano Celentano o Domenico Modugno. Pero durante los cincuenta años siguientes, la música italiana no paró de producir grandes figuras y canciones que cualquiera querría llevarse a su isla desierta.

Una armada de intérpretes y cantautores abrieron a machete el camino de una trova italiana que encontró distintos soportes musicales pero hizo de las letras su arma invencible.

En la lista de acá abajo recopilé algunas de sus canciones desde la segunda mitad de los ‘60 hasta hoy. Están ordenadas más o menos por orden cronológico y no fueron seleccionadas según ningún otro criterio que no sea el placer de escucharlas.

Nota: Algunos notarán la ausencia de Franco Battiato. Tiene un por qué: Battiato navegó el océano en solitario y merece una compilación que probablemente consista en poner todos sus discos uno atrás del otro.