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29 de marzo 2022

Martín Massad

LOS HUÉRFANOS DE UCRANIA

Tiempo de lectura: 5 minutos

“Angel Faces” y “Milagros del Corazón”, dos organizaciones sin fines de lucro que se ocupan de adopciones internacionales y de viajes de acogida para niños ucranianos, hoy buscan trasladar a los menores lejos del conflicto bélico. Cristina Gutiérrez, la mentora de las ONG junto a 46 voluntarios, están llevando a cabo la apoteótica tarea.

La guerra entre Rusia y Ucrania que ya lleva más de tres semanas no solo ha dejado miles de bajas en los ejércitos de los dos países en conflicto sino que ha puesto en riesgo a la población civil. Los más vulnerables también se encuentran en la misma situación, sin ninguna protección adicional. Ese es el caso de miles de niños que viven en distintos orfanatos de Ucrania y a los que por estas horas se les está buscando una salida hacia otros países.

Masha Suvorova, exiliada en Polonia, volvió a Ucrania para acompañar a los niños.

Cristina Gutiérrez es la representante de Angel Faces, una organización sin fines de lucro que tiene oficinas en Estados Unidos y que antes de la guerra tenía oficinas en Donetsk y en Kiev, Ucrania. La ONG se dedica a las adopciones internacionales para los países de habla hispana, con mayor influencia en Latinoamérica. A su vez, Cristina fundó otra organización que se dedica a viajes de acogida. Los mismos consisten en la recepción de los  niños que viven en los orfanatos por parte de familias de Latinoamérica, en especial de Perú y de Argentina. Durante estos viajes, que se realizan para fin de año, los niños son recibidos por las familias que los acogen y allí pasan un período de vacaciones antes de retornar a Ucrania. Los gastos de estos viajes y de la estadía de los niños están a cargo de las familias que los reciben. “Milagros del Corazón”, la fundación que se encarga de organizar los viajes de acogida empezó a funcionar en 2017, cuando se hizo el primer viaje a la Argentina y funcionó con dos viajes al año hasta el inicio de la pandemia Covid 19.

Miles de niños que viven en distintos orfanatos de Ucrania y a los que por estas horas se les está buscando una salida hacia otros países

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Para febrero de 2022 “Milagros de Corazón” tenía planeado retomar los viajes pero los mismos quedaron truncos con el inicio de la guerra entre Ucrania y Rusia. Entonces las acogidas y las adopciones se cancelaron hasta tanto no termine el conflicto bélico. “Teníamos muchas familias que habían iniciado el trámite de adopción y ahora todas quedaron en el limbo”, resume Cristina.  Según datos oficiales en Ucrania hay alrededor de 19.000 niños que están bajo la custodia del gobierno. Hoy esos niños, al igual que toda la población del país, sufren los embates de la guerra y es imperioso su traslado fuera del área de peligro.

Niños de Donesk en un micro cruzando a Varsovia.

Un orfanato transformado en refugio

Conocí el orfanato  “Ciudad Esmeralda” en junio de 2019. Llegué allí después de una breve estadía en Kiev, la capital de Ucrania. El viaje hasta Svyatogorsk, la pequeña aldea dentro del óblast de Donetsk donde se encuentra “Ciudad Esmeralda”, se puede hacer de dos maneras, ambas en tren. La primera opción es tomar un tren rápido que en seis horas llega al pequeño poblado; la otra es viajar de noche en un tren antiguo que demora doce horas en cumplir el trayecto. El primer tren es uno de los tantos trenes modernos que quien haya viajado por Europa conoce, en cambio el otro es un tren que te transporta al pasado, a cuando Ucrania pertenecía a la Unión Soviética. Subir a ese tren para alguien llegado de Argentina es entrar por un rato en los usos y costumbres de una cultura. En los camarotes de cuatro pasajeros se comprarte la comida típica de la región, que pueden ser los tradicionales varenikes de papa y cebolla hasta una borsch (sopa típica de remolachas), y por su puesto algún trago de vodka.

El orfanato que alberga a cientos de niños y niñas durante todo el año está ubicado en un bosque, a unos pocos kilómetros del centro del pueblo. Se puede llegar en taxi, caminando o en bicicleta. Y la bicicleta fue mi medio durante mis estadías en las que, junto a mi mujer, visitamos a Serafín, nuestro hijo, que hasta diciembre de 2019 era uno de los tantos chicos que del orfanato.

En el 2014 Ucrania sufrió una guerra civil que tuvo su epicentro en la Plaza de la Independencia en el centro de Kiev. Las manifestaciones, que se son conocidas como Euromaidan, tenían como eje central de la protesta la oposición al gobierno del presidente Viktor Yanukóvich, del prorruso Partido de las Regiones. Yanukóvich había decidido suspender la firma del acuerdo de Asociación y el Acuerdo de Libre Comercio con la Unión Europea, medida que provocó la ira de una gran parte de la población, especialmente en la capital de Ucrania. Pero no solo en Kiev hubo disturbios, represión y muertes. En las regiones de Donestk y Lugansk, cercanas a Rusia, fueron tomadas por las milicias prorrusas. 

El orfanato que tiene una escuela adentro se transformó en un bunker

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La historia se repite

Muchos de los niños que viven hoy en “Ciudad Esmeralda” -y que están por ser trasladados a España- ya han sufrido más de un desarraigo en sus vidas. A la pérdida inicial de su hogar familiar se suma la repentina partida del orfanato que los albergaba en la región de Donetsk, tras ser bombardeado en 2014. En ese momento de desesperación, Galina, la directora del Instituto, decidió subir a los niños en un micro y trasladarlos a una zona más segura. Entre esos chicos estaba Serafín. Luego de deambular varios días, el Estado les dio un nuevo asilo, el lugar donde hoy se encuentran. Los niños llegaron a “Ciudad Esmeralda” y encontraron algo de paz.

Niños tomando el vuelo de la Fuerza Aérea rumbo a España.

Hoy muchos de esos niños están en peligro otra vez. El orfanato que tiene una escuela adentro se transformó en un bunker. “Muchos de los orfanatos en Ucrania ya han sido evacuados. Algunos de los chicos fueron trasladados a la ciudad de Lviv, pensando que era un lugar seguro, pero hoy hemos recibido noticias que los niños tienen que salir lo antes posible de Ucrania”, nos cuenta Cristina, quien a pesar de vivir en Estados Unidos está en permanente contacto con Ucrania. Su rol como una de las fundadoras de la “Angel Faces” y de “Milagros del Corazón” la puso en una situación de coordinadora en busca de ayuda para llevar a los niños lejos de la guerra.

Con un grupo de 46 miembros la iniciativa de llevarse a los niños fuera de Ucrania tiene sus serias complicaciones tanto de logística como de dinero. “Estamos haciendo campañas para juntar dinero porque esto no es solo sacar a los niños. Hay gastos muy importantes de transporte”, señala Cristina. El destino que han conseguido para los niños de “Ciudad Esmeralda” es España y en 72 horas deben emprender el viaje a Polonia para después dirigirse a  España. Cada micro para trasladar a los niños desde Varsovia a Madrid tiene un costo aproximado de 7 mil dólares. Ante la posibilidad del traslado, se han sumados pedidos de otros orfanatos, lo que deriva en un éxodo de miles de niños rumbo a otros países de Europa. Hasta ahora sólo han prestado sus servicios y sus locaciones España e Italia. Pero esta historia, y este éxodo de huérfanos, continuará.

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