
La idea de ciclo puede remitir a un período en el tiempo. A algo que empieza y que termina. Y que eventualmente se repite. Ese evento de duración prolongada tiene sus rasgos que lo definen y lo proyectan. Un concepto que lo sobrevuela y permite articular las diversas partes que le dan vida. En ese sentido, el ciclo de conciertos que Los Coming Soon presentaron durante el mes de abril en Sheldon Bar expresó magistralmente la actualización de una idea: la de estar into the groove. En sus orígenes, ligados al swing y a la explosión de la industria discográfica, esta frase remitía a una forma de tocar que, al estar “en el surco”, se realizaba de manera precisa, grata y rítmica y que por ello tenía la capacidad de conducir el movimiento de los oyentes de una manera directa y contagiosa. Los Coming Soon tocaron durante todos los lunes de abril en Sheldon y no sólo dejaron cuatro fabulosas noches y un gran recital en forma de ciclo: reforzaron también con creces la vitalidad de un concepto analógico en el mundo digital.
El primer lunes se sintió como si fuera, al menos, un jueves y así sucedería el resto de las noches que -gracias al boca en boca- se fueron poblando de mayor concurrencia hasta terminar la última fecha con un Sheldon desbordado (con copas por el aire y todo). Si en la primera noche el público estaba algo tímido y un poco sosegado, hacia el fin del mes había más gente parada que sentada, con la amenaza siempre latente de hacer desaparecer las mesas y convertir el patio del bar en una pista de baile al aire libre.
La propuesta que ofrecen Los Coming Soon es una exquisita combinación de canción pop más soporte groove que invita inmediatamente al baile, la intervención festiva y la seducción. La puesta despojada, la variación precisa de las luces, el cuidado por el sonido y un vestuario total black sobrio y refinado son algunos de los elementos que se suman a la proposición musical central, sólidamente sostenida en el aporte de cada uno de los integrantes. La base conformada por la batería cada vez más potente de Rodrigo Bodaño y el solvente bajo de Javier Otero, más las rítmicas teclas de Mariano Gianni, permiten el lucimiento de los dos vocalistas, los hermanos Laura y Patricio Hirsch. Cada uno, además de sus enormes cualidades como cantantes, aporta también otros elementos que potencian la propuesta global. Lala, un dosis justa de baile y sugestión; Pato, una guitarra prodigiosa capaz de pasar fluidamente y sin tropiezos del riff distorsionado de Underground a la elegancia austera de la intro de Alcohol.
Con todo, la propuesta mostrada por la banda durante el ciclo bien entronca con algunas posiciones sostenidas por el etnomusicólogo Steven Feld, quien conceptualiza al groove como una esencia destilada y participativa que hace que las características formales coherentes devengan en una con su contenido y que, a partir de allí, únicamente son reconocibles por la manera de dar forma a sus contenidos para ser articulados de tal forma. Así, cada recital de una banda como Los Coming pone en evidencia el carácter performativo del groove y, a través de la observación participativa, gozosa y modulada, realza la naturaleza colaborativa de nuestra especie.
Por todo esto, y mucho más, el ciclo fue un éxito. Tanto, que se repetirá durante todo el mes de mayo, ahora sí, los días jueves.
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