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24 de diciembre 2015

Tomas Boro

Investigación en ciencias sociales. Panamá Línea Fundadora. Escribe esporádicamente sobre política y cultura en Le Monde, La Vanguardia, Los Inrockuptibles, La Agenda, etc.

LA ESCENA CONTEMPORÁNEA

Tiempo de lectura: 4 minutos

Tigres de papel

En 2015 hubo ganadores y perdedores, pero lo seguro es que el papa Francisco, Tinelli y el PJ perdieron. Los tres mostraron ser, en palabras de Mao Tsé Tung, “tigres de papel”. En estos años vivimos una especie de teoría de los dos demonios (kirchnerismo y Clarín) en la que la mayoría de la sociedad fue afectada por un conflicto que miró de afuera. Una guerra santa inútil cuyo desenlace se desvaneció en el aire y donde el origen del mal quedó casi en el olvido. La administración de MM, en cuestión de horas, deshizo parte del corazón simbólico del kirchnerismo. Bajó retenciones, dejó caer el pacto con Irán, liberó el cepo y bajó el cuadro de la Ley de Medios. Todos tigres de papel. Pero esto ya lo vivimos antes: los gobiernos a veces toman medidas pragmáticas que terminan erigiendo en dogma y eso también le ocurrió al kirchnerismo. Pasa en las religiones, pasa en la política. Pero todo tiene un final y la vida continúa.

La administración de Macri, en cuestión de horas, deshizo parte del corazón simbólico del kirchnerismo

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Peronismo

El peronismo está en aprietos por muchas razones pero, paradójicamente, tiene que cargar con la cruz que implica el relativo éxito del segundo lugar en el balotaje con Scioli a la cabeza. Si bien perdió contra Macri lo cierto es que perdió por poco y por eso -por el momento- Scioli no está muerto políticamente. Por su parte, el desgarro del kirchnerismo póstumo consiste en debatirse entre el devenir parlamentarista que lo lleva a llorar a la TV y la pulsión trotskista que lo impulsa a llenar plazas que no ganan elecciones. En ese contexto el pan-peronismo queda con muchos referentes, demasiados. CFK, Scioli, Massa, Urtubey, Randazzo, De la Sota, el sindicalismo, La Cámpora, etc. Como dijo Marcelo Leiras: “la necesidad de que el peronismo se unifique en breve es más un deseo de los politólogos que una realidad necesaria del peronismo”. En los inicios de la democracia, por ejemplo, el peronismo demoró en comenzar su unificación y a lo largo de todos estos años kirchneristas el peronismo estuvo dividido entre oficialista y disidente, sin olvidar un 2003 con tres candidatos peronistas (¡igual que en 2015!). Cada uno de los caciques tiene un desafío diferente y además cuenta con distinta cantidad de balas de plata. Pero lo seguro es que lógicamente la pelota la tiene el gobierno y por eso el porvenir del peronismo está atado a la performance de Cambiemos en el poder. Muy a grandes rasgos el pan-peronismo tiene dos estrategias posibles: resistencia o integración frente al paradigma orquestado por la nueva administración. En este sentido quizás sea más efectivo invocar cierto espíritu de los ’80 con su juego de espejos entre alfonsinismo y renovación peronista que el fantasma de la resistencia al neoliberalismo de los ’90.

la necesidad de que el peronismo se unifique es más un deseo de los politólogos que una realidad del peronismo

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Progresismo

Igualmente todo indica que el mayor problema lo tiene el “progresismo independiente”. Podemos partir desde lo más obvio: la única candidata progresista sacó muy pocos puntos. Pero más allá de los números el progresismo no peronista friendly queda en este escenario en una situación compleja fuera de Cambiemos. Martín Lousteau, por ejemplo, quien era para muchos el líder del nuevo progresismo nacional –un referente político en disponibilidad–, reconoció el aprieto de inmediato y aceptó el ofrecimiento de MM para la embajada en Washington. Adrián Perez (progresista massista) y Gerardo Milman (progresista del GEN) se sumaron a Cambiemos. Preguntas similares podríamos hacernos sobre el “progresismo kirchnerista”. ¿Volverán a formar una especie de FREPASO del siglo XXI o seguirán de apéndice del peronista que los quiera tener a su cuidado? Lo seguro es que deberán esperar el desenlace de lo que salga del debate de consorcio peronista en el que son inquilinos sin voto. Un capítulo aparte de la misma historia es el futuro del socialismo en Santa Fe: en el poder provincial desde 2007, en alianza con el radicalismo, tiene un provenir complejo. El nuevo presidente de la UCR es José Corral, intendente de la ciudad de Santa Fe, y no sería ciencia ficción que de la mano de Cambiemos se haga con la provincia de Santa Fe en 2019. Esto recién empieza, y la incertidumbre es el combustible espiritual de la democracia, pero el desenlace no suena surrealista si al macrismo le va bien.

Hay un reseteo del mundo político cuando da inicio un nuevo gobierno

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Reseteo

Toda época marca el trazo grueso de los gobiernos y las oposiciones, y la escena contemporánea no debería ser la excepción. Cafiero hizo espejo con Alfonsín (el consenso político), el FREPASO terminó dispuesto a matar y morir por la convertibilidad (el consenso económico) y la oposición al kirchnerismo tomó como propio el discurso del Estado presente (el consenso de lo social). Si el alfonsinismo vino a instalar la democracia, el menemismo la estabilidad económica y el kirchnerismo la cuestión social entonces el macrismo viene con los puños llenos de modernización. En ese marco todo indica que la tarea que parece haber tomado entre manos el nuevo oficialismo consiste, en cierto sentido, en salir del siglo XX de la mano del partido político del siglo XXI. ¿Será ese el nuevo consenso de la década que recién comienza? Un colectivo rezo laico de modernización y desarrollo. Dijimos que en cuestión de horas MM deshizo varios nudos gordianos del kirchnerismo tomando decisiones claves desde el minuto cero. Hay una hiperactividad de palacio signada por una falta de pasión por la agitación social: contraria a la intensificación colectiva tan característica del kirchnerismo que soñó con una sociedad militante en estado de movilización permanente. Después de un 2015 de alto voltaje político con elecciones múltiples resulta que tenemos, contrariamente a lo que suele ocurrir, un diciembre de baja intensidad en relación a un año infartante. Un diciembre (visto desde la torre de marfil de la política) descomprimido en el que el balotaje y todo lo que vino después jugó de válvula de escape de la olla a presión argentina. Los ciclos no terminan del todo, porque unos se superponen sobre los otros como capas tectónicas del tiempo que en un futuro lejano pueden volver a sacudir el piso. Pero igualmente hay un reseteo del mundo político cuando da inicio un nuevo gobierno. Otro ciclo comienza. Happy Xmas (War Is Over).

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Comentarios

  1. Ayn Rand

    el 24/12/2015

    Excelencia. Amo. No puedo creer que estoy leyendo Panamá en navidad!

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