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15 de agosto 2018

Renata Hiller

ITALPARK, TERROR Y SIN EMBARGO, EL PROGRESO

Tiempo de lectura: 2 minutos

En el día después del 8 de marzo de este 2018, llamé a grito pelado, cantando como en la adolescencia “Bienvenidxs al tren”. Hablaba entonces del feminismo como un movimiento emancipatorio que se impone con la fuerza de lo inexorable.Todavía no se había obtenido la media sanción de la IVE en la Cámara baja y menos aún sabíamos que el resultado final sería un rechazo de la iniciativa en la Cámara de Senadores (porque se llama así, no “Cámara de Senadorxs” aunque bien podría llamarse de “Senadoros”).

Hoy, el día después de la derrota. El tren de la revolución en marcha parece más el de una tragedia, el tren fantasma del Italpark, Jurasik Park, girando infinitamente en círculos. El tren de la derrota.

Y sin embargo, no.

Cunde el aire victorioso.

Los sectores reactivos a la iniciativa celebran, claro está. Y hay algo de esa victoria que les reconocemos: vivo en Comodoro Rivadavia que amaneció de pañuelitos celestes. En los postes, en las esquinas. Ondean tiras en el viento. Y me imagino a lxs pibes y pibas, que también son ellxs, colocándolos en un atardecer frío con los dedos un poco entumecidos, pero entusiastas de su movida. Y aunque no coincidimos, y esa diferencia nos coloca a un lado y otro en cuestiones muy profundas (acerca de cómo concebimos la vida, la muerte y la libertad),  pienso que tal vez ésta fue una oportunidad para que se movilicen. Y quizás en la próxima, en otra próxima, estemos juntxs.

A veces hay mejores mañanas después de la derrota, que tras un triunfo

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También cunde el aire victorioso en quienes se sienten derrotadxs.  Quizás porque por primera vez pudieron discutirlo, mesurar sus perspectivas. Algunxs descubrieron que tenían “posición tomada” sobre cuestiones que nunca se habían planteado (¡ojalá tras esto aumenten las vasectomías!) y otras pudieron inscribir en sus genealogías de maternidad a los abortos, marchando con sus madres, o con sus nietas.

Dicen que la batalla cultural ya está ganada. Que se despenalizó socialmente. Y una vez más, los asuntos vinculados al género y la sexualidad desnudan el derecho positivo, señalan sus límites. Muestran el amplio tranco entre las leyes y las normas sociales. Se retuercen de risa ante un Estado siempre esquivo, siempre incompetente. “Métanse el hospital en el culo, seguiremos abortando” dicen unas.

Pero aunque no necesitemos del hospital, lo requerimos como derecho. Volvemos a afirmar que nos dejaron en una ciudadanía de segunda. Donde podemos escoger como buenas consumidoras, pero no reclamar como sujetos plenos. Eso, los varones. Que para algo son los que deciden las cosas importantes. Ud, chito la boca y marche presa si quedo preñada.

Y sin embargo.

Cunde el aire victorioso. No porque “ya ganamos” como decía Stolbizer. Sino porque para nosotrxs hay un mañana. A veces hay mejores mañanas después de la derrota, que tras un triunfo.(Algo de eso le sucedió durante un tiempo al kirchnerismo. Hasta que perdimos, claro.)

Pero en esta derrota existe el mañana, que se afianza en aquellxs que reconocen el pasado de esta lucha. Que es tan largo como la historia misma. Entonces qué son unos meses más al lado de las décadas por el divorcio; qué importan las leyes si tenemos las tretas; no mirar al poderoso con vergüenza, frente en alto y a seguir. Porque así son los movimientos emancipatorios. “Justicia inmanente”, la nombró Dora Barrancos.

Y entonces sí: la maternidad no es destino, la pobreza no es castigo, la desigualdad no es natural. Bienvenidxs al tren.

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Comentarios

  1. Gaby

    el 27/08/2018

    Querida Ren, te cito a Alberdo Cortez ” prefiero más que llegar, pensar que ya voy llegando, andar por andar, andando”. Ese es nuestro tren, que va andando y cobijando a quien se quiera subir.
    Ayer se subió una chica de 17, pelo casi clarísimo, de clase social muy acomodada, familia tradicional y mamá (que no es una dinosaurio para nada en otros aspectos de la vida social) militante de las dos vidas. La veo acercarse con el pañuelo verde en la mochi, le pregunto: -¿vos, con pañuelo, verde?- Esta es mi lucha – responde. Sin palabras, el futuro ya llegó.

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