
HACIA LOS PACTOS NECESARIOS PARA UNA ARGENTINA DEL SIGLO XXI
¿Se dieron cuenta que para entrar en la conversación política, pareciera necesario ser parte de una elite, o pisar fuerte, o que sólo entran los líderes y los millonarios, o que es también sólo apta para pensadores profesionales, politólogos y sociólogos? Sin embargo, si la grieta verdadera -la más profunda- está abierta entre la sociedad y la política, es buen momento para opinar. Porque los problemas los tenemos los de a pie. En Argentina casi todos somos personas comunes con responsabilidades fuera de lo común: sostener en nuestros hombros la larga crisis.
Y yo creo que sí podemos opinar, podemos animarnos a proponer y pensar en grande. En un momento de ausencia de plan o en un momento tan de razonamientos que son puro blanco o negro, al tiempo que te recuerdan que la unidad es hasta que duela o que hay que ganar cueste lo que cueste, y mientras tanto creemos que les enseñamos a las nuevas generaciones a erradicar la violencia, a respetar la diversidad y a cuidar el medioambiente, reciclando, reutilizando y reduciendo, pero nosotros tiramos toda la basura en el mismo tacho. Es hora de saber qué estamos dispuestos a hacer, y ya no sólo qué estamos dispuestos a decir. A quién votar es fácil de resolver, lo difícil es para qué.
No podemos permitirles que sólo nos infundan bronca o susto, los cultivadores del “a favor” o “en contra”. Debemos hacernos cargo de nuestra historia y exigir un poco más que la invitación al voto anti-otro sin previamente construir un plan, un acuerdo con ejes programáticos para que no se vayan a creer que con votar contra otro alcanza. Las opciones pueden ser blanco o negro, pero los caminos son lentos, grises muchas veces, y requieren una convicción que trasciende los nombres.
Si la grieta verdadera -la más profunda- está abierta entre la sociedad y la política, es buen momento para opinar
Creo que, a cuarenta años de la recuperación de la democracia, la declamada Unidad Nacional exige tres pactos: un pacto democrático, un pacto productivo y un pacto federal. Intentaré descifrarlos.
Un pacto democrático que, sobre la base de Memoria, Verdad y Justicia, y con perspectiva de género, ponga en el centro de la agenda el cumplimiento de la división de poderes y la seguridad jurídica.
Un pacto productivo que avance en la necesaria redefinición de la matriz productiva con eje en la innovación y en la economía de conocimiento, transversal a todas las industrias de bienes y servicios. Acompañado de una reforma educativa que oriente la formación hacia la empleabilidad de las nuevas generaciones para que la educación y el trabajo conlleven al ascenso social.
Y un pacto federal que ponga fin al ambacentrismo y ubique a la CABA al servicio del desarrollo federal. El federalismo implica que las regiones y las provincias estén en el centro de la acción pública.
Estas son condiciones básicas.
La credibilidad dañada sólo se recuperará con decisiones concretas de carácter estratégico en donde los ciudadanos seamos artífices de nuestro destino y no sólo invitados a homenajear hechos destacados del pasado.
Un pacto productivo que avance en la necesaria redefinición de la matriz productiva con eje en la innovación y en la economía de conocimiento, transversal a todas las industrias de bienes y servicios
Hablamos de contribuir al diseño de la nueva Argentina. Demos el puntapié de lo que será el valor más grande que podremos dejarle a las generaciones en desarrollo: un país sostenible, sin grieta, en el cual aportemos nuestras experiencias, visiones e ideas para la construcción de una sociedad a la altura de las demandas y los desafíos. Para ello la política tiene que dejar de pelearse con la política, los políticos deben dar la talla y demostrar de qué están hechos, cuál es su templanza, su sabiduría y su capacidad para aportar a la revolución que necesitamos.
Debemos garantizar que los acuerdos reflejen las necesidades y las aspiraciones de una sociedad golpeada, que necesita de mecanismos de diálogo continuo entre todos los sectores. Una integración que permita tomar las decisiones correctas y con el apoyo necesario para su implementación efectiva. Debemos crear un marco normativo que nos permita contar con instituciones sólidas, transparentes y con la permeabilidad necesaria para llevar a cabo los acuerdos que den equilibro y proyección a un Estado que demanda eficiencia y modernidad.
En el mundo que transitamos se necesita de un país unido, pleno, dispuesto a explotar su potencial humano, productivo y emprendedor. Es el momento de ser la mejor versión de lo que podemos ser, seamos serios.