
1. La caca es todo lo que somos: nos constituye, nos identifica, nos repudia.
2. La caca es lo único real que producimos.
3. Arrojamos seres humanos a la existencia, pero la mierda la donamos al mundo. Es nuestra donación material a la materialidad del mundo. Si dar vida es la desgarradura de nuestro ego consagrado en otro, la caca es la donación del vacío, un vicio de supervivencia.
4. Somos, ante todo, productores de mierda: es lo que traemos a la existencia indiferentemente del género, el color, la religión o la ideología política. Como escribe Florian Werner en su fundamental libro La materia oscura: “Desde la cuna hasta la sepultura, la mierda impregna nuestra concepción de la cultura, la sociedad, la salud, el decoro, el humor y la identidad”.

5. La caca es la expresión óntica del ser.
6. Nuestra historia es la historia de nuestras heces: “inter faeces et urinam nascimur”. Se nace entre heces y orina, escribió Pascal. Nacer entre mierda y pis no puede definir nuestro lugar en la sociedad, nuestra ideología o nuestra clase; nacer entre mierda y pis sólo define nuestra subjetividad pre-identitaria.
7. Antes de ser, somos un cuerpo entre mierda y orina.
8. La primera huella que no debemos olvidar es que fuimos cagados como se saca la mierda del cuerpo. Ese primer meo que no nos cobija es el bautismo de nacer.
9. La mierda también es un adjetivo que identifica a otro y reemplaza la carga de un mal por la materia que nos constituye. Es lo que somos y lo que seremos, es la que hacemos y lo que nos hacen. En el “ser una mierda” se entrecruza un maldecir con la naturaleza humana de seres productores de mierda. Se puede ser una mierda, pero todos somos nuestra propia mierda.
10. Harry G. Frankfurt en su Bullshit. Sobre la manifestación de la verdad expresa la equivalencia en el mundo del trabajo de la mierda y la calidad de los productos:
“Parece adecuado concebir los productos de mala calidad, fruto de un trabajo descuidado, como en cierto modo análogos a la charlatanería. Pero ¿de qué modo exactamente? ¿Acaso se parecen en que la charlatanería siempre es zafia y poco exigente, nunca busca la perfección y en su montaje jamás se presta una atención meticulosa a los detalles a los que alude Longfellow? ¿Es el charlatán (bullshitter), por su propia naturaleza, una persona zafia? Su producto, ¿por fuerza ha de ser desaliñado o basto? La palabra shit (mierda) en el equivalente inglés bullshit indica sin duda eso. Un excremento no es objeto de diseño ni trabajo sistemático; simplemente, se deja salir ó se echa. Puede que tenga una forma más o menos coherente o puede que no, pero lo que es seguro es que en ningún caso ha sido «trabajado»”.
La mierda también es un adjetivo que identifica a otro y reemplaza la carga de un mal por la materia que nos constituye.. En el “ser una mierda” se entrecruza un maldecir con la naturaleza humana de seres productores de mierda. Se puede ser una mierda, pero todos somos nuestra propia mierda.
11. De la caca venimos y a la caca volveremos. Saberlo nos reduce la incertidumbre de nuestra finita existencia. Saberlo desacraliza el acto de nacer: dar a luz entremezcla la vida con la caca, la creación de un ser con la expulsión de lo que nuestro cuerpo no necesita.
12. Milan Kundera reflexiona sobre Dios y la caca en The Unbearable Lightness of Being:
“De manera espontánea, sin ningún entrenamiento teológico, yo, un niño, comprendí la incompatibilidad de Dios y la mierda, y así llegué a cuestionar la tesis básica de la antropología cristiana, a saber, que el hombre fue creado a imagen de Dios. Entonces: o el hombre fue creado a imagen de Dios –¡y tiene intestinos!– o Dios carece de intestinos y el hombre no es como él.
Los antiguos gnósticos se sentían como yo a los cinco años. En el siglo II, el maestro gnóstico Valentinus resolvió el maldito dilema alegando que Jesús «comía y bebía, pero no cagaba».
La mierda es un problema teológico más oneroso que el mal. Dado que Dios le dio al hombre la libertad, se puede, si es necesario, aceptar la idea de que Él no es responsable de los crímenes del hombre. La responsabilidad de la mierda, sin embargo, recae enteramente en Él, el creador del hombre”.
13. Que la caca es un problema teológico ya lo podemos observar en el texto bíblico. En Deuteronomio 23:10-14 encontramos una referencia explícita sobre la mierda y qué hacer con ella:
“Cuando hubiere en ti alguno que no fuere limpio por accidente de noche, saldrá del campo, y no entrará en él. Y será que al declinar de la tarde se lavará con agua, y cuando fuere puesto el sol, entrará en el campo. […] Tendrás también una estaca entre tus armas; y será que, cuando estuvieres allí fuera, cavarás con ella, y luego al volverte cubrirás tu excremento: Porque IHVH tu Dios anda por medio de tu campo, para librarte y entregar tus enemigos delante de ti; por tanto será tu real santo: porque él no vea en ti cosa inmunda, y se vuelva de en pos de ti”.
14. La mierda debe ser enterrada y tapada; la mierda horroriza a Dios, que no puede “andar” por los campos si la caca está a la vista. Dios detesta la mierda porque le recuerda la impureza de su creatura, la humanidad de su obra. Ni la belleza puede deshacerse de sus residuos. El horror de la mierda habita en silencio de lo bello. No hay belleza sin su mierda, y no hay mierda que no provenga de lo bello.
15. La diarrea es nuestro ser en el mundo que se diluye, un otro líquido nuestro que volvemos ajeno: subjetividad sin-forma.
16. La diarrea es la caca repudiada.
17. La caca es el alma en exceso; el extranjero de uno mismo por antonomasia. Si el alma es el hálito divino, la mierda es la profanación del alma. La caca es el reflejo profano de nuestra alma.
18. Hannah Arendt dijo en la famosa entrevista con Günter Gaus que la escritura y la comprensión de un problema la lleva al sentimiento de “estar en su hogar”. En el primer libro de la Cábala judía, el Sefer ha-Bahir (El libro de la claridad) explica que la primera emanación de Dios es como el hogar. Si comprender y pensar es sentirse en hogar, si la primera exterioridad de Dios de su mismidad es el hogar, cagar es el sentimiento que nos materializa en un hogar. La caca nos alumbra el hogar, nos abraza al terruño: ahí donde podés cagar cómodo y tranquilo, ahí es donde el espacio se convierte en hogar.

19. Paul Valéry escribió sobre la Historia que “«El hombre es siempre el mismo»”. Retomando su postulado debemos comprender que un ser humano que caga es, en ese instante, un ser eterno y universal. El instante de deposición es el instante que nos vuelve presentes en el tiempo y reales en el espacio; el instante que nos universaliza al mismo instante en que Moisés, César, Richelieu, Evita o Golda Meir cagaban.
20. Lo contrario del lenguaje no es el silencio, es la caca. Nacemos gritando, el lenguaje es una exterioridad que volvemos parte de nuestra subjetividad, que nos apropiamos de ella para volver a salir al mundo. La caca es la interioridad que volvemos exterioridad y la sacamos de nuestro cuerpo y de nuestra subjetividad. La mierda es subjetivamente más humana que el lenguaje.
21. El ano contra natura es el símbolo ontológico del anarquismo. Contra natura es la resistencia anárquica a través de la caca. Todo anarquista debería tener un ano contra natura.
22. Cago, luego existo.
La caca es el alma en exceso; el extranjero de uno mismo por antonomasia. Si el alma es el hálito divino, la mierda es la profanación del alma. La caca es el reflejo profano de nuestra alma.
23. Antonin Artaud creó un maravilloso poema llamado La búsqueda de la fecalidad en donde escribe:
“Allí donde huele a mierda
huele a ser.
El hombre hubiera podido muy bien no cagar, no abrir el bolsillo anal,
pero eligió cagar
como hubiera elegido vivir
en vez de aceptar vivir muerto.
Para no hacer caca,
tendría que haber consentido
no ser,
sin embargo, no se decidió a perder
el ser,
es decir, a morir viviendo.
Hay en la existencia
algo particularmente tentador
para el hombre
y ese algo es
LA CACA
[…]
Y dios, dios mismo aceleró el
movimiento.
Dios ¿es un ser?
Si lo es, es la mierda.
Si no lo es
no existe.
O bien sólo existe
como el vacío que avanza con todas
sus formas
y cuya representación más perfecta
es la marcha de un grupo incalculable de
ladillas.”

24. El ser humano elije cagar antes que morir, la caca ante cualquier posibilidad de finitud. Si el costo de la vida es caga, entonces caguemos. Si la finitud de nuestro frágil cuerpo está determinada por la muerta, y así normalizamos la muerte como la variable fija por la que transita nuestra existencia, el costo de vivir, es la mierda. La caca se traduce como vida, quien caga está vivo. La finitud humana está determinada por la muerte, la existencia por la caca.
25. Si la caca es símbolo de vida, también es parte de la erótica y el deseo. El 20 de diciembre de 1909 James Joyce le envía una carta a su amada Nora Barnacle y así le escribe:
“Mi dulce y pícara Nora, recibí esa noche tu ardiente carta y he tratado de imaginarte frotándote el sexo en el baño. ¿Cómo lo haces? ¿Te recuestas contra la pared con tu mano cosquilleándote debajo de tus ropas? ¿O te acuclillas bajo el agujero con las camisas vueltas hacia arriba y tu mano trabajando fuertemente a través de la abertura de tus bragas? ¿Te sirvió como preludio ahora para cagar? Me pregunto cómo pudiste hacerlo. ¿Acabas al cagar o te frotas acabando primero y luego cagas? Debe haber sido una horrible cosa lasciva ver a una niña con sus ropas levantadas frotando con furor su concha, ver sus calzoncitos blancos y hermosos bajados de atrás y su trasero defecando y una cosa gruesa y café que sale de su agujero. Dijiste que ensuciarías tus bragas, querida, y que después me dejarías cogerte. Me gustaría oírte primero enmierdarlas y cogerte después. Alguna noche, cuando estemos en alguna parte platicando en la oscuridad cosas puercas y sientas tu mierda a punto de salir, rodea mi cuello con tus brazos en tu vergüenza y déjala caer suavemente. El sonido me enloquecerá y cuando alce tu vestido…”.

26. La mierda alimenta el deseo de lo repudiado y negado de nuestro propio cuerpo. La caca es sinónimo de vida y de nuestra supervivencia y sin embargo lo ocultamos. Ese goce oculto de cagar, goce anal, nos interpela en esa combinación profana de placer y dolor. Lo oculto se convierte en objeto deseante, y la mierda es la materialidad del deseo de nuestras oscuridades.
27. La mierda deseada es auto-erotizante y erotiza en la mirada (¿perversa?) del observador. En otra carta, Joyce le escribe este poema a Nora:
“Cógeme en las escaleras en la oscuridad
como una criada que se coge a su soldado, desabotonando suavemente sus pantalones
y deslizando su mano en su bragueta
y jugueteando con su camisa
y sintiendo cómo se va mojando
y luego tirando de él suavemente hacia arriba
y jugueteando con sus dos bolas que explotan
y al fin sacando con valentía el ratón
a ella le encanta manejarlo y frotarlo suavemente, murmurándole al oído palabras sucias
y sucias historias que otras chicas le contaron
y cosas sucias ella dijo,
y todo el tiempo meando sus calzoncillos
con mucho gusto y soltando
suaves, cálidos, tranquilos, pequeños pedos por detrás
hasta que su propia verga afeminada
está tan rígida, y de repente
metiéndola en ella lo monte”.
28. También estamos hechos a imagen y semejanza de la caca de Dios.
Agradecimientos: Andrés Hax, Valentina Cantori, Loreana Vargas.