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09 de junio 2022

Martina Vidret

“EL TEATRO ES COMO FILOSOFIA ENCARNADA”: ENTREVISTA A ANDREA GARROTE

Tiempo de lectura: 9 minutos

Andrea Garrote codirige Pundonor con Rafael Spregelburd, además de protagonizarla y haberla escrito. En el unipersonal, la doctora en Sociología Claudia Pérez Espinosa vuelve al aula después de un tiempo de no dar clases por un incidente ocurrido en ese mismo lugar. La teoría de Foucault, tema principal de la materia, se entrecruza constantemente con cómo es ella y con un intento de explicar lo sucedido.

¿Cómo surge la obra?

Yo quería hacer un monólogo, y durante un tiempo busqué textos para hacer, hasta que al final dije “Le voy a dar lugar a mi dramaturga, lo voy a escribir yo”. Lo que quería era que tuviera presente escénico. El gran problema de los monólogos es que alguien le cuenta a otra persona algo que ya sucedió, y no hay aparente interacción. Acá el público son los alumnos. No solo está resuelto desde la estructura a quién le habla Claudia Pérez Espinosa, sino también que pase algo en ese día, en ese momento, en esa hora y veinte en el que da la clase. Está el riesgo de la acción dramática en el momento de la función, en ese presente inventado. Todo lo que ella cuenta son antecedentes que da por supuesto, la dramaturgia y el personaje dan por sentado que el público ya sabe lo que pasó. Eso es lo que más me preocupaba a la hora de darle teatralidad. La clase era lo que a mí más me cerraba, estaba haciendo el concurso universitario ese año, 2016. Cuando vi que era Foucault lo que ella iba a dar, la obra se escribió súper rápido.

A mí me pasó que siempre que cubro obras voy anotando lo que se me ocurre o frases que me llaman la atención, y de repente en Pundonor me dio la sensación de que estaba en clase tomando apuntes.

A mí me pasa que veo al público y hay gente que asiente, que reacciona como si fuera realmente una clase.

"Andrea Garrote codirige Pundonor con Rafael Spregelburd, además de protagonizarla y haberla escrito. En el unipersonal, la doctora en Sociología Claudia Pérez Espinosa vuelve al aula después de un tiempo de no dar clases por un incidente ocurrido en ese mismo lugar."

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¿Sentís que funciona como masterclass de Foucault?

Yo creo que sí, que se puede aprender. Los conceptos de Foucault están pasados por una experiencia, que es lo que tiene el teatro: puede tomar ideas filosóficas y pasarlas por el cuerpo. Tiene la posibilidad de tener un campo de la palabra más extenso, más profundo, que quizás las ficciones audiovisuales no. Tiene la calidad del rito en presencia, al igual que la clase. Entonces, hay algo de poder entender algunos conceptos de Foucault a través de la historia que te están contando, que están padeciendo delante tuyo, y vos estás acompañando. Me parece que eso se encarna más. El teatro es como filosofía encarnada.

Es que el teatro puede hacer mucho más que entretener. Quizás algún espectador salió de Pundonor y se puso a leer Vigilar y castigar. Se pueden producir resonancias, no es solo sentarte a mirar algo. Te puede transformar, movilizar.

Siempre está la posibilidad de que haya conceptos. El teatro griego tenía mucho que ver con la filosofía, por ejemplo. O el teatro y el psicoanálisis, o el pensamiento. Es un foro muy libre, además, porque al una tener un disfraz, al haber personajes, se pueden ver esas opiniones, cómo la situación está hecha por puntos de vista. No es una cosa en sí misma, es una complejidad. Entonces, en ese sentido, es muy rico. A la vez se relaciona con la poética, con la imagen, con la música. Es enorme el teatro. Lo que pasa es que a primeras vistas sí parece entretenimiento, que no está mal. Es un entretenimiento en donde la gente se junta, se ríe al unísono. Es impresionante hoy ver a doscientas personas riéndose, o llorando, o emocionándose, juntas. Arma una sensación eventual de comunidad, y de ahí se constituye la comunidad. Es lo que carecemos hoy en día muchísimo. Es como bailar juntos, con gente del pueblo que no conocés, o compartir una comida en la calle. Son cosas que no pasan en las ciudades, o en estos tiempos. No hay ese encuentro con los desconocidos. Hay algo que, aunque parezca que no, se arma como un estar juntos.

Con esto del humor y la risa pensaba en una frase de la Pérez Espinosa: “Cómo nos reíamos… Antes, ahora no se puede”. ¿Qué pensás de esta corrección política del humor?

Creo que está bien que haya habido ese replanteo de zonas de humor que estaban instaladas dentro de una institucionalidad, de una normalidad. Al producirse un cambio de normalidad, hay cosas que ya no queremos más. Hay que tratar de que no se lleve puesta cierta desfachatez, o cierta cosa más jolgoriosa. Es un peligro, en la medida en la que se solemniza o se vive como traumático algo que podría ser gracioso. Esa línea es muy difícil, porque el humor depende del contexto. Naturalmente, toda comunicación mediada necesita algún nivel de control de lo que está bien y lo que está mal. Los códigos cambian según quién estés, aparecen otras formas. Pérez Espinosa evocaba esa universidad en donde la gente se reía por frases con las que ahora no se ríen.

pundonor Foto :Sandra Cartasso

Con las redes sociales aparece la posibilidad de filmar o grabar una clase.

Es tremendo para los profesores. Reduce sus lugares expresivos. Si estás siendo grabado, estás siendo controlado. Hay cosas que ya no pasan más. En las clases de teatro, dejan los celulares. Había un momento en donde sacaban fotos. ¿Cómo se controla quién saca las fotos, quién las cuelga en redes? Creo que no estás en el presente si estás mediatizando la vida, si no estás en donde estás ahora.

Durante la cuarentena vos grabaste videos para Instagram desde el personaje, expandiste el universo por redes. ¿Cómo se te ocurrió?

Yo daba clases de dramaturgia en la UNA por Zoom, y veía los cuadraditos, y me atacaban estos pensamientos, el lado B de lo que estábamos viviendo. Me empezó a pasar que en el horario de la función me agarraba una angustia tremenda. La cabeza en la pandemia necesitaba agitarse. Pensaba un texto, lo escribía, lo estudiaba unas horas antes y lo mandaba. Me divertía mucho en el momento, después me dejó de divertir. Los videos que hice cada vez se parecían menos al personaje y más a una cosa nueva.

"Hay algo de poder entender algunos conceptos de Foucault a través de la historia que te están contando, que están padeciendo delante tuyo, y vos estás acompañando. Me parece que eso se encarna más. El teatro es como filosofía encarnada."

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Los formatos de las aulas cambiaron mucho con la virtualidad. El escenario de Pundonor remite a la UBA y a los teóricos masivos. Y pensaba, ahora que estuvieron de gira en Europa y América Latina, ¿hay algo de la referencia a la universidad pública que se pierda por cambiar de lugar?

Les gusta mucho espiar la universidad pública argentina. Funcionaba como lugar de interés. Es lo que dice Kartún cuando se refiere al teatro como artesanía regional. Ella es muy porteña, es una mujer de cierta generación, y habla con modismos argentinos. Siempre es un plus ver las características de cada lugar. Recibimos comentarios sobre las diferencias entre universidades. Volver al pizarrón, también, a los cartelitos en las paredes, al balde como tacho de basura. ¡Al borrador atado! Es gracioso porque lo vimos: fuimos a recorrer la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, hasta robamos afiches para la obra. Estábamos haciendo lo mismo que hace Claudia en la obra.

Es que el personaje de Claudia es espectacular. No sé si diría que es muy femenina, pero sí habla mucho de los tacos, de la bombacha, se viste elegante. Y tiene esta frase que me parece que habla mucho de quién es: “Tantas veces el placer funciona por contraste”, en referencia al placer de sacarse los tacos.

Lo del placer es un chiste, ella advierte que es católico, que tengan cuidado con eso que ella dice. Yo no me siento para nada identificada con eso, yo no uso tacos, no me gusta. Pero amigas de mi generación, o mujeres más grandes, sí sostenían este deber de trabajar con tacos o pollera. Está la cartera enorme, con aros, anillos. Es esa idea de mujer canchera que tenían las amigas de mi mamá. Es un montaje que creo hoy no hay tanto.

"Recibimos comentarios sobre las diferencias entre universidades. Volver al pizarrón, también, a los cartelitos en las paredes, al balde como tacho de basura. ¡Al borrador atado! Es gracioso porque lo vimos: fuimos a recorrer la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, hasta robamos afiches para la obra."

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La cartera es buenísima: la infinidad de objetos, como Mary Poppins sacando plantas de su bolso.

Tiene todo por las dudas: por si se le da por escribir, por leer, por si tiene dolor de panza. Tiene un montón de por si acasos.

Te quería preguntar también por el final, que no termina como una clase con un “Bueno, para la próxima lean…”

No quiero spoilear o provocar lecturas únicas, que es el miedo que siempre tengo cuando hablo del final. Quisimos dejar algo un poquito menos definido. Claudia comunica muy bien, es muy clara, y quisimos dejar la pregunta respecto de si está un poco loca o no. Al principio vos no sabés si está loca o no, lo vas decidiendo. De repente dice cosas que vos decís: “Che, pará, quizás…”. Y después se arregla, y vuelve. Está esta idea de que una es como te ven, o como te juzgan. Ella pega una vuelta hacia lo performático, de ver si puede no ser víctima. Empieza a aparecer la metateatralidad, y salir del aula. Hay algo de jugar con lo que uno no se espera.

Hay muchas obras hoy que tratan la salud mental o la locura. Está bueno encontrar producciones en donde los conflictos se tratan de otra forma. Uno no sabe si Claudia está loca o no, tal cual decís. La racionalidad se mete.

Además, ¿dónde se produce el corte de la locura? ¿Alguien tuvo una depresión, tuvo un problema, o está loco? ¿Qué quiere decir que está loco? ¿Está apartado del resto? Es duro cuando hay un corte. Hay límites jurídicos, mecanismos que se ponen en marcha para aislar a personas. Volvemos a Foucault, ahí. Con las redes sociales hay una cosa de apartar, de aislar, un riesgo de que no haya mecanismos certeros. Es peligroso. Una pavada como un meme puede hacer que una vida esté connotada por eso, que los vea de esa manera.

"Claudia comunica muy bien, es muy clara, y quisimos dejar la pregunta respecto de si está un poco loca o no. Al principio vos no sabés si está loca o no, lo vas decidiendo. De repente dice cosas que vos decís: "

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Además, Claudia les dice a los alumnos que abandonen la materia, rompiendo con toda la lógica institucional. Creo que ahí hay algo de verdad: está advirtiendo.

Totalmente. Es un cuestionamiento respecto del conocimiento. Foucault y los postestructuralistas advierten respecto de los sistemas de creencias, de creer que puede llegar a existir una banda de gente buena que va a tomar el poder y que van a hacer que las cosas se solucionen. Destruye cierta ingenuidad, que tiene que ver con no poder, como humano, controlar el lenguaje. Quizás el lenguaje te controla a vos. Nietzche, Freud, pensaron en sus propios campos correr al humano al centro. Es un bichito en una marea. No controlamos todo lo que creemos controlar. Al saber esto, quizás hay luchas políticas, buenas intenciones, que no aparecen porque hay un cinismo, un descreimiento, puesto para terminar en una apatía en donde no se viva nada, ninguna aventura, porque sabés que no va a terminar bien o no va a ser la solución. No hay creencia en que eso pueda producir cambios reales en la sociedad, y se abandonan luchas por esa especie de impotencia que agarra. Es bastante así cuando uno lee a Foucault, y uno termina y dice: ¿y entonces? Ajustamos los tornillos de las jaulas en donde nosotros mismos somos las reglas. ¿Y entonces? Pérez Espinosa, entonces, quiere que los jóvenes no estudien esto, los farolea. Los profesores de teóricos tienen un montón de recursos histriónicos, de tirar algunas cosas disparatadas o polémicas para llamar la atención e ir en contraposición.

Creo que el histrionismo también transmite, ayuda a romper con la idea de que los docentes solo están para comunicar o tamizar información.

Pero por eso, eso también es lo peligroso de filmar lugares que deberían ser en la intimidad. Un chiste puede quedar fuera de contexto. Aparece la autorregulación, consciente o inconsciente, cuando se está siendo filmado.

Y, para cerrar: ella habla de su ser docente, y que es algo que no había pensado previamente, que le fue sucediendo. ¿Vos desde chica sabías que quería ser actriz?

A mí me gustaban los juegos de “hacer de”, no mucho los reglados o los de deporte. La pasaba bien haciendo, jugar a las detectives, a hacernos cosas. Creo que mi placer por actuar es una continuación de esos juegos. Para mí dar clases de teatro o de dramaturgia es un privilegio, es estar con gente moviéndose de maneras raras, interactuando de manera insólita a las diez de la mañana un día de semana. Se descansa de uno para ser otros. Es un viajecito la actuación. Te das cuenta de que no se necesita más que un acuerdo, un marco.

pundonor Foto :Sandra Cartasso