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06 de marzo 2022

Tomás Di Pietro

EL MUNDO COMO VOLUNTAD Y COMO REPRESENTACIÓN

Tiempo de lectura: 6 minutos

Un viejo chiste dice así:

¿Por qué los perros se lamen sus propios genitales?

La respuesta es:

Porque pueden.

Ante las preguntas repetidas estos días (¿por qué invade Rusia a Ucrania? y ¿por qué lo hace ahora?) solo cabe la misma respuesta: porque puede. Ahora puede. Para Weber el poder es la probabilidad de imponer la propia voluntad dentro de una relación social aún contra toda resistencia y cualquiera sea el fundamento de su probabilidad.

La invasión de Ucrania ocurre en plena crisis de la energía y materias primas tras la pandemia. Rusia es un poder declinante, pero con alta capacidad de daño. Potencia militar nuclear, dueño del 40% del gas y el 25% del petróleo que consume Europa, controla el Mar Negro por donde, junto con Ucrania, suministra el 23% del stock global de trigo. Es el país con mayor cantidad de cabezas nucleares y dispone de misiles hipersónicos operativos, imparables por su maniobrabilidad y vuelo bajo, mientras que Estados Unidos aún no lo consigue y pronostica hacerlo recién en 2023. 

Putin aprovecha la oportunidad y rompe el Orden Mundial de una patada en los dientes. El fin del fin de la historia. Las sociedades occidentales se habían entusiasmado, ingenuamente, con que el mundo era más ordenado de lo que realmente era. Las potencias persiguen sus intereses con una intensidad directamente proporcional a la de su arsenal militar. Los períodos de paz son solo un paréntesis entre guerras.

El Papa lleva años advirtiendo en público “estamos ya en una Tercera Guerra Mundial, a pedacitos”. En privado agrega con preocupación: “Putin es el único que entiende de geopolítica”. 

"Putin aprovecha la oportunidad y rompe el Orden Mundial de una patada en los dientes. El fin del fin de la historia. Las sociedades occidentales se habían entusiasmado, ingenuamente, con que el mundo era más ordenado de lo que realmente era."

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En 2007 en su famoso discurso en la Conferencia de Seguridad de Múnich, el presidente ruso expuso su narrativa sobre cómo el crecimiento global no produce armonía y convergencia, sino conflicto y contradicción.

“Estados Unidos trata de imponer sus reglas y su voluntad a otros países, pero el modelo unipolar es imposible y totalmente inaceptable en el mundo moderno”. Irán, Irak y Kosovo son ejemplos recientes del uso discrecional de la fuerza por parte de las principales potencias occidentales. “Solo la ONU puede autorizar el uso de la fuerza para resolver los conflictos.” Avisó también aquel día sobre el peligroso acercamiento de la OTAN hacia las fronteras de Rusia. “Rusia siempre ha desarrollado una política exterior independiente y tiene la intención de continuar así.” 

Desde el año 99, ingresaron en la OTAN: República Checa, Hungría, Polonia, Bulgaria, Estonia, Letonia, Lituania, Rumania, Eslovaquia, Eslovenia, Albania, Croacia, Montenegro. Las actividades de la alianza incluyen tanques estadounidenses en los Bálticos, misiles en Polonia y Rumania, y armamento en Ucrania. Que Putin esté paranoico no significa que no lo estén persiguiendo.

Rusia se ha preparado largamente para este conflicto. La dependencia de Europa de las exportaciones de energía rusa socava la respuesta de Occidente. Es el agujero en la media por donde se cuela Putin. Desnuda la incapacidad de castigar sin autolesionarse. Las economías occidentales ya estaban recalentadas por la pandemia, desde principios de año caen los índices bursátiles, los precios de la energía están por las nubes y espiraliza la inflación. Si había un año para hacerlo, era este. No se trata de un manotazo de ahogado.

Nos encontramos ante la Capilla Sixtina de Putin. Su mayor obra y legado.

Alianza táctica

La globalización disparó el desarrollo de Rusia gracias a la enorme demanda de materias primas, fomentada en buena medida por el crecimiento de China a partir de los años noventa. Y el boom económico chino fue, a su vez, estimulado por la demanda de Occidente. Vaya lío.

A pesar del enorme crecimiento de ambos países durante las últimas dos décadas, China y Rusia comparten una visión crítica sobre la globalización, centrada en la idea de que interdependencia y crecimiento económico no garantizan armonía.

En 1997 Rusia y China firmaron la Declaración conjunta sobre un mundo multipolar y el establecimiento de un nuevo orden internacional. Las coincidencias respecto a los asuntos clave de la política mundial se centran en la idea de ilegitimidad del orden imperante. Rusia y China tienen matrices distintas y se benefician de realidades diferentes. Mientras Rusia es un petroestado que prospera en la convulsión global ya que los precios de la energía suben, China, por su parte, se beneficia del orden mundial y de instituciones poderosas, las cuales trata de controlar mediante alta influencia.

Quien haya jugado al juego de mesa T.E.G., variante argentina del Risk que incorpora al juego las tarjetas de Objetivos Secretos, sabrá lo que ocurre en una partida con el jugador, digamos como ejemplo, que juega con el color azul, cuando a otro jugador le toca en su tarjeta de Objetivo “Destruir al ejército Azul”, mientras que a un tercer jugador le toca destruir al ejército de un color que no juega y por lo tanto, tal como agrega la tarjeta, “de no ser posible, al jugador de la derecha”, siendo el de su derecha el azul. 

"Rusia y China tienen matrices distintas y se benefician de realidades diferentes. Mientras Rusia es un petroestado que prospera en la convulsión global ya que los precios de la energía suben, China, por su parte, se beneficia del orden mundial y de instituciones poderosas, las cuales trata de controlar mediante alta influencia"

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Lo mismo ocurre cuando en una partida de muchos jugadores, uno de ellos consigue una posición dominante demasiado pronto: el resto de los ejércitos se unen estratégicamente contra el fuerte y al cabo de algunas rondas, quien dominaba la partida está pidiendo un taxi. No hace falta que te caigan bien los demás jugadores para unirte a ellos en un objetivo táctico de corto plazo.

China y Rusia han alineado cada vez más sus políticas exteriores para contrarrestar el dominio de Estados Unidos en el orden económico y político internacional.

China es el mayor consumidor de energía en el mundo. Incrementará pronto su demanda de gas para reducir sus niveles de contaminación. Su proveedor será Rusia. Ya lo es de petróleo. Convertirse en el exportador principal de materias primas de China aleja a Rusia de la posibilidad de un colapso inmediato, aun con duras sanciones. 

El conflicto en Ucrania es contra intuitivo en tanto se parta de la presunción general de que el comercio conduce a la paz, y que el comercio es sólo comercio. La regla número uno de la globalización era comerciar con todo el mundo, no sólo con tus aliados. El impacto de la invasión aumenta la división del mundo en bloques económicos. Acelera la tendencia preexistente hacia la autosuficiencia en la cadena de suministros. El covid ya había hecho su parte. La energía es la base de la cadena productiva. Alemania es una muestra perfecta de los cambios que se avecinan: los Liberales, de repente, abrazan las energías renovables como el camino a la libertad. Y los Verdes se abren a la posibilidad de prolongar la vida de los reactores nucleares. Movimientos internos solidarios que evidencian que llegó la hora de replantear paradigmas. El sistema operativo está reiniciando.

Si Estado Unidos y Europa pueden congelar los activos rusos ante una tensión, se puede adivinar lo que estarán pensando Xi Jinping o Narendra Modi por estas horas. Esto amenaza la posición del dólar como divisa hegemónica global y moneda de reserva. Puede que la invasión de Ucrania no provoque una crisis económica global de momento, pero cambiará el funcionamiento de la economía mundial durante las próximas décadas.

Occidente se divierte cínicamente con su última creación de héroe. El presidente Ucraniano Volodímir Zelenski, ex actor y gran comunicador en redes, encarna hoy el mito liberal y lo lleva al siguiente nivel mediante un copywriting de antología. “Esta podría ser la última vez que me vean con vida…” dijo cinematográficamente estos días.

Sin embargo, el envío de armas a Ucrania sólo dilata la agonía mientras regala a la industria armamentística pingües beneficios. Pero no modifica en nada la correlación de fuerzas. Es disparatado creer que puede evitarse que Ucrania sea lo que Rusia quiera que sea a partir de ahora.

Por más dolorosa que resulte la idea, una rendición de Zelenski hace dos semanas habría ahorrado, hasta el momento, unas 3 mil vidas. La narrativa “Putin no esperaba esta alta resistencia militar ucraniana” es el “Estamos Ganando” de Occidente.

"Alemania es una muestra perfecta de los cambios que se avecinan: los Liberales, de repente, abrazan las energías renovables como el camino a la libertad. Y los Verdes se abren a la posibilidad de prolongar la vida de los reactores nucleares. Movimientos internos solidarios que evidencian que llegó la hora de replantear paradigmas."

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Existe, por un lado, un fervor desmedido por enarbolar los valores de las democracias liberales. Imperfectas, son cómplices de injusticias locales y globales. El “menos peor” de los sistemas no termina de cuajar. Mejor no entusiasmarse tanto. 

Por el otro lado brotan como setas aquellos que aman odiar a Occidente. Los anti yankees. Entonces, Putin no es tan malo ni la guerra es tan guerra. Su enemigo es EL enemigo. Cabe recordarles a estos como se vive bajo el yugo chino o ruso: como los musulmanas en Xinjiang o como ahora los ucranianos. 

Independencia económica y soberanía política son proclamas nobles. Inalcanzables en el mundo de los homosapiens. No hay hemisferios inocentes.

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