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16 de junio 2021

Sebastián Carnival

Evangélico, politólogo, miembro de la Catedral de la Fe.

¿DÓNDE NACE EL COMPROMISO Y LA ACCIÓN DE LOS EVANGÉLICOS?

Tiempo de lectura: 5 minutos

Corría un frío día de junio del año 1975 en las afuera de Rosario, en un barrio popular con calle de tierra, cuando el ministro de economía Celestino Rodrigo, anunciaba el plan de ajuste llamado “Rodrigazo”. Este plan era una fuerte devaluación del peso, aumentando el valor de los servicios públicos, el transporte y los combustibles hasta un 180% y ponía topes a los aumentos salariales. Estas medidas dispararon la inflación, pasó del 24% en 1974 al 182% en 1975, fue el inicio de una década y media de tasas de inflación superiores al cincuenta por ciento anual. Esto generó desabastecimiento de productos esenciales como los alimentos y un cimbronazo financiero a millones de familias en el país.

La familia de mi mamá era de clase trabajadora, muchos años después ella se daría cuenta que eran pobres. Mi abuelo tenía un pequeño almacén, donde se vendían galletitas Bagley en las recordadas latas cuadradas con visor, en el interior se veía el preciado tesoro, también pasaban los vecinos del barrio y se tomaban un vermú. Allí fiar no era una tradición sino una necesidad. El Rodrigazo disparó las deudas de mi abuelo y cayó en una profunda depresión. El rumor recorrió las calles y una vecina se enteró y se acercó a la familia para contenerlos y ayudarlos. Esta vecina, era la esposa de un pastor, todas las semanas el pastor comenzó a visitarlo para charlar con mi abuelo, darle una palabra de fe, lo animaba. A la semana, toda la familia decidió ir a una reunión en la casa de un vecino, y en ese encuentro toda la familia de mi mamá aceptó a Jesús en su corazón. A los pocos días mi abuelo tuvo un ACV y falleció.

Primera Junta. Garage reconvertido en iglesia, Catedral de la Fe 1987.

Ellos eran una familia católica nominal, en esta oportunidad les presentaron a un Jesús vivo que hacía milagros, que estaba presente en el día a día. Una espiritualidad simple pero profunda, basada en el amor, pero con hechos. Esta experiencia iluminó a mi familia y todo empezó a cambiar. Todas las semanas comenzaron a tener reuniones de oración y a leer la Biblia en la casa de mi vieja. En la cocina cantaban, oraban y leían la palabra. Mi mamá recuerda al pastor leyendo la Biblia en la mesa de la cocina mientras todos escuchaban. A las pocas semanas se sumaron más vecinos. En el corazón de la cocina, nació la iglesia. Actualmente es una de las más grandes y pujantes de la ciudad de Rosario.

Mi abuela recobró las fuerzas y volvió a ordenar la casa; mi tía y mi mamá se dedicaron al estudio y al trabajo. Mí tío salió a trabajar en una fábrica, unos años antes. Animado por los muchachos del barrio había viajado en tren desde Rosario a Buenos a recibir a Perón en Ezeiza. Cuando entró el evangelio a la casa, al poco tiempo dejó todo y se anotó en el seminario bíblico. Desde ese momento todos se volvieron creyentes y comenzaron a servir en la iglesia.

Mis viejos se conocieron en el Instituto Bíblico Río de la Plata, el seminario de formación religioso evangélico más importante de América Latina. A los pocos años, haciendo evangelismo en las plazas, formaron una pequeña congregación y fundaron Catedral de la Fe.

Animado por los muchachos del barrio había viajado en tren desde Rosario a Buenos a recibir a Perón en Ezeiza. Cuando entró el evangelio a la casa, al poco tiempo dejó todo y se anotó en el seminario bíblico

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Desde chico mi vida se dividía entre la iglesia y el colegio, y cuando mis maestras me preguntaban de qué trabajaba mi papá, o había que llenar algún formulario en el colegio, escribía ministro religioso. ¿Cómo iba a decir que era pastor? Lo de ministro daba cierta chapa, sobre todo en aquellos años, cuando unos decía pastor, era imposible no relacionarlo con el pastor Giménez, envuelto en los escándalos de los años noventa. En el colegio con mis compañeros del primario era más sencillo, mi viejo salía en la tele y para todos nosotros ese era un lugar sagrado, la tele era todo.

Cuando entré al secundario era el único evangélico en todo el colegio, al poco tiempo descubrí que tenía otro compañero evangélico, todo salió en una discusión sobre los ovnis y la vida en otros planetas. Fue la primera vez que encontraba alguien en el aula con quien compartíamos los mismos valores espirituales.

Cuando estaba terminando el secundario, chequeando en el colegio y con la gente que conocía, éramos aproximadamente unos veinticinco evangélicos en todo el colegio, del primario al secundario. En pocos años hubo un crecimiento acelerado.

Pastor Osvaldo Carníval predicando en José C. Paz, 1988.

Actualmente, el CONICET habla de un 15 % de evangélicos en Argentina, a mi entender creo que debe estar entre el 15 y 20%, sabiendo que en la Provincia de Buenos Aires este número puede trepar desde el 20 al 25%. Lo llamativo es que en los últimos diez años se duplicó el número de evangélicos.

Cuando mis maestras me preguntaban de qué trabajaba mi papá, o había que llenar algún formulario en el colegio, escribía ministro religioso. ¿Cómo iba a decir que era pastor?

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¿Cómo moldeará la vida social y cultural de los argentinos el desarrollo de la fe evangélica? ¿Qué cambios trae una fe práctica en nuestra sociedad? La iglesia evangélica es plural, diversa y heterogénea, pero en su mayoría, las que crecen son pentecostales y se agrupan institucionalmente en ACIERA.

Hace unos días conversaba con un periodista con quien construimos una relación. Él me preguntaba sobre los evangélicos, pero me di cuenta que desde un lado personal, finalmente me terminó confesando que la persona que cuidaba a su hijo era evangélica. A él le había llamado la atención, que al observar por la puerta entre abierta, mientras ella hacía dormir al nene, ella tenía puesto los auriculares y en la luz tenue bailaba escuchando un tipo de  “música celestial”. Él me preguntó: “¿esto es normal? ¿No es como una oración previa a matar al bebé?”. Ambos nos reímos y le expliqué que cantar, orar, leer la Biblia es una manera especial en que conectamos con Dios. Cuando adoramos a Dios, ahí está Jesús y cuando nos conectamos con Él, hay paz, esperanza y ocurren milagros.

Hoy la iglesia evangélica ocupa un lugar central en la vida de millones de argentinos, los pastores y las pastoras logran de una manera simple desarrollar la vida espiritual de las personas en nuestra cultura. Todo aquel que acepta a Jesús tiene un compromiso con los que los rodean, cada iglesia evangélica se ha convertido en un refugio para la mujer golpeada o con embarazo vulnerable, para los extranjeros, para el que tiene dudas sobre su identidad, para los que sufren adicciones, para aquellos que no tiene un plato de comida, para los huérfanos, para la viuda, para aquellos ancianos que son olvidados por sus familias, para aquel que no tiene esperanza, para todos aquellos que la están pasando mal. La iglesia evangélica es un hogar donde se desarrolla la fe y se impulsa a las personas a transformar la realidad que los rodea. Las iglesias son como un hospital, la gente llega golpeada, lastimada y herida. Cuando las personas son restauradas están preparadas para cambiar el mundo, para que sea en el Cielo como en la tierra.

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