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27 de abril 2021

Tomás Di Pietro

C. TANGANA, LA TRADICIÓN Y LA MUERTE DEL TRAP

Tiempo de lectura: 9 minutos

La música en español tiene un nuevo rey

Antón Álvarez Alfaro, Pucho, Crema, El Madrileño o más conocido como C. Tangana, a sus 30 años, se ha consagrado. Su flamante álbum “El Madrileño” es una obra maestra que no exhibe fisuras. Tan actual como reivindicativo de sus orígenes, revisionista pero absolutamente contemporáneo, termina por encontrar el lugar de “lo español” en la música popular contemporánea. 

Cuenta con la colaboración de viejas glorias iberoamericanas, muchas de ellas sumidas en las cenizas de algún éxito lejano, escurrido entre la arena del tiempo. Tangana no solo ha tenido la generosidad de entregarles una segunda vida: los ha llevado a lo más alto, a la cúspide, allí donde muchos de ellos jamás habían estado. Para hacerse una idea de esto basta ver a Andrés Calamaro en el final del vídeo “Nominao” –de Pucho junto a Jorge Drexler– cantando unos versos de “Jugo de tomate frío” de Manal. Javier Martinez no lo habría soñado.

Flamenco, rumbita, bolero, son cubano, bachata, funk carioca, pop-rock; el disco es una reivindicación de usos y costumbres. Participan en él los Gipsy Kings, Pepe Blanco, Kiko Veneno, La Húngara, y el Niño de Elche, entre otros. El equivalente español de Pocho La Pantera, Alcides, Gladys La Bomba Tucumana y Ricky Maravilla.  

Lo que conduce rítmicamente a las 14 canciones no son hi-hats en tresillo, bombos imponentes en negra ni líneas de bajo de discoteca como en sus canciones anteriores, sino guitarras españolas, bongos y el güiro. No sé es el más moderno por utilizar exclusivamente colores recientes rechazando los del pasado sino, en todo caso, por comprender el latir de una época y conseguir comunicarlo. 

Antón Álvarez Alfaro, Pucho, Crema, El Madrileño o más conocido como C. Tangana, a sus 30 años, se ha consagrado. Su flamante álbum El Madrileño es una obra maestra que no exhibe fisuras. Tan actual como reivindicativo de sus orígenes, revisionista pero absolutamente contemporáneo

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El disco acumula 400 millones de reproducciones en Spotify en solo 6 semanas y representa el mejor debut de un álbum en nuestro idioma en la historia de la plataforma. Tangana despunta como uno de los artista más interesantes de la época. Y pronto lo veremos haciendo otras cosas más allá de la música.

Rapero desde adolescente, graduado en Filosofía en la Complutense de Madrid, abandonó la música al entrar en la veintena hasta que un par de años más tarde consiguió destrabar su composición. “Me di cuenta que no tenía que ser Yo en cada letra que escribía, que podía representar a otros, provocar, reivindicar cosas con las que no estaba de acuerdo”.

Esto, tan habitual en otros géneros artísticos como la literatura por ejemplo, donde el narrador puede no ser una identificación lineal y en espejo del autor, es cada vez menos habitual en la música. “Cuando entendí eso, entonces pude empezar a componer mucho más, y mejor”. Fue allí cuando abandonó el nombre de “Crema” para pasar a llamarse C. Tangana y empezó a experimentar más allá de los límites dogmáticos del rap para incursionar en los sonidos de moda: el trap, el reguetón y la música urbana en general. 

Llegó la popularidad y el reconocimiento de la mano de temas bien logrados, como “Mala Mujer”, “Llorando en la Limo”, y la colaboración con Rosalía “Antes de morirme”, canción que nunca abandonó el top 100 de España desde que fue lanzada en 2016. Este tema representó la primera incursión de la cantante catalana en el pop, cosa que Antón se jacta de haberle inculcado. Tangana y Rosalía fueron pareja entre el 2016 y el 2018, cuando ella estaba en fase compositiva de El mal querer. Antón es co-autor de casi todas las letras de esa obra, la cual consigue fusionar flamenco clásico con sonidos actuales y abrirse al mainstream de manera brillante.

Tangana no posee una voz prodigiosa como la de su ex ni tampoco sabe ejecutar bien ningún instrumento. Alejado de los virtuosismos musicales, su elemento diferencial radica en su capacidad para narrar la época, alcanzando síntesis perfectas tanto en sus paisajes musicales como en sus letras. Es un gran compositor, mejor escritor, pero sobre todo un artista.

Guita, guita, guita

“El arte de los negocios es el paso que sigue al arte” citaba Tangana a Andy Warhol en su disco Avida Dollars. Antón se dedicó los últimos 5 años a hacer de su música un excelente producto lucrativo mientras iba construyendo su carrera.

Durante la conferencia de prensa del Primavera Sound del año 2018 las cabezas de cartel C Tangana, Yung Beef y Bad Gyal debatieron sobre el panorama de la industria musical y el negocio.  Antón argumentó que no había forma, fuera del mainstream, de conseguir lo que él estaba consiguiendo, y que por tanto no quedaba otra que hackear el sistema desde adentro. Yung Beef, en cambio, defendió una postura más romántica respecto a ser independiente y no dejarse controlar por gente de saco y corbata, además de asegurar que también podía de esa forma ser absolutamente lucrativo. La discusión subió de tono y durante los días siguientes se dispararon munición gruesa en composiciones express – tres canciones en menos de dos semanas. 

La disputa concluyó con C. Tangana lanzando a la venta unas camisetas estampadas con la cara del Che fusionada con la de Yung Beef. Agotó en unas horas las 1.000 unidades que había producido. A 20€ la unidad, inventó 20.000€ del aire y dejó su enseñanza. 

Publicó un texto dirigido al líder de Pxxr Gvng en el que le decía: Enfréntante al poder de forma que puedas ganar. Eres más listo de lo que nos haces creer y eso no lo respeto de ti. La apología de la ignorancia hace a la gente imbécil y fácil de manejar. No estás haciendo la revolución, simplemente no tienes ni puta idea de cómo se aprovechan de ti”.

Tangana no posee una voz prodigiosa como la de su ex ni tampoco sabe ejecutar bien ningún instrumento. Alejado de los virtuosismos musicales, su elemento diferencial radica en su capacidad para narrar la época

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No todo es política

Tangana ha recibido muchísimas críticas antes y después de este disco desde corrientes feministas que lo acusan de describir (y por tanto perpetuar) en sus letras relaciones tóxicas, de tener una mirada misógina o de hacer apología visual del machismo en sus vídeos. A esos reclamos se le agregan los de aquellos que repudian su reivindicación y exhibición de españolidad, algo insultante para un país compuesto por identidades enfrentadas.

Asimismo desde el rap pureta que él representaba hace unos años se lo tilda de vendido, y en paralelo se le achaca su posición omnipotente, voluntarista e individualista sobre la realidad humana. “No voto porque no creo en la democracia representativa. La política no es la forma de cambiar las cosas. No necesitas las instituciones para cambiar las cosas, sino dedicarte a cambiarlas. La acción directa es la acción que más vale. El individuo es lo más importante”. Un hombre sin Estado. Sin intermediarios. 

Cuando le reprochan representar un culto al capitalismo responde: “Tengo muchísima más pasta de la que en mi puta vida me hubiera imaginado. Me pagan mucho más dinero del que en la vida hubiera creído que iba a tener. Yo pensaba que ya era rico cuando firmé aquel contrato que ahora no me parece nada. Pero yo no viralizo el sistema. Estoy obsesionado con hacer patente el poder. Entenderlo y participar de él. Si no, quienes lo entienden y participan de él te dominan”.

Asimismo desde el rap pureta que él representaba hace unos años se lo tilda de vendido, y en paralelo se le achaca su posición omnipotente, voluntarista e individualista sobre la realidad humana.

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El héroe tácito

El rol del productor ha ido ganando visibilidad en la música contemporánea. Esto se debe, en buena medida, a la importancia que la producción ha ido adquiriendo en la composición actual. Componer música es crear climas sonoros. Sin los recursos de estudio los temas ya no vuelan.

Si bien en otras culturas e idiomas muchos productores conseguían destacar, en castellano había un vacío que en los últimos años ha comenzado a llenarse. Un reconocimiento tardío para un rol invisible pero cada vez más importante. El productor es el único que no puede no estudiar en la composición popular. El laburante anónimo. No habría Rosalía sin El Guincho, y no habría C. Tangana (ni Madrileño) sin Alizzz. 

El caso más emblemático de la nueva relevancia que ha ido adquiriendo esta figura en la música en nuestro idioma lo ostenta un argentino: el canal de Youtube de Bizarrap acumula más de 2.400 millones de reproducciones y es su figura, incluso por encima de los cantantes, la que acapara las miradas. Sin ser el más virtuoso de los productores y pese a sus todavía evidentes carencias armónicas, ha logrado comprender a la perfección los sonidos que piden los oídos en el 2021 y así como intuir qué cantantes elevarán su obra.

“El Madrileño” es un álbum creado en co-autoría junto al mencionado Alizzz y el multiinstrumentista y compositor Víctor Martínez. Las palabras las pone Pucho. La música la intuye, pero en un momento necesita ayuda. Vocoder, sonidos de favela brasileña y del trap francoárabe, atmósferas construidas a partir de sintetizadores de trazo grueso, arreglos minimalistas y líricas muy logradas acompañan a la tradición de las guitarras y las palmas.

El productor es el único que no puede no estudiar en la composición popular. El laburante anónimo. No habría Rosalía sin El Guincho, y no habría C. Tangana (ni Madrileño) sin Alizzz.

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Trap: significante vacío

Los estilos musicales son simplemente definiciones estéticas. Como cualquier lenguaje, solo una vez que uno comprende sus códigos puede disfrutar de sus mensajes. Son los jóvenes los encargados de incorporar nuevos elementos y así como decretar el agotamiento de los anteriores. 

El trap ha muerto (prematuramente), sentenció el jóven filósofo Ernesto Castro en su libro “El trap. Filosofía millennial para la crisis en España”. El libro repasa al género que fusiona elementos del rap con sonidos y efectos de la electrónica y pareciera no dejar ni un solo cabo suelto: lo hace obsesivamente, reparando hasta en los comentarios de YouTube de cada vídeo de cada artista. La tesis central del autor es que el género se ha agotado en sí mismo y su prueba más cabal es que el término ha pasado a describir casi cualquier cosa que la crítica no comprende. Tal como ocurre con los conceptos ‘neoliberalismo’ y ‘populismo’. 

No se explica el boom en España de un género plebeyo como el trap sin la crisis económica del 2009-2013 así como también por la inmigración masiva. Los nacidos fuera de España pasaron de representar el 2,3% en el año 2000 al 11,4% sobre la población total en 2020. El flamenco, la cumbia y el reggaeton, como el trap, suelen reivindicar con la ostentación propia de las clases bajas, es decir sin culpa ni complejos, el oro, los lujos y el dinero. 

Tampoco se explicaría sin la explosión que tuvo el freestyle y el beatbox en la última década. La vocalidad y la improvisación como método compositivo 100% intuitivo y a prueba de no entendidos en teoría musical. Antes de la crisis económica, la moda cultural imperante en Madrid y Barcelona era el indie. Lo cool, lo hipster –como se repitió hasta el hartazgo– era aquel postureo elitista arraigado en valores snob de blancos caucásicos con aires de superioridad. Los sonidos latinoamericanos eran poco menos que basura en la España pre-crisis. Poner un tema de reguetón hace diez años en una fiesta de españoles urbanos era vaciar la pista de baile. 

Yung Beef tuiteó alguna vez “Jesucristo convirtió el agua en vino yo el regeton en indie”. Hazañas equivalentes. Hoy lo latinoamericano lo impregna todo. Hemos visto a Bad Bunny encabezando el festival Sonar y a J. Balvin el Primavera Sound. La contraconquista cultural. Efectivamente los europeos salidos de los barrios más pobres fueron partícipes necesarios.

Pero como advierte la periodista Ana Iris Simón, “ni el ‘mainstream’ ni la trascendencia eran sonar en el Primavera Sound, sino en el (supermercado) Mercadona”, y C. Tangana lo tenía claro. Estaba decidido a disputar un lugar en el panteón del imaginario español. “Quiero ser como Julio Iglesias, un puto ícono de este país”. Para ese fin ha logrado un disco popular honesto y humilde. 

Lo moderno requiere siempre alguna dosis de traición. El nuevo disco de Tangana es un acto de felonía para sus fans, para la industria, y para la propia modernidad. Viaja al pasado y en vez de apostatar las costumbres utiliza su fuerza a favor de la obra, como en aikido, consiguiendo un revisionismo que ahora luce como necesario.

Antes de la crisis económica, la moda cultural imperante en Madrid y Barcelona era el indie. Lo cool, lo hipster –como se repitió hasta el hartazgo– era aquel postureo elitista arraigado en valores snob de blancos caucásicos con aires de superioridad. Los sonidos latinoamericanos eran poco menos que basura en la España pre-crisis

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El Madrileño

“Madrid me aporta todo. Me gusta el papel que desempeña lo castizo en la cultura española. La chulería madrileña, la determinación, el sentimiento de acogida. Ahora me quiero ir de Madrid porque siempre he vivido allí. Y necesito cosas nuevas. Cuando entendí esto, cuando quise irme, fue cuando me puse “El Madrileño”.

Esta declaración la hizo poco antes de instalarse por un período en la ciudad de Los Ángeles e iniciar amistad con el colectivo Little Spain, determinante en la propuesta visual de Tangana. Santos Bacana, cineasta y uno de los fundadores del grupo Little Spain que agrupa a talentosos creativos en el exilio declaró alguna vez: “Encuentro gozo en la nostalgia… sueño con España por lo que me dejé allí”. Su obra embellece desde lo más vulgar español hasta un surtido de embutidos ibéricos.

Como refleja este tuit, España está en el ADN de Argentina.  “Los que en los 90s crecimos en casas donde se escuchaba el CD de Las Cosas del Querer en loop, conectamos más emotivamente con el disco de C Tangana”. Existe una memoria colectiva que nos permite comprender a la perfección a España y nos atraviesa generacionalmente.

El vídeo “Tiny Desk” de El Madrileño salido la semana pasada es una buena muestra de ello. La escena, compuesta magistralmente cual obra pictórica, posee una iluminación que evoca a La última cena y representa a la perfección la sobremesa española: gitanería, guitarras, las palmas, chupitos, tabaco y la invisible pero siempre presente cocaína. 

España

A la derecha de Pucho, Antonio Carmona canta una canción inédita. A su izquierda La Hungara hace coros. También están en la escena Kiko Veneno, el Niño de Elche, las hijas, sobrinos y esposa de Carmona así como la propia madre y la tía de Antón. Una reunión de amigos y parientes. La sangre es muy importante para la sobremesa mediterránea, madre de las sobremesas argentinas. Allí se encuentra el núcleo de nuestra tradición. Tangana ha mutado para acariciar la tradición. 

“El cambio es mi idiosincracia como artista. Voy a ser artista hasta que me muera. Incluso después de muerto. Músico, no lo sé…”.

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Comentarios

  1. Jose

    el 01/05/2021

    Comparar a KikoVeneno con pocho la pantera. Que desmadre de ignorancia musical tienes hombre.

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