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08 de marzo 2018

Maria Riot

LA PUTA QUE TE PARÓ: LAS TRABAJADORAS SEXUALES PARAMOS ESTE 8M

Tiempo de lectura: 3 minutos

Este 8 de marzo las mujeres, lesbianas, travestis y trans paramos. Y de entro de ellas, estamos las putas, las prostitutas, las trabajadoras sexuales. En el Día de la Mujer trabajadora, nosotras también paramos. Paramos aunque gran parte de la sociedad y también parte del feminismo no nos considera trabajadoras. Socialmente se nos dice que somos las malas mujeres, las de la vida fácil, las que no tenían algo mejor que hacer, que no tenemos dignidad ni vergüenza por algo que llaman “vender su cuerpo”. Dentro del feminismo, que en realidad no es uno sino muchos, es decir, muchas corrientes, posiciones, olas, formas de existir dentro del mismo, también existen quienes históricamente no nos consideran como sujetas dentro del movimiento sino de muchas maneras: víctimas, mujeres a rescatar o sino cómplices del patriarcado, privilegiadas, proxenetas, complotadas con algo inexistente llamado “proxenetismo internacional”.

A pesar de que muchos no quisieran que nuestras voces lleguen cada vez más lejos y que cada vez tengamos más personas que nos escuchan, este jueves paramos por muchas razones y una de ellas es que nos reconozcan como trabajadoras. Poder acceder a derechos laborales como cualquier trabajador, mínimamente obra social y jubilación. Para quienes ejercen la prostitución y no quieran hacerlo, puedan acceder a otras opciones laborales. Suena básico, suena simple, ¿a quién le perjudicaría que estas cosas sucederían en lo cotidiano? ¿no sería algo positivo? ¿En qué cambia que el estado reconozca que nuestro trabajo es trabajo? ¿Que el mismo Ministerio de Trabajo acepte ponernos en las categorías que aparecen si una quiere hacerse monotributista, si parece que en esas opciones hay cualquier trabajo que queramos encontrar, menos el nuestro? Parece que la moral, que la culpa que la iglesia nos moldea aunque muchos se pronuncien ateos o no creyentes sigue haciendo de las suyas, metiéndose en nuestras opciones de vida, en nuestra sexualidad. ¿Por qué se discute si el trabajo sexual es trabajo pero con otros trabajos no pasa lo mismo? ¿El feminismo se opuso cuando pedimos derechos para las empleadas de casas particulares, a pesar de que en su mayoría las mujeres que limpian casas son migrantes y de bajos recursos? ¿La sociedad se cuestiona realmente qué es un trabajo o solo se acuerda de hacerlo cuando se habla de prostitución? Tal vez molesta hablar de ofrecer un servicio sexual a cambio de dinero porque cuestiona todo y habla de temas complejos o no tanto pero que no se hablan mucho: sexualidad, cultura, monogamia, plata, trabajar, deseo, placer, culpa, los roles que tenemos las mujeres en esta sociedad.

Dentro del feminismo, que en realidad no es uno sino muchos, es decir, muchas corrientes, posiciones, olas, formas de existir dentro del mismo, también existen quienes históricamente no nos consideran como sujetas dentro del movimiento

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Este 8 de Marzo llevamos nuestros paraguas rojos, el símbolo internacional de las trabajadoras sexuales, con el pañuelo verde del aborto, con nuestros pins y remeras que remarcan nuestra identidad, la de Putas feministas, nuestro propio feminismo, el que no excluye a las putas y el que milita por sus derechos, con carteles que dicen “trabajo sexual es trabajo”, “sin feminismo no hay putas”, “no más presas por yirar” y la esperanza, pero no el sueño porque no es un sueño sino una meta de poder llegar rápido a ese lugar hacia donde vamos, de poder existir como trabajadoras sexuales en una sociedad y en un feminismo que no nos juzgue, no hable por nosotras y donde podamos participar activamente como sujetas de derecho cada vez con mayor libertad. Para que termine la violencia institucional y que la policía deje de coimearnos para dejarnos estar paradas en la esquina. Donde no tengamos más compañeras presas por trabajar. Para que se implemente el Cupo Laboral Trans y que todas podamos tener varias opciones a la hora de tener que decidir de qué vamos a trabajar. Donde el puta deje de ser un insulto y sea una profesión más. Por una sociedad con cada vez más consciencia de clase, cuestionamiento de nuestros privilegios y sin doble moral.

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