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¿EN QUÉ ANDAN LAS JUVENTUDES PERONISTAS?

Tiempo de lectura: 5 minutos

El jardín de la República es la puerta de la civilización andina a las sierras pampeanas. Quizás en un país más grande haya sido imaginado como un centro geográfico. Tucumán fue siempre un escenario de alta intensidad donde se jugaron algunos partidos trascendentes de nuestra historia. Desde la declaración de la independencia hasta el surgimiento de la revolución armada en los 70’s, los tucumanos le han visto la cara a la historia argentina.

Con la excusa de los 200 años de nuestra independencia, la Juventud Peronista tucumana organizó el sábado 1 de octubre (en Tucumán) un encuentro para discutir con delegaciones de Salta, Jujuy, Catamarca, Buenos Aires, Santa Fe, CABA, La Pampa, Santiago del Estero y Córdoba “cómo aportar en la construcción de una nueva mayoría que revitalice el proyecto de una gran Nación”. Tal cual como lo leen. Para eso se convocaron a las “juventudes peronistas” así en plural, porque era necesario asumir de movida que no hay una sola JP, sino muchas. Y esa pluralidad hay que admitirla como parte de la realidad concreta.

El viernes a la tarde en el PJ, mientras sonaba algo de rock nacional, iban cayendo los compañeros del interior tucumano, los referentes sindicales, sociales, universitarios y algunos de otras provincias. Para estos últimos fue toda una novedad el hecho de tener que gestionar sus propios pasajes. ¿Por qué? Porque en los últimos años nos habíamos acostumbrado a los encuentros all inclusive, bromeaban entre lamentos.

Durante el Cabildo abierto los compañeros pedían la palabra y decían lo que sentían, algunos -todavía- a modo de catarsis. Muchos descargaban su ira contra la dirigencia y algunos otros celebraban poder expresarse sin las orejas siempre dispuestas de los comisarios políticos. Se acabaron las charreteras y con ellas la verticalidad absurda que impone sentido desde el puerto.

en los últimos años nos habíamos acostumbrado a los encuentros all inclusive

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Hay una generación que se anda buscando y ya no está contenida bajo el paraguas de orgas que no se corresponden con las particularidades de cada territorio. Advertimos que el proyecto nacional no existe sin que lo sustente un federalismo político que respete los liderazgos locales, así como es inconcebible sin un marco de contención regional que lo impulse en el orden internacional.

Algunas discusiones casi terminan a las manos. Las consecuencias de salir del microclima. Si la política es siempre hacia afuera, hay que bancarse la discusión. Durante mucho tiempo los dirigentes se preocuparon por las fotos, pero no por lo que iba a decir la gente -que no tiene interés en las internas del peronismo- sino por lo que iban a decir arriba. La CGT le enseñó a la política que no hay unidad sin pelea y discusión. ¿O se piensan que todos estaban de acuerdo con la apertura hacia los movimientos sociales? Por otro lado, CFK le enseñó a todos que los acuerdos sin un sentido político no tienen valor. La CGT puede estar unidísima, pero si no se para de manos cuando le tocan el culo a los trabajadores, la unidad es ficticia.

Estamos frente a un gran dilema: por un lado, la política tiene que cerrar con todos los compañeros adentro. Por otro, eso no se puede hacer porque sí, sino en función de un proyecto nacional. Si no se logra salir de esa encerrona, no hay frente posible, ni renovador ni ciudadano. De seguir atrincherados en los núcleos duros, apuntando los cañones hacia adentro, no habrá conexión entre las ideas y la realidad, entre la ideología y la capacidad de ganar elecciones.

Se acabaron las charreteras y la verticalidad absurda

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El sábado a la mañana, los compañeros se fueron juntando de a poco en la casa histórica, donde los congresales de las provincias unidas declararon la independencia de la máscara de Fernando VII, allá por 1816. Por supuesto, ninguno cayó puntual. La noche anterior muchos se habían quedado fraternizando, empanadas y damajuanas de por medio.

En la casa histórica, los referentes de las organizaciones participantes firmaron un acuerdo en el cual se establecía que “este encuentro no es una foto con fines publicitarios, ni obedece al plano abstracto del entretenimiento teórico, sino que viene a transformar las fracasadas formas de militancia espontaneísta sin objetivos y programas políticos propios, porque el contexto político reclama con urgencia un movimiento firme y unido que ampare los anhelos del pueblo, porque el honor y el legado histórico de ser Jota Pe, nos obliga a plantear nuestra lucha contra un nuevo proceso de colonización.”

Firmada el acta nos trasladamos a la sede del PJ local para almorzar y darle comienzo a las mesas de trabajo, sonaron Almafuerte, los Gedes y Mala Fama. Hubo mesas sobre independencia económica, sindicalismo, organización social, comunicación, universidad y salud. En todas hubo discusiones de alto volumen político sobre lo que nuestra generación piensa que el peronismo debe asumir como un desafío de cara al futuro. En todas hablamos, sobre todo, de lo que está a nuestro alcance, que no puede ser sólo acompañar dirigentes. A 50 años del Operativo Cóndor, se recordó que los leales pueden disentir, pero los obsecuentes siempre traicionan.

Algunas discusiones casi terminan a las manos

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Nuestro presente no puede pasar por apostar a tal o cual caballo en la carrera electoral, el corazón de ese desafío está en trabajar para detener la fragmentación social y cultural que produce la alianza Cambiemos en la Argentina. Nuestro aporte será significativo si los argentinos nos sentimos un poco más confiados en nosotros mismos, si logramos suplantar el nihilismo liberal por un poco más de fe. Pero, ¿cómo hacer esto?

El problema sería que palabras como pueblo, justicia social, inclusión o desarrollo nacional terminen sonando abstractas, cuando deberían interpelar a las personas. El problema es que muchas veces la política le habla al pueblo en abstracto, cuando debería hablarle a las personas concretas con sus problemas concretos. Mientras no resolvamos eso, seremos como esas vanguardias de pacotilla que solo hablan para sus familias.

En ese sentido, la militancia tiene un rol fundamental. El camino va de la unidad básica a la multiplicidad compleja. Hacer política no puede seguir significando organizar charlas para convencidos al interior de locales que nadie conoce, tiene que ser la condición de posibilidad del encuentro entre personas que en general piensan muy diferente.

hablarle a las personas concretas con sus problemas concretos

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Si bien es un hecho consumado que no existe una participación activa de las mayorías en las democracias contemporáneas, hay una tarea pendiente de fortalecer bases de participación. El pensamiento de izquierda entiende que esto se logra con sumar militantes y promover el activismo social. El peronismo entiende que el verdadero objetivo no es generar un estado deliberativo generalizado tendiente a la democracia directa, sino simplemente la expansión del amor a la patria a través de la representación simbólica y política de aquellos puntos en los que todos los argentinos estamos de acuerdo, aun cuando parezca lo contrario.

De cualquier otra forma, jamás lograremos superar el cuello de botella de la historia pendular. Los pueblos que están constantemente volviendo a empezar, en el largo plazo terminan fracasando. Si no encontramos el sentido del largo plazo, seremos un apéndice de otra cosa. 200 años después de la declaración de la independencia no hemos logrado sellar nuestro destino de grandeza y lo peor que nos puede pasar es ser una eterna promesa. Lograr esa síntesis es el desafío de las juventudes peronistas.

JP

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