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19 de noviembre 2015

Pablo Touzon

EL DRON DEL POLITÓLOGO

Tiempo de lectura: 4 minutos

 

Meses antes de que Gorbachov declarara disuelta la Unión Soviética y arriara la bandera roja de la muralla del Kremlin, el pase de facturas dentro de los especialistas en la URSS- la sovietología, esa disciplina perimida- ya era trending topic mundial. “¿Nadie lo anticipó?” “¿Quiénes lo vieron venir?”. Inclusive dentro del establishment político norteamericano, las diferentes agencias de inteligencia fueron cuestionadas por no haber previsto la desintegración del coloso. Se suponía que, con el acceso casi ilimitado a la información disponible, a los “datos duros”, las conclusiones solo podían ser acertadas, y las prognosis siempre correctas. Emmanuel Todd, Raymond Aron o Robert Conquest, quien sostenía “La URSS es un país en donde el sistema político es radical y peligrosamente inapropiado para su dinámica económica y social. Esa es la fórmula para el cambio, que puede ser abrupto y catastrófico”, algunos de los que intuyeron la caída, no estaban mas “informados” que la CIA. Sencillamente la interpretaban de manera diferente.

El cambio sistémico que experimenta el sistema político argentino en el último mes parece aportar los mismos interrogantes. Más allá (o más acá) del fracaso generalizado de las encuestas de opinión, la pregunta se sostiene: ¿no era acaso el peronismo el demiurgo secreto de toda la política argentina? ¿El infalible distribuidor de poder? ¿El PJ, el reservorio implacable de la realpolitk ganadora?

Parte del análisis, y de cierta politología a la moda, pareciera proceder como un dron que, sobrevolando el territorio nacional, sacase y revelase fotos satelitales, de muy nítida precisión. Si los U2 americanos fotografiaban arsenales, tanques, barcos y misiles atómicos, el dron politológico argentino fotografía gobernadores, diputados, e intendentes. Las “dotaciones” de poder, pero nunca su dinámica. Atrapado en la descripción de ese arsenal, ignora por completo para que y hacia donde apuntan. Fetichizando los “fierros”, descuida el hecho central de que el poder no nace de la boca del fusil, sino de la mano que acciona el gatillo. O que lo que importa no es el tamaño del miembro, sino como y para que se lo usa.

Aplicar esta metodología tiene obvias consecuencias en el análisis: se prueba la “resiliencia” de los dos ex grandes partidos de la Argentina (UCR y PJ), pero se hace virtualmente imposible de interpretar fenómenos (no precisamente menores) como el auge del PRO y la resiliencia ( ahí si) del massismo y del Frente Renovador. Porque esta lógica “cuantitativa” prescinde de explicar el núcleo fundamental del poder político, que es la estructura de la decisión.

¿Qué rol tuvo “el peronismo” (el PJ), parlamentario o federal, en la elaboración de las decisiones fundamentales de Estado de los últimos 12 años? Derogación de leyes de impunidad, Conflicto con el Campo, Ley de Medios, Matrimonio Igualitario, Default, devaluaciones, cepo cambiario, relaciones con Venezuela.. En absolutamente todos los casos, la totalidad del proceso decisorio se ubico en otro lado, tabicado en la Casa Rosada. EL FPV, espacio inorgánico y desterritorializado del kirchnerismo, y metonimia del apellido Kirchner en el poder. (Incluso el sciolismo no deja de expresar otra forma “gaseosa”, de banda reducida y asesores de palacio que circunstancialmente se asumen como representantes de un peronismo clásico)

DRON TOUZON II

Algo similar podría afirmarse con respecto a la UCR en el marco de Frente Cambiemos, y en su alianza con el PRO. El profundo silencio de la dirigencia radical sobre todos los temas que refieren a decisiones de Estado y los rumbos de las decisiones estratégicas, hablan de la aceptación plena de su papel subordinado y del rol dirigencial del PRO. En este punto, Ernesto Sanz parecería haber armado un perfecto “sindicato de políticos”, presto a ocupar sin mayores cuestionamientos la planta estatal y pelear sus propias paritarias, pero sin mucho que ofrecerle a la sociedad argentina “civil” puertas afuera.

El escándalo del massismo para esta visión es que su existencia misma contradice sus principios axiomáticos. Vaciada de su base territorial, destruida en parte por errores propios y, sobre todo, por la gigantesca operación lanzada desde el Estado a tal fin (esa semana donde “el massismo dejaba a Sergio Massa”), el armado renovador se reconstruyó en base al liderazgo de opinión, los temas (“las propuestas”) , el “equipo” del mejor ex kirchnerismo (Solá. Moyano) y de los guerreros del 2002 (Lavana, Pignanelli) y, por supuesto, a la figura misma de Massa.

El cuenta gobernadores no puede, por este mismo esquema de pensamiento, procesar y explicar “lo nuevo”, y, en una campaña dominada totalmente por el PRO, el FPV y el Frente Renovador, solo le resta el guiño canchero y cómplice del que sostiene “ya retornará lo de siempre”. Este reflejo conservador y condicionado, sin embargo, puede no ser solamente un problema interno del sindicato de analistas. Representó en muchos sentidos el credo de fe sobre el cual operó la racionalidad política del “peronismo que se quedó”, encarnado virtualmente en Daniel Scioli. Sobreestimando sus fierros, y subestimando a la sociedad que aspiraba a representar, dio por descontado el resultado de la elección y se dedicó a su faena interna, como un PRI desordenado y de raje.

La historia electoral no justificaba comprar los fuegos artificiales por adelantado. El sacrosanto y temido peronismo bonaerense (ese “putinismo” criollo), núcleo duro del peronismo estatizado post 2002, ya había sido derrotado en 1997 por Fernández Meijide, en 2005 por Néstor y Cristina Kirchner, en 2009 por Francisco de Narváez y Unión Pro, y en 2013 por Sergio Massa y el FR, antes de perder la gobernación en 2015 con María Eugenia Vidal. En definitiva, solo había ganado en el contexto de elecciones presidenciales, probando que la tracción era de arriba hacia abajo, y confirmando, por ende, lo obsoleto de su existencia. Un caballero que se pudría adentro de su armadura. La sociedad ya había dado el aviso.

El satélite que sobrevoló la URSS en 1988 fotografió más y mejores misiles que su hermano pulki de 1967. Un arsenal para destruir la Humanidad 80 veces. ¿Qué fotografiará el dron del politólogo argentino en 2016?

DRON TOUZON III

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Comentarios

  1. Jorge Touzon

    el 19/11/2015

    No sè que fotografiará el dron en 2016, pero presumo lo del 2018, millones de clase medieros argentos diciendo”yo no lo voté” como decía el maestro Don Arturo, “cuando la clase media está mal vota bien pero cuando está bien vota mal”. Esto no excluye las desastrosas decisiones de nuestro Kremlin vernáculo con vista al Lago Argentino, pero como decía el bisabuelo gallego” hay algunos que con tal de no darle gusto al culo se cagan encima”. ya les tocará limpiarse, eso sí con papel higiénico importado.

  2. José Luis

    el 20/11/2015

    EL PAPEL DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN FALTA VALORAR EN ESTE ARTÍCULO, SU PARTICIPACIÓN TANTO EN RUSIA COMO EN ARGENTINA.

  3. NO FUE MAGIA | Panamá

    el 24/11/2015

    […] EL DRON DEL POLITÓLOGO […]

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