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18 de septiembre 2016

Aurelio Tomás

Periodista. Corresponsal para Panamá en USA.

EL COMANDO CENTRAL DE MADAME PRESIDENT

Tiempo de lectura: 4 minutos

“Al final del día necesitamos una lista con todas las llamadas que se hicieron”, reclama a su interlocutor un joven de unos veinte y pico de años. Lleva bermudas y zapatillas. Está sentado en un almohadón sobredimensionado que comparte con otras tres personas de su misma edad. Es uno de los cientos de jóvenes que pueblan el comando de campaña de Hillary Clinton. Algunos trabajan en cubículos, otros en puff o banquitos. A ninguno le falta su computadora y hay pilas de Macbook que aún siguen en sus cajas.

El comando central de la candidata del Partido Demócrata está ubicado sobre una torre a pocos metros del puente de Brooklyn, en el emblemático barrio vecino a Manhattan. Ocupa tres pisos y antes que un comité de campaña parece una mezcla de call center y compañía tecnológica de Silicon Valley.

No hay una sola persona que supere los cuarenta, y según me explicó luego un experimentado periodista, esto es normal: “Sólo los jóvenes aguantan el ritmo frenético de trabajo y el bajo sueldo, muchos aspiran a llegar a puestos públicos tras la elección.”

En la entrada hay un gran cartel que dice  “Los Voluntarios de Hillary por América”, pero la mayoría de los que está trabajando allí gana un sueldo. Modesto, según nos cuentan. Trabajan a destajo para sumar votantes potenciales, convencer a los indecisos e incorporar a voluntarios para que potencien la campaña. Según un medidor de papel, con forma de contador de velocidad de auto, lograron incorporar ya un millón de voluntarios.

muchos aspiran a llegar a puestos públicos tras la elección

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En otra pared, muestran los temas que tienen que enfatizar cada semana. Esta vez toca “Los latinos en América”, la semana anterior había sido “Las mujeres en el lugar de trabajo”. Todos los temas de la semana apuntan a minorías o sectores postergados: “ser un negro en América”, “la experiencia de los musulmanes en América”  y “Clasismo e ingresos”, completan la terna. Apuntan todos ellos al talón débil de Donald Trump, la falta de apoyo fuera de la mayoría blanca que se siente atraída por el muro que promete construir  (con plata mexicana).

Uno de los puntos neurálgicos de las oficinas es donde se están concentrando los esfuerzos para lograr altos niveles de participación en los Estados que tienen voto anticipado. Unas 33 jurisdicciones permiten votar por correo antes del martes 8 de noviembre, día en el que se definirá el próximo Comandante en Jefe de los Estados Unidos.

“Desde hoy hasta la elección hay cada semana algún estado iniciando el período de votación anticipada o cerrando el registro para los votantes”, explica uno de los coordinadores.

El sistema de colegio electoral que rige en ese país, hace que la batalla por la presidencia sea una lucha por electores antes que por votantes. En cada jurisdicción se pone en juego un número de electores que es relativamente proporcional a su población. Y el ganador se lleva todos. Así, el ganador puede no ser el más votado.

una lucha por electores antes que por votantes

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“No hay que prestarle atención a ninguna encuesta, hay sólo tres números que importan para definir la presidencia: 10, 10 y 270” explica David Schultz, profesor de Ciencia Política en la Universidad de Minnesota. “La elección será definida por el 10% de indecisos en los 10 Estados swingers que definen qué candidato alcanza los 270 electores que permiten acceder a la Presidencia.”

La mayoría de los Estados vota siempre a un partido -California a los Demócratas y Alabama a Republicanos, por ejemplo-. Y hay 10, como Ohio, Florida, Wisconsin y Pensilvania que cambian de color en cada elección.  

Esto ha sido siempre así, pero también hay quien duda de que esta manera tradicional de entender las elecciones sirva para entender la contienda en curso.

La apuesta de Trump es romper este molde. La de Hillary mantenerlo. En los papeles, la ex Primera Dama debería ganar uno o dos estados vacilantes para alcanzar los 270 electores. Trump, en cambio, tendría que imponerse en al menos ocho jurisdicciones indecisas.
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“Hay que descartar todo lo que sabemos sobre elecciones en Estados Unidos”, advierte desde la redacción del Wall Street Journal el jefe de la sección política, Glenn Hall. “Por primera vez, la campaña demócrata cuenta con muchos más recursos que la de los republicanos; los votantes más ricos y educados se inclinan por la candidata demócrata, antes que por el republicano como ocurrió en casi todas las elecciones, y muchos trabajadores apoyan a Trump antes que a Hillary”, apunta Hall.

Los periodistas y analistas políticos están disfrutando de estos debates. La elección se ha convertido en una fuente de mejores ventas y, sobre todo, de más “clicks” y “visitantes únicos” en los principales medios norteamericanos.

Quienes no están tan contentos son los empresarios. La América corporativa. “Están aterrados; nada les gusta menos que la incertidumbre y esto es lo que caracteriza esta contienda y el futuro político de EEUU; si gana Hillary se pueden esperar más regulaciones, si gana Trump podría sacar al país de tratados comerciales como el Nafta”, explica Hall.

Incluso, advierte, hay signos de que hay una fuerte baja en la inversión productiva por el panorama político. “Esto parece Argentina”, sugiero. “No es para tanto”, responde entre risas.

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