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20 de agosto 2015

Tomás Di Pietro

¿A DÓNDE VA PODEMOS?

Tiempo de lectura: 8 minutos

Rajoy debe convocar a elecciones generales en España entre el 20 de noviembre y el 20 de diciembre. Faltan unos 100 días, y la marea continúa tan revuelta que cuesta adivinar qué pasará. Las mismas encuestadoras que nos decían a comienzos de año que Podemos sería gobierno hoy dicen que se ha “derrumbado”. Para poder interpretar mejor los sondeos, merece la pena repasar algunos detalles.

¿Quiénes hacen estas encuestas?

 Las dos encuestadoras que marcan el pulso electoral del país son el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) y Metroscopia.

– El CIS es un organismo autónomo público, es decir que depende del estado pero es ‘independiente’. Es el más fiable teniendo en cuenta el universo y tamaño de la muestra de sus sondeos.

– Metroscopia es de ‘El País’, el periódico más leído en España (después del deportivo Marca). Grupo Prisa. Históricamente anti PP y pro PSOE; en el siglo XXI anti populismos latinoamericanos, evidentemente anti Podemos y eventual defensor del bipartidismo cuando hay que cerrar filas.

Cuando Podemos nació para competir en las elecciones europeas de mayo del 2014, estas dos encuestadoras, y las otras, y los medios de comunicación hegemónicos, dieron escasa cobertura del fenómeno y le auguraron, una semana antes de las elecciones, un quinto de los votos que finalmente obtuvo.

 ¿Qué dicen ahora?

 

Metroscopia — estimación de voto — 26 de julio 2015:

Captura de pantalla 2015-08-19 a la(s) 06.54.53

Metroscopia — voto directo — 25 de julio 2015:

 

2

CIS — Estimación de voto — 4 de agosto 2015:

3 

En voto directo según el CIS, el PSOE obtendría el 17,3%, el PP 16%, mientras que Podemos el 12,6%.

Cabe aclarar:

– La intención de voto directo se obtiene preguntando de manera directa a los encuestados a quién votarían si las elecciones se celebrasen en ese mismo día. Las cifras son bajas porque mucha gente no sabe aún qué votará. Son las que hay que mirar.

– La estimación de voto se elabora a partir del análisis de las respuestas que los encuestados ofrecen a una serie de cuestiones. Es decir, se ‘cocinan’. Son las que los medios repiten como loros, instalando sus propias teorías.

 Un dato que puede aportar algo más para el tramo final de las campañas: el último barómetro del CIS expone que las primeras preocupaciones de los ciudadanos son el aumento del paro (78,8%) y la corrupción (43,7%).

En España no gobierna necesariamente quién obtiene más votos. Cuando un grupo parlamentario no tiene mayoría suficiente como para formar gobierno en soledad, o bien se intentar formar un gobierno en minoría mediante una negociación con otras fuerzas políticas que voten a favor de su candidato en la investidura y posteriormente se legislará buscando apoyos parlamentarios puntuales en cada votación; o bien se intenta formar un gobierno de coalición negociando con otra(s) fuerza(s) la creación de un gabinete de gobierno que contenga miembros de todos los partidos del acuerdo.

Teniendo en cuenta los últimos sondeos mensuales y la ley electoral española, el escenario actual sería de triple empate técnico, con un actor (Ciudadanos) que acabaría siendo decisivo.

Según la última medición de Metroscopia, ante un hipotético Gobierno de coalición, los votantes se decantan por una alianza entre PSOE y Podemos, con un 21,1%, bastante lejos de la segunda opción, PSOE con Ciudadanos, con 10,9%.

En relación a este posible escenario, Iñigo Errejón, Secretario Político del partido y número dos de la formación, dijo la semana pasada: “De momento no sabemos con qué partido socialista habría que hablar”.

“La última decisión política del PSOE en el Gobierno fue indultar a un banquero… Con ese PSOE no hay nada que hablar. Ahora bien, que el PSOE decide concurrir a la senda del cambio político, esto es, de poner las instituciones al servicio de la mayoría empobrecida, de abrir puertas y ventanas… Entonces es posible que pueda haber entendimiento”, consideró Iñigo.

Podemos tiene que vencer al PSOE, con quién disputa votos, para someterlo. Es a quien culpa de no haber hecho todos estos años lo que los socialdemócratas europeos deberían hacer. Los grandes defraudadores de la historia reciente.

No disputa votantes con el PP, de hecho le queda cómodo el PP como adversario. Es el necesario rival de las antípodas.

El PP trata de equiparar al PSOE con Podemos y tilda a ambos de extrema izquierda irresponsable. El PSOE está flanqueado.

Ciudadanos, un partido catalán anti independencia que disputa la “centralidad del tablero” ideológico a Podemos (se definen de centro izquierda y son liberales) posiblemente sea quien tenga la llave de gobierno ante la necesidad de pactar. No tienen problemas ideológicos en acordar con nadie, ya lo han demostrado tras las elecciones autonómicas del 24 de mayo.

Decía Iñigo en una entrevista el año pasado, justo antes del debut electoral de Podemos, sobre el PSOE: “Quien esté a favor de los servicios públicos, de los derechos de la ciudadanía, de la redistribución de la riqueza, se dará cuenta que esas facciones políticas no satisfacen sus demandas, se dará cuenta que hemos llegado a un régimen de sometimiento casi colonial y de estancamiento de la soberanía nacional”.

Un pacto entre Podemos y PSOE podría defraudar a una parcialidad de los votantes de Podemos que apostó por el partido como alternativa a todo aquello que engloba la palabra “casta”.

Pero negarse a ser parte del gobierno también podría defraudar a aquellos que creyeron firmemente que Podemos llegaba para gobernar, y no como refugio ideológico. Ante la imposibilidad de “tomar el cielo por asalto”, ¿habría que conformarse aunque sea con golpear las puertas del cielo?

Ocupar la centralidad del tablero es uno de los retos con los que se enfrenta Podemos. La disputa por el centro ideológico, ser el vocero del “sentido común” y el no ser concebido como una opción radical. Las encuestas dicen que no lo consigue.

Según Metroscopio, siendo la calificación 0 “extrema izquierda” y 10 “extrema derecha”, Podemos es posicionado en promedio con una nota de 2,2.

La población española se percibe a sí misma en promedio en un 4,8.

Tanto el PSOE (4,5) como Ciudadanos (5,9) estarían mejor posicionados para ser percibidos como más ‘al centro’.

Presionado por sectores minoritarios de la izquierda para hacer un gran pacto de “unidad popular”, Iglesias se dirigió a esos sectores diciendo “que se queden con la bandera roja y nos dejen en paz. Yo quiero ganar”.

Otro dilema para la joven formación es la sobreexposición mediática de Iglesias, que si bien lo ha llevado a ser el segundo político más conocido del país (99), detrás de Rajoy (100), al mismo tiempo lo posiciona tercero con mayor desaprobación (65%) detrás de Rajoy (73%) y el Presidente de la Generalitat de Catalunya Artur Más (85%). Estos datos también son de Metroscopia. Su imagen es equivalente a la de alguien que tiene un cargo en el desgastante poder ejecutivo.

Pablo Iglesias ya ha mencionado en más de una entrevista que su llegada a la política no será para quedarse a vivir. Según se desprende de diferentes declaraciones, tratará de ser gobierno durante una o dos legislaturas y luego volverá a su hábitat de profesor universitario y comunicador en los medios.

Incluso por estos días sectores de la prensa instalaron la hipótesis de que, de perder las elecciones, Pablo Iglesias se retiraría de la política. Esto no fue desmentido por él directamente, pero sí por Errejón.

Por su parte, Errejón es un alto cuadro académico y un ya demostrado precoz talento de la táctica y la estrategia en política. Pero cuando se trata de carisma mediático, pocos funcionan como Iglesias.

Errejón

Este críptico tuit de Iñigo le valió muchas burlas y risas (él también se enganchó) quedando como un nerd intelectual incomprensible. Aun hay gente que se pregunta qué quiso decir.

En la última emisión del programa televisivo de tertulia política que conduce Iglesias llamado ‘Fort Apche’, analizó que hay que “colocar en una posición de subalternidad a los sectores socialdemócratas y obligarles: o giras, o desapareces porque todo tu espacio político lo voy a ocupar yo”. Esto es lo que ha sucedido en Grecia con el PASOK ante la irrupción de Syriza.

“Mi obsesión, lo fundamental para el cambio de régimen es superar al PSOE porque solamente superándolo tendremos al PSOE en la posición de: o eliges aliarte con el Partido Popular y entonces nosotros tendremos posibilidades de tener mayoría absoluta, o asumes que hay que hacer una política distinta y además intentamos que la familia socialdemócrata europea apueste por una recuperación del keynesianismo”, agregó.

Y en cuanto a las posibilidades de gobernar desde la izquierda y no desde un sentido común ‘de centro’, sentenció: “Hay determinadas opciones que nosotros no podríamos tomar porque no contaríamos ni siquiera con el apoyo de la opinión pública”.

Quién dude que Pablo Iglesias o Alexis Tsipras no pertenecen a la izquierda radical está reflexionando fuera del recipiente. Pero no tanto como aquel que no comprenda que Podemos no es un partido de ultra izquierda..

La política es el arte de lo posible, no de lo imposible. La política es consenso. España no está lista para un gobierno de extrema izquierda. Podemos es un partido reformista que articula un discurso de empoderamiento ciudadano anti corrupción, de recuperación de la soberanía nacional y de independencia económica. Y bajo la lógica de disputar seriamente la toma del poder. Como si fuera un peronismo ApE (apto para Europa). Un peronismo tolerancia cero.

En el horizonte de mediano plazo europeo se observa el auge de la figura de Marine Le Pen en Francia, y esto abre un mar de miedos a nivel continental. La posibilidad de un gobierno xenófobo y paranoico en Francia (aunque anti liberal, y por ende potencial socio de la izquierda en políticas anti austeridad, y muy proclive a romper la UE) puede ser la detonación del proyecto europeo tal y como lo conocemos hasta ahora. Y una Europa sin Unión es el regreso a una Europa altamente susceptible de conflictos bélicos.

Iglesias, que habla con Tsipras permanentemente, está convencido que en esta Europa hay cada vez menos alternativa. Pero salir de euro hoy, devaluar, un potencial estado de aislamiento, una dependencia excesiva del turismo, la posibilidad de un corralito, enfrentarse a las potencias europeas, a la OTAN, quedar a merced de una subordinación a Rusia,…no se representa como un escenario muy atractivo tampoco. Y paralelamente la opinión pública no acompañaría tal decisión. Las últimas encuestas en Grecia marcaban que más del 70% aprueba que Tsipras no haya roto con Europa. Es presumible que en España la cifra es aún mayor. Los europeos se quieren quedar en Europa. Europa abriga al calor del Bienestar social. Europa es conservadora porque quiere conservar lo que tiene. La realidad de España, aún en la peor de sus crisis contemporáneas, dista mucho de la latinoamericana. La peor crisis española en décadas es un paraíso para los países en vías de desarrollo.

Podría decirse que España no está todo lo mal que necesitaría estar para que Podemos explotara como fuerza política. Hay que entender que un 25% de parados, un 50% de jóvenes en paro, significa que esa gente recibe una prestación compensatoria del estado, un salario mínimo, indigno e insuficiente, pero un ingreso al fin.

Con menos, con mucho menos, nos hemos conformado nosotros. El viejo continente se encarga de que la crisis europea la paguen otros. La paguen los miles de migrantes que escapan de sus vidas miserables y llegan cada día por el Mediterráneo. España aún tiene con qué resistir, no está tan mal con ojos latinoamericanos. Si estuviera tan mal Rajoy no sería candidato, y el PP y el PSOE no estarían en la posición de triple empate técnico.

Si la situación fuera más grave, un liderazgo fuerte y audaz como el de Iglesias posiblemente se tornaría irresistible para una amplia mayoría.

Cuando las crisis son de forma pero no tanto de contenido, cuando la basura es revisada por los africanos pero no por europeos, entonces los europeos no tienen tantas urgencias, y los liderazgos más suaves son bienvenidos.

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